Manifiesto: Ante la crisis capitalista es imprescindible la unidad en la lucha contra el racismo

Por Organizaciones y dirigentes sociales y políticos

Cada 21 de marzo se conmemora la masacre de Sharpeville perpetrada en 1960. Ese día, el régimen del apartheid sudafricano ametralló una movilización contra leyes que restringían la libertad de movimiento de las personas negras, asesinando a 69 personas e hiriendo a 180. La masacre marcó el inicio de la lucha armada contra el apartheid. Como parte de la lucha internacional contra ese régimen, se logró que en 1966 la ONU declarara el 21 de marzo como Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial.

En las seis décadas luego de Sharpeville, las luchas de los pueblos del mundo han logrado importantes hitos como destruir el apartheid en Sudáfrica; decenas de naciones africanas, de Asia y el Caribe lograron su independencia, y el movimiento por los derechos civiles en EEUU logró revertir algunas de las formas legales de segregación y discriminación racial. Sin embargo, el racismo sigue siendo un rasgo característico del orden capitalista. La crisis económica y social precipitada por la pandemia del covid19, profundizada en el marco de la invasión imperialista rusa a Ucrania, demuestra la propensión de los capitalistas y sus gobiernos a aumentar la opresión racista, la superexplotación y la expulsión de sus territorios a los pueblos negros, indígenas y de etnias racializadas.

La crisis climática producida por la depredación capitalista del ambiente y las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero, las guerras, las recesiones y la desigualdad estructural generan enormes migraciones forzadas. Miles de migrantes de Centroamérica, Suramérica y el Caribe, se dirigen en caravanas hacia los EEUU, enfrentando la represión en cada país que atraviesan. En México, el gobierno de López Obrador pactó con el racista Donald Trump reprimir para que menos migrantes lleguen a la frontera estadounidense. El gobierno de Biden ha continuado con las deportaciones masivas y los campos de concentración para migrantes del complejo ICE. En la última década, la guerra de tierra arrasada de Rusia e Irán en Siria ha expulsado a más de 7 millones de personas y el desastre económico y la violencia social han expulsado a 6 millones de personas en Venezuela. Estas masas de migrantes son discriminadas legalmente, sufren explotación y trata de personas. En Sudáfrica la comunidad inmigrante de Zimbaue sufre la persecución y represión de las autoridades. En EEUU paramilitares patrullan la frontera y cometen asesinatos. Todas las derechas agitan contra las personas migrantes y las convierten en chivos expiatorios para distraer de los problemas sociales, económicos y políticos de cada país.

El gobierno dominicano lleva a cabo desde hace más de un año una campaña racista contra la comunidad inmigrante haitiana, ejecutando miles de deportaciones, construyendo un muro fronterizo e incluso deteniendo arbitrariamente a cientos de mujeres embarazadas en los hospitales. En 2013 se aplicó la desnacionalización racista de unas 200 mil personas dominicanas de ascendencia haitiana mediante una sentencia judicial y la mayoría sigue estando en situación de apatridia hasta el día de hoy.

En Haití, luego de 14 años de ocupación militar por parte de la Minustah, en los que se cometieron numerosos abusos racistas, con tropas provistas en su mayoría por gobiernos sudamericanos “progresistas”, el Core Group sigue ejerciendo una función de tutelaje semicolonial. Exigimos respeto al derecho a la autodeterminación del pueblo haitiano sin injerencia imperialista. Tanto en Haití como en todos los países ex coloniales africanos, latinoamericanos y caribeños víctimas del tráfico transatlántico de personas esclavizadas, es importante exigir el pago de reparaciones económicas por parte del imperialismo europeo y estadounidense.

Millones de indígenas desde Chile hasta México sufren discriminación racista, expulsión de sus tierras entregadas a capitales megamineros y a la gran agroindustria. Las consecuencias del calentamiento global también reflejan las desigualdades del sistema capitalista, ya que los países africanos, asiáticos, polinesios y latinoamericanos que menos emisiones de gases de efecto invernadero producen son los que más sufren los estragos de la crisis climática. La expansión de las fronteras agrícolas y la expansión de las grandes granjas industriales de cría de animales, generan focos de generación de pandemias como la del covid19. El capitalismo, que está en el origen de la actual crisis sanitaria, también genera mecanismos de exclusión en la respuesta a la pandemia: al mes de febrero de 2022, dos terceras partes de la población mundial había recibido al menos una dosis de la vacuna, pero en los países más pobres, semicoloniales, ese porcentaje es de apenas el 10%.

En Europa los gobiernos dejan naufragar y niegan auxilio a inmigrantes provenientes de África y el Medio Oriente en el mar Mediterráneo y el Canal de la Mancha, o los dejan morir congelados en la frontera entre Bielorrusia y Polonia. Apoyamos que sean recibidos y auxiliados los refugiados ucranianos, consecuencia de la criminal agresión imperialista de Putin contra Ucrania, pero rechazamos el doble rasero racista cuando la Unión Europea ha rechazado y reprimido a inmigrantes provenientes de otras regiones azotadas por las guerras. También rechazamos la discriminación de las autoridades ucranianas y polacas contra estudiantes y trabajadores africanos, latinoamericanos y asiáticos que intentan huir de la invasión rusa. Desde Grecia hasta Australia, miles de personas migrantes se encuentran confinadas. El gobierno de extrema derecha de Hungría construye una cerca electrificada en la frontera con Serbia. Con el apoyo económico y logístico del gobierno imperialista ruso, partidos de ultraderecha han avanzado electoralmente en varios países europeos, alimentando la islamofobia y el antisemitismo.

El gobierno derechista y fundamentalista en La India ha institucionalizado la discriminación contra millones de musulmanes. Lo mismo hace la dictadura capitalista china contra el pueblo uigur. En Birmania un millón de personas del pueblo Rohyngia han sido desnacionalizadas y sufren persecución. Solo el triunfo de la “Revolución de Primavera” y el derrocamiento de la dictadura militar puede abrir el camino al restablecimiento de los derechos de los Rohyngia y de todos los pueblos de Birmania.

El apartheid israelí, denunciado desde hace décadas por el pueblo palestino y recientemente reconocido por organizaciones de derechos humanos internacionales, es una de las expresiones más graves de racismo, colonialismo y fascismo contemporáneo. Con el apoyo incondicional de EEUU, la entidad colonial sionista lleva a cabo una campaña sostenida de limpieza étnica desde su fundación en 1948. El sistema kafala, de “apadrinamiento” patronal, lesiona los derechos más elementales de trabajadores inmigrantes, especialmente mujeres africanas y asiáticas, en países del Medio Oriente como El Líbano, Qatar y Arabia Saudí, y es considerado una forma contemporánea de semiesclavitud.

El masivo movimiento de Black Lives Matter, que movilizó a millones de personas contra los asesinatos policiales racistas en EEUU en 2020, ha tenido un impacto mundial y ha surgido el uso de consignas parecidas contra la brutalidad y los asesinatos por parte de policías y militares racistas en países como Brasil, bajo el gobierno del ultraderechista Bolsonaro, cuya represión ataca principalmente a las personas negras. A cuatro años del asesinato de la dirigente de izquierda, feminista y antirracista brasileña Marielle Franco, el crimen sigue impune, pues no se ha acusado a sus autores intelectuales. Asimismo, crece la violencia xenófoba como lo demuestra el asesinato del jóven congolés Moïse Kagambe en uno de los barrios más caros de Rio de Janeiro.

Rechazamos la criminalización de la protesta en el mundo, como las recientes largas condenas de cárcel a la juventud cubana por protestar contra el hambre y por derechos democráticos el 11 de julio del año pasado. Gran parte de las personas condenadas por protestar pacíficamente son personas negras de los barrios más humildes de Cuba.

La lucha contra el racismo es parte fundamental del esfuerzo por unir a la clase trabajadora, superando cualquier división nacional o racial, para luchar contra un sistema que nos condena a la opresión y la explotación. Llamamos a la más amplia unidad de acción contra el racismo, organizando una respuesta autónoma y movilizadora a las políticas discriminatorias y opresivas de los gobiernos que perpetúan esa aberrante herencia ideológica y estructural del colonialismo.

¡Eliminación de todas las formas institucionalizadas de racismo!

¡Libertad para todas las personas migrantes encarceladas en el mundo! ¡Fronteras abiertas para todas las personas víctimas de migración forzosa y que buscan refugio!

¡Eliminación de las deudas externas de los países semicoloniales y pago de reparaciones por el tráfico transatlántico de personas esclavizadas!

¡Abajo el apartheid sionista en Palestina!

¡Abajo los regímenes coloniales, derecho de autodeterminación nacional para todos los pueblos! ¡Fuera el Core Group de Haití!

¡Respeto al autogobierno y los territorios de los pueblos indígenas!

FIRMAS

Cuba

Socialistas en Lucha

Comunistas Blog

Estado español

Ateneu del Raval

Iris Martínez Hernández, activista

Angélica Cuero Caicedo, activista

Verónica Molina Guerra, activista

David Abad Santana, activista

Guatemala

Claudia Acevedo, activista

Venezuela

Venezuelanvoices.org

Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (C-cura)

República Dominicana

Mujeres Sociopolíticas Mamá Tingó

Haitianos RD

Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas (MUDHA)

Ingrid Luciano, docente, teatrista y presidenta del Sindicato de Teatristas (SITEARD)

Yania Concepción, activista

Jeanette Tineo, Psicoterapeuta e investigadora

Keila González Gómez, activista

Lico Enrique Agustín, activista

Génesis Valenzuela, activista

Asociación Acaso

Polonia

Arlem Gómez, lingüista

Tomado de: https://uit-ci.org/index.php/2022/03/21/manifiesto-contra-el-racismo/

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