28 de abril de 1945: Hace 75 años, Mussolini era fusilado a manos de los partisanos

Por Silvia Santos (Dirigente de la UIT-CI)

“Por las montañas anduvieron los partisanos, en las cárceles fueron presos, en los campos los ahorcaron, allí murieron italianos que pelearon por la libertad y muchos de ellos, por el socialismo.”

La lluviosa noche del 26 de abril, la columna partisana Garibaldi bloqueó la carretera. A las seis y media de la mañana del día siguiente, 27 de abril, se difundió la noticia de que se aproximaba una columna enemiga. Detenida la columna, los partisanos descubrieron al “Duce”, y una vez desarmado, fue detenido y llevado al ayuntamiento de Dongo, en la localidad de Como, sobre el lago del mismo nombre.

Los partisanos llevaron al Duce y a Claretta Petacci en coche hacia el sur, hasta la aldea de San Giulino di Mezzegra. La pareja fue llevada a una casa próxima ocupada por los rebeldes. Poco después llegaban las órdenes de Milán, de parte de los comunistas, de aplicar a Mussolini y Claretta la justicia sumaria.

Conducido a las puertas de la Villa Belmonte, lugar de la ejecución, el Duce acató sumiso su destino. Empujados contra una tapia, la célebre pareja cayó acribillada por las balas. Era el 28 de abril de 1945.

Poco tiempo después, los cuerpos fueron llevados a Milán, donde fueron colgados en la Plaza Loreto, mismo lugar donde un año antes habían sido ejecutados quince partisanos.

El 29 de abril de 1945 una multitud observaba complacida y exaltada, los cuerpos de Benito Mussolini y su amante, Claretta Petacci, que fueron expuestos colgados boca abajo, junto a los cadáveres de otros quince jerarcas fascistas.

El fascismo y Mussolini

Se conoce más del “fascismo” de Hitler (en realidad, el nazismo) que el del verdadero creador del Partido fascista, y dictador desde 1922 a 1945 Benito Mussolini. Quedaron gravados con más fuerzas en las mentes y en la historia los monstruosos campos de concentración de Hitler y el asesinato de más de 5 millones de judíos, comunistas, gitanos, y trabajadores sospechosos de simpatías con la izquierda.

Pero el cruel dictador Italiano quien estuvo al frente de la república italiana entre 1922 y 1945, no se quedó atrás en la crueldad, en su política pro patronal y contra los trabajadores y en su ardiente anticomunismo.

La Primera Guerra Mundial

Después de finalizada la I Guerra Mundial, los años 1918-20 marcaron un período de “anarquía” en el capitalismo italiano. Una brutal crisis económica se arrastraba por ciudades y campos; la clase obrera y el campesinado, obligaron a la clase dominante a hacer importantes concesiones. En septiembre de 1920 los trabajadores habían tomado las fábricas y las industrias, y los campesinos habían ocupado las tierras. Los capitalistas estaban paralizados por el miedo y el poder, de hecho, estaba en manos de la clase obrera.

Pero a la sombra de la primera guerra mundial, en cuanto crecía la crisis económica y social, el fascismo (de “fascio”, figura que enlazaba varias varillas o unidas) no dejaba de crecer entre la empobrecida clase media y de parte de los trabajadores italianos, a los cuales Mussolini les hablaba desde su periódico “Il Popolo de Italia”.
Su figura crecía, y su discurso resuelto generaba una gran atracción entre las masas populares. En una Italia convulsionada por la crisis y el crecimiento de un activismo sindical de izquierda, Mussolini quien había pasado por el partido socialista italiano del cual había sido expulsado por su “nacionalismo”, logró crear el Partido Nacional Fascista, después de crear una agrupación nacionalista de choque, los llamados “fascis”, bandas fascistas que militaban con cachiporras, cuchillos y pistolas contra el proletariado y sobre todo, contra los líderes de izquierda. Estas bandas de asesinos vagaban por Italia atacando las cooperativas, sindicatos de trabajadores, gobiernos comunales socialistas, etc., bajo la protección de la policía burguesa.

Era necesario un partido bolchevique capaz de sacar las conclusiones necesarias para las masas y de guiar a los trabajadores hacia la conquista del poder. Pero los reformistas, una vez más traicionaron a la clase trabajadora abriendo un período de profunda crisis económica, social y política.

Ascenso y caída de Mussolini

Electo diputado nacional en las elecciones de 1921, Mussolini ya contaba con el apoyo de poderosos empresarios. Poco tiempo después se producía la Marcha sobre Roma, tras la cual el rey Víctor Manuel III le encargó a Mussolini la tarea de formar un nuevo gobierno. En 1922 Mussolini llegó al poder gracias a los terratenientes, los industriales, la Iglesia y la monarquía, como el único medio de preservar sus intereses. Entre ellos, Rocca (los mismos que en Argentina son dueños de Techint), Pirelli (caucho), Orsi (banquero) y el textil “conde” Marzzotto, quien le compró el título nobiliario al propio “Duce”

Fueron más de 20 años de una feroz dictadura. Pero una vez en el poder, el fascismo comenzó a perder su base de clase media. El empobrecimiento y la ruina de la pequeño burguesía se vieron acrecentadas con la victoria del fascismo. Las ilusiones contrarrevolucionarias de la pequeño burguesía pronto desaparecen debido a la cruda realidad del estado totalitario y, por lo tanto, comienza a decaer el apoyo al fascismo. El régimen fascista pierde completamente su base social y se convierte en una dictadura burocrática policiaco-militar.

Con Mussolini, Italia formó parte del reparto colonial entre las potencias sobre todo en África, donde ocupó Etiopía y Libia, y en 1939 ocupó Albania. Así, se iban configurando las alianzas para la segunda guerra mundial, con afinidad con Hitler en Alemania, con quien colaboraría en el exterminio de las masas judías y con Franco en España a quien mandó refuerzos militares y armamento para luchar contra la República, en realidad contra comunistas, socialistas y anarquistas.

Pero a medida que el Eje (Alemania, Japón e Italia) perdía la guerra, se sucedían huelgas de masas en las ciudades contra el incremento insoportable del costo de vida, los campesinos entraban en acción con revueltas menores contra los terratenientes y la insostenible carga impositiva de los funcionarios fascistas y los motines en el ejército eran una indicación del espíritu que existía entre las tropas.

Muy pronto llegaron informes de la guerra contra Grecia que narraban cómo las unidades caían prisioneras cantando el Bandiera Rossa (Bandera Roja), que se convirtió en himno de los partisanos. En el movimiento de masas, lejos de considerar al “líder” como su salvador, empiezan a considerarlo el causante de sus males, y sus “errores”, los que les han llevado a una situación insostenible.

Mientras los aliados controlaban gran parte del mar Mediterráneo, después de la rendición alemana en Túnez, convirtieron a Italia en su nuevo objetivo. Esta, después de las derrotas sufridas en Rusia y África, vivió una situación extremadamente inestable, lo que provocó que buena parte de los italianos desease romper su alianza con los alemanes y el fin de la guerra. Con el desembarco de los aliados en el Sur, Italia quedó dividida en dos: el sur “liberado” y el norte todavía controlado por el nazi fascismo.

La caída de Mussolini: Un gran triunfo democrático traicionado por el PCI y la Comintern

Los partisanos estaban armados y el movimiento obrero y campesino vivía un grado de exaltación como nunca. Habían triunfado sobre el Duce!

El triunfo de los partisanos era innegable y gozaban de gran prestigio. El Poder se encontraba al alcance de la mano, en medio de una aguda crisis burguesa, y con la economía del país destrozada.

Pero ya en febrero de ese año, se habían reunido en Yalta (Crimea), Churchill (Primer Ministro del Reino Unido), Roosevelt (Presidente de los EEUU) y Stalin, Secretario General del PC soviético, para hacer un gran pacto, por el cual se repartían el mundo, quedando Europa occidental en manos capitalistas, y Europa oriental sobre el comando de la Unión Soviética. Eso significaba que los partisanos debían ser desarmados tanto en Italia como en Francia, donde se vivían condiciones similares a las italianas, para poner a los trabajadores a colaborar con la reconstrucción capitalista de sus respectivos países.

Esta gran traición del stalinismo a una verdadera revolución democrática triunfante, como la que había posibilitado el ascenso del nazismo en Alemania, fue la causante de los 20 años de derrotas entre los años 1923 a 1943.

Los heroicos partisanos

“Avanti poppolo, alla riscorsa,
bandiera rossa, bandiera rossa…
Avanti poppolo, con il cannone, rivoluzione…
e viva il socialismo e la liberta”

Este himno, vivando al socialismo, a la bandera roja y a la libertad indicaba el grado de radicalización política del movimiento.

La Resistencia partisana fue un movimiento armado de oposición al fascismo y a las tropas de ocupación nazis instaladas en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, aunque se habla de resistencia desde el comienzo del gobierno de Mussolini. La Resistencia desarrolló una guerra de guerrillas cuando Italia fue invadida por la Alemania Nazi en 1943 y finalizó en abril de 1945 con la rendición de las tropas alemanas. Se calcula que más de 300.000 personas participaron en la lucha armada de la Resistencia (de las cuales, unas 35.000 fueron mujeres). Entre sus miembros había una gran heterogeneidad política e ideológica. La Resistencia se nutrió de soldados que desertaban de las fuerzas armadas, de voluntarios, de miembros de los partidos comunistas, liberales,demócratas-cristianos, socialistas, anarquistas, etc.

La rendición incondicional del ejército alemán tuvo lugar el 29 de abril de 1945. Esto marcó el final de la Resistencia. Es allí donde entró el papel decisivo que tuvieron el Partido Comunista Italiano y el Comintern, traicionando a aquellos millares de partisanos y a millones de italianos que soñaron con un futuro diferente después de haber derrotado al Duce y con la colaboración aliada de franceses y norteamericanos, al otrora poderoso ejército alemán.

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