Afganistán. La invasión yanqui desde 2001

Por Miguel Lamas (dirigente de la UIT-CI)

La invasión comenzó el 7 de octubre de 2001, a menos de un mes de los ataques terroristas en Nueva York, Pensilvania y Washington, que derribaron las Torres Gemelas y dejaron más de 3.000 muertos y heridos.

El supuesto objetivo de la invasión a Afganistán fue “combatir al terrorismo” y capturar a Osama Bin Laden, líder de la organización Al Qaeda, considerado el autor intelectual de los atentados, que estaba refugiado en Afganistán. Con esa excusa, invadió Afganistán e Irak para intentar apuntalar su dominio mundial y apropiarse del petróleo de Irak y Medio Oriente.

Pero, aunque los atentados en los Estados Unidos en 2001 fueron reales, nunca quedaron del todo claros sus orígenes. Años antes, Bin Laden había sido financiado por la CIA y los yanquis le dieron armas y entrenamiento para luchar contra la Unión Soviética en la década del ’80 (cuando la URSS invadió Afganistán). Recién en 2011, en el vecino Pakistán, un comando yanqui capturó, asesinó y arrojó al mar a Bin Laden, aunque nunca se certificó su muerte por la desaparición del cadáver.

Washington contó con el apoyo militar del Reino Unido, Canadá, Australia, Austria, Italia, Nueva Zelanda, Alemania y de otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). También contrató ejércitos privados de mercenarios colombianos y de otros países latinoamericanos. Entre todos, llegó a contar con más de 200.000 efectivos con apoyo de su poderosa aviación.

Pero la invasión yanqui, a pesar de los bombardeos y las masacres, un genocidio, nunca pudo quebrar la resistencia de gran parte del pueblo afgano ni consolidar su dominio. Hoy se retiran derrotados.

Publicado originalmente en El Socialista N°511, Argentina, 2021.

 

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