Chile: Se radicaliza la rebelión de los estudiantes

Millonarios daños a la propiedad pública, más de 800 detenidos, varios heridos, barricadas, y hasta incendios intencionales dejó la marcha no autorizada de anteayer de estudiantes que protestan por la mala calidad de la educación pública, y que fue duramente reprimida por las autoridades.

Ayer, lejos de calmarse, los ánimos volvieron a encenderse con el anuncio de los estudiantes de rechazar la última propuesta del gobierno, que les hizo llegar el nuevo ministro de Educación, Felipe Bulnes, el lunes pasado.

Millonarios daños a la propiedad pública, más de 800 detenidos, varios heridos, barricadas, y hasta incendios intencionales dejó la marcha no autorizada de anteayer de estudiantes que protestan por la mala calidad de la educación pública, y que fue duramente reprimida por las autoridades.

Ayer, lejos de calmarse, los ánimos volvieron a encenderse con el anuncio de los estudiantes de rechazar la última propuesta del gobierno, que les hizo llegar el nuevo ministro de Educación, Felipe Bulnes, el lunes pasado.

«Nosotros exigíamos una respuesta concreta a nuestras demandas y no la obtuvimos. Lo que plantean es una profundización de la lógica del endeudamiento como acceso a la educación. No se habla de cómo fortalecer la educación pública como pilar del sistema educacional; se legitima el lucro, que es el cáncer del sistema educacional, y tampoco se avanza en cambios constitucionales que permitan que el Estado sea garante y proveedor de educación», dijo la dirigente universitaria comunista, Camila Vallejo, que además exigió la renuncia del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, por los «excesos» de anteayer.

Los estudiantes ratificaron también el plazo de seis días -que vence el miércoles- para que se les haga llegar un proyecto «claro y serio» o, de lo contrario, continuarán las manifestaciones, que podrían magnificarse, a través de un llamado a paro nacional para la próxima semana, que ha comenzado a recorrer las redes sociales y los colegios, liceos y universidades en toma, varios de los cuales ya perdieron el año académico.

Ayer, y tras participar del aniversario del rescate a los mineros en el norte de Chile, el presidente Sebastián Piñera habló por primera vez sobre la violenta jornada.

«Es nuestra obligación garantizarles a los chilenos el orden público, a los estudiantes que quieren estudiar que van a poder estudiar, y a la inmensa mayoría de los chilenos que van a poder vivir y progresar en paz. [?] Como gobierno, sabemos que los estudiantes son el futuro de nuestro país, pero también tenemos muy claro nuestro compromiso con todos y cada uno de los 17 millones de chilenos que yo siento quieren paz y no guerra», afirmó el mandatario, que fue increpado por manifestantes durante la ceremonia.

Chile es un hervidero y el conflicto se extiende más allá de la crisis estudiantil, la cual, sin embargo, ha concitado la simpatía de gran parte de la población. Según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), la educación es hoy la segunda prioridad nacional, por detrás de la delincuencia y superando incluso a la salud.

Otro de los tópicos basales del conflicto estudiantil es una difusa figura legal que prohíbe, pero no impide ni fiscaliza, el lucro en la educación. Un aplastante 80% de la población está en contra de que colegios, liceos y universidades tengan fines de lucro en sus políticas.

El estado de crispación social es alto. La estridencia de los discursos también ha subido de tono, retrotrayendo la discusión y las descalificaciones a los períodos históricos más negros de la historia de Chile: la Unidad Popular (1970-1973), de Salvador Allende, y la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
Excesos

Durante las protestas del jueves, uno de los líderes de la manifestación, el presidente comunista del Colegio de Profesores, Jorge Gajardo, criticó al ministro Hinzpeter y calificó el accionar de la policía como un «método sionista» de represión. La comunidad judía inmediatamente levantó la voz para quejarse, asumiendo que Gajardo apuntaba al origen judío del jefe de gabinete, responsable de la seguridad nacional.

En el oficialismo también hubo increíbles excesos. La secretaria ejecutiva del Consejo del Libro del Ministerio de Cultura, Tatiana Acuña, puso la siguiente frase en su cuenta de Twitter. «Se mata a la perra y se acaba la leva?», citando una histórica frase de Pinochet, emitida el 11 de septiembre de 1973, cuando sus subalternos le preguntaban qué hacer con el entonces presidente Allende. La cita, ampliamente rescatada y difundida en los medios, fue interpretada como una agresión directa a la estudiante Vallejo. Tanto es así que el ministro de Cultura, Luciano Cruz-Coke, se vio obligado a intervenir.

Por la noche del jueves, cuando las barricadas dejaban de arder, comenzó un curioso sonido que a muchos les hizo recordar los conflictivos años 80, cuando a punta de cacerolazos y golpes de cucharas contra ollas, la disidencia chilena protestaba desde sus hogares en contra del régimen militar de Pinochet. Varias ciudades del país se sumaron a la sonora protesta. «Es maravilloso. Al fin estamos despertando», dijo a La Nacion Myriam Ramírez, una residente de Valparaíso..

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