Arte revolucionario es aquel comprometido con la transformación revolucionaria del mundo

Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez. El creador del Sociorreproduccionismo Prepictórico nació en Orihuela ( España ) el año 1982. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad Miguel Hernández de Elche, con Premio Extraordinario Fin de Carrera y Premio Universitario 5 Estrellas. Cursó su último año de carrera en la Universidad de Barcelona, mediante beca Sicue-Séneca. Actualmente trabaja como docente en Secundaria y Bachillerato a la par que cursa un doctorado en Sociología en la Universidad de Alicante sobre “Bienestar Social y Desigualdades”. Próximamente, el viernes 19 de diciembre, en Orihuela, Alicante, en España (específicamente en la calle Rufino Gea nº 5, Bajo), inaugura una muestra con lo más destacado de su producción plástica donde dará a conocer el «Manifiesto del Sociorreproduccionismo» (que abajo reproducimos), interesante novedad no tanto estética, sino para posicionar de una nueva manera la relación del público con la obra de arte. ARGENPRESS CULTURAL lo entrevistó por medio de su corresponsal Marcelo Colussi.

Jon Juanma es el seudónimo de Jon E. Illescas Martínez. El creador del Sociorreproduccionismo Prepictórico nació en Orihuela ( España ) el año 1982. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad Miguel Hernández de Elche, con Premio Extraordinario Fin de Carrera y Premio Universitario 5 Estrellas. Cursó su último año de carrera en la Universidad de Barcelona, mediante beca Sicue-Séneca. Actualmente trabaja como docente en Secundaria y Bachillerato a la par que cursa un doctorado en Sociología en la Universidad de Alicante sobre “Bienestar Social y Desigualdades”. Próximamente, el viernes 19 de diciembre, en Orihuela, Alicante, en España (específicamente en la calle Rufino Gea nº 5, Bajo), inaugura una muestra con lo más destacado de su producción plástica donde dará a conocer el «Manifiesto del Sociorreproduccionismo» (que abajo reproducimos), interesante novedad no tanto estética, sino para posicionar de una nueva manera la relación del público con la obra de arte. ARGENPRESS CULTURAL lo entrevistó por medio de su corresponsal Marcelo Colussi.

1. ¿Qué significa «arte revolucionario»?

Arte revolucionario significa arte comprometido con la transformación revolucionaria del mundo, con la transformación/substitución radical del sistema capitalista que padecemos, que tanto dolor genera al ser humano a lo largo y ancho del orbe, por un sistema absolutamente socialista y democrático. Arte revolucionario también debe entenderse como una fuerza cultural que ayude a tomar conciencia, impulso, valentía e incluso alegría a los hombres y las mujeres del mundo, para afrontar esa noble y difícil tarea.

2. ¿Es eso posible?

Será posible si así lo decide el Pueblo. Sin el Pueblo nos quedará la Nada, como en todo. Y me refiero al Pueblo no sólo como al conjunto de las clases explotadas, sino también a aquellas personas que sin ser explotadas directamente e incluso perteneciendo a clases explotadoras, asuman el reto de comprometerse con la lucha de los oprimidos. Éste fue el caso sin ir más lejos de Engels en el siglo XIX o el noble Florian Geyer que apoyó con toda su fortuna, e incluso pagó con su vida, su lucha incondicional al lado de los campesinos alemanes en su Guerra Civil de 1.525 contra los señores feudales.

Más allá del papel protagonista de los obreros o campesinos, las llamadas “clases medias” también deben solidarizarse con los explotados que son también ellas mismas sin saberlo, sobre todo antes que el fascismo llame a su puerta. Cosa que ya comienza a hacer en muchos países de Europa disfrazado por los medios con la etiqueta de partidos de “centro-derecha”.

Por tanto, sin perder las enseñanzas del marxismo, debemos ser inclusivos con quienes sana y fielmente quieran ayudar a la causa común. Como decía la Internacional en su letra: “el género humano es la Internacional”. Y esto no es ninguna broma. El socialismo desde un punto de vista racional, es la causa de todos o como diría Howard Zinn “del 99% de la humanidad”. El papel de los artistas y el conjunto de los llamados “intelectuales” es que con su arte, por medio de argumentos sólidos, del debate abierto y racional, ese 99% despierte del martilleo de la Cultura de Alienación Universal (CAU), o sea la que vemos allá donde vamos, la que sale por la tele, los medios masivos, los anuncios, etc. Por supuesto, empezando por los que más sufren objetivamente.

3. ¿Lo revolucionario está en la propuesta estética o en la política cultural en el que una obra de arte se inscribe? ¿Cómo ves esto?

Puede estar en ambas. Lo que ocurre es que en todo el siglo XX y en especial después de la II Guerra Mundial tras la consolidación de Estados Unidos como Imperio hegemónico, hemos padecido una brutal asimetría al respecto. En el sentido de que lo único revolucionario en el Arte ( las contadas veces que lo hubo) siempre fue algo estético, de carácter formal. El compromiso social fue inexistente. A no ser claro, que seamos tan crédulos de aceptar que la mayoría de artistas de las vanguardias tuvieron un compromiso que fuese más allá de las palabras. O más recientemente, seamos tan ingenuos para creer que artistas del conceptualismo tipo Barbara Kruger y otros, tuvieron o tienen ese compromiso. Ellos están totalmente aceptados y promocionados por el sistema, por los salas, museos y revistas de los Rockefeller y compañía. Sus mensajes “sociales” son totalmente inofensivos para el capitalismo, se dedican a denunciar aspectos atomizados del sistema, e incluso peor, a denunciar males del sistema como elementos que se generan en la maldad irremisible del hombre siguiendo la filosofía de Hobbes. Su moraleja sería la siguiente: “el capitalismo es una basura, pero es justo la basura que merecemos”. Este mensaje tan “alentador” es propio de estos artistas alejados de las luchas sociales y perdidos en el postmodernismo aciago de su ático en el centro de París o Nueva York.

4. ¿Cómo entender la relación del arte y los artistas con los grupos de poder? ¿Están llamados tanto el uno como los otros a hacer algo al respecto, o no?

Interesante cuestión. En verdad, si los artistas no quieren hacer nada al respecto, desde luego que serán llamados por los grupos de poder para hacerlo (risas). Al final es la vieja dicotomía planteada por Marx, o se tiene conciencia de la propia clase, o se tiene la ideología de las clases explotadoras.

Lo que es evidente es que la Historia del Arte , casi en su totalidad, casi en cualquier lugar y época, ha sido la de un historia de un arte sometido a los designios de las clases explotadoras, especialmente desde la aparición de la sociedad de clases en el Neolítico.

Hoy gracias a la reproductibilidad ya visionada por Walter Benjamin como herramienta de liberación (a diferencia de Adorno que sólo veía la parte negativa), tenemos la oportunidad de cambiar definitivamente esta situación.

Es clave que todos las personas sean conscientes de este hecho. Que se den cuenta lo que el Sociorreproduccionismo puede suponer para el Arte, y no sólo para éste, sino para el conjunto de la Cultura, una vez que la experiencia y el método pudiesen irradiar a cada disciplina y saber cultural, por supuesto con sus propias adaptaciones particulares.
No es algo menor y tendrá la importancia que queramos otorgarle. Animo a los artistas comprometidos que multipliquen estas experiencias, y al conjunto del Pueblo, que las apoye.

5. Cuéntanos un poco de tu propuesta plástica.

Verás, mi propuesta bebe de la tradición figurativa pero se divide en tres iconografías básicas que manejo, con todas las gradaciones que queramos ponerles, serían las siguientes: realista, expresionista y surrealista.

La realista es la que mayor grado de referencialidad o “naturalismo” tiene con respecto a los originales representados. Si bien, en muchas ocasiones, aumento el código de iconicidad al alejarme del realismo, pasando desde un modelado de personajes más realista tipo Courbet a otro más de tipo simbólico como el de Diego Rivera.

El expresionista, se mezcla con influencia futuristas y cubistas, en plan “suave”, para hacerlo comprensible y aprehensible al Pueblo. Ello no significa que baje la calidad, lo que quiero decir es que mis cuadros, sobre todo los más simbólicos, tienen diferentes niveles de lectura. Lo que pretendo es que todas las personas, con sus diferentes niveles culturales, queden satisfechas o tocadas según el caso, por mi arte. Tanto un profesor de universidad como un trabajador no cualificado. Que el espectador quede complacido tanto en el nivel 6 de entendimiento simbólico como en el nivel 2 o el 1 de la obra. Difícil tarea lo admito, pero en eso estoy. Procuro que mis cuadros no se consuman en 30 segundos como un anuncio o un Burguer King. Intento que invite a la reflexión, tan necesaria en estos tiempos que corren.

En cuanto al estilo surrealista, bebo de la influencia daliliana y la mezclo con la teatralidad de algunas composiciones de Tintoretto. Caravaggio, David o Delacroix, por poner unos ejemplos, aunque la lista sería muy larga. De Dalí también recojo ciertas aportaciones de su Método paranoico-crítico, pero llevándolo a fines revolucionarios y socialistas.

Por supuesto vivo en el siglo XXI y mi cosmovisión icónica está plagada de influencias de la cultura popular y la Red, a la par que del lenguaje audiovisual propio del cine y los clips. En fin, que soy un hombre de este mundo, no un marciano, y respiro el mismo aire que todo bicho viviente que pulule por nuestra abigarrada iconosfera capitalista. Digamos que, a diferencia del capitalista que chupa la sangre del obrero, yo extraigo la creatividad del lenguaje visual capitalista, como savia nueva para el posterior impacto socialista en los corazones y conciencias del Pueblo.

6. En estos días, el 19 de diciembre más exactamente, inauguras una galería con características novedosas. Entre otras cosas, se va a dar a conocer un Manifiesto que propone una nueva relación con la obra-mercancía-objeto de arte. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

Sí, así es Marcelo. En esta exposición doy a conocer el sistema del Sociorreproduccionismo Prepictórico. Un método que permite que personas de diferentes clases sociales y rentas, tengan las mismas posibilidades de acceder a llevarse a casa la obra original. Resumiendo muy por encima, el sistema consiste en que los lienzos originales no están a la venta directamente como en cualquier exposición al uso. La única forma de llevarte los originales es comprando una sociorreproducción a un precio absolutamente popular. Al comprar una sociorreproducción (una reproducción de alta calidad de la obra en tamaño A3 sobre foam de 5mm), el sociorreproduccionista (comprador) se llevará un número que le permitirá participar en el sorteo del último día de la exposición, y llevarse la obra original de la sociorreproducción que compró. Además, todos los sociorreproduccionistas tienen las mismas oportunidades de acceder a la obra, porque sólo se les dará un número compren 2 o 10 socciorreproducciones. Cada 50 sociorreproduccionistas, o sea cada 50 personas que compren una sociorreproducción, se sorteará una obra, que no estará previamente seleccionada por mi, sino que será la misma que comprara la persona con el número ganador. Además la cotización también dependerá del público y no de ningún magnate interesado.

Si el Pueblo apoya este sistema puede significar la posibilidad real de que los artistas puedan ganarse la vida creando cultura socialista, lo que llamo en el manifiesto Cultura de Resistencia Socialista (CRS).

La intención es que cuantos más artistas se adhieran a la propuesta, mejor para que esta cultura sea verdaderamente internacionalista. A día de hoy, varios compañeros del gremio se han interesado y me han expresado su apoyo, como por ejemplo Juan Kalvellido e incluso compañeros latinoamericanos. Pero todos estamos expectantes de cómo salga esta primera muestra, si el Pueblo la entiende y por tanto la apoya y responde. He aquí la cuestión, este es un sistema diseñado por y para el Pueblo, si no cuento con su participación, el proyecto emancipador naufragará. Al menos en su presentación histórica. Espero se entienda la importancia de este sistema, que está abierto a cualquier compañero, artista, camarada o hermano. El Sociorreproduccionismo, pese a su difícil nombre (risas), debe ser patrimonio de todos.

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