Chile: Terminemos con la dictadura del Capital

TERMINEMOS CON LA DICTADURA DEL CAPITAL

TERMINEMOS CON LA DICTADURA DEL CAPITAL
Desde las movilizaciones estudiantiles del año pasado, no hay un día en que no estallen conflictos en cualquier ámbito del territorio nacional y por cualquier motivo. Hoy Aysén, por su magnitud, representa la vanguardia, de una lucha que empezó con los afectados por el terremoto, continuó con la insurrección del pueblo magallánico y se generalizó con la gran movilización estudiantil. De hecho Aysén es ahora el centro de una sublevación regional que se continúa en Calama, Copiapó y que se extiende en luchas sindicales y reivindicativas de todo tipo y que tiene al pueblo mapuche como telón de fondo en su lucha inclaudicable por sus derechos ancestrales. Es que la población ha empezado a decir basta al saqueo a sus condiciones de vida que por más de 30 años han llevado a cabo los gobiernos de la dictadura, la Concertación y ahora la Alianza y comienza a darse cuenta que ellos no son más que variantes de un sistema que defiende los intereses de los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros.
¿CÓMO RESPONDE EL GOBIERNO A LAS DEMANDAS DEL PUEBLO?
Su respuesta es simple y clara: palos y maniobras. No es casual que Carabineros sea el actor más importante del gobierno en todos los conflictos que se han sucedido, como tampoco es casual su continuo reforzamiento en personal y equipos. Esta respuesta se complementa con la ordenanza de leyes represivas, cuya expresión más acabada es la intención, no concretada aun, de confirmar la ley Hinzpeter, que criminaliza toda protesta social. Pero claro, cuando los trabajadores y el pueblo se ponen en movimiento, el simple recurso de la represión no es suficiente y entonces el gobierno, muy a su pesar, se ve obligado a negociar y lo hace a su manera que nos es otra que maniobrar, ganar tiempo, dividir el movimiento, criminalizarlo a través de los medios masivos de comunicación serviles a él. Esta táctica la hemos visto claramente en el desarrollo del conflicto estudiantil, donde propuso puras aspirinas para curar el tremendo cáncer que es la educación privada. El movimiento estudiantil propuso varias fórmulas para financiar la educación gratuita, todas ellas viables, como una modificación impositiva, la renacionalización del cobre, etc., pero el gobierno, testarudamente, señaló que no existía dinero suficiente, lo cual resulta una completa falacia cuando aquel, sabemos, está para satisfacer el negocio de los ricos. Con nuestra plata se han hecho ricas la AFP en deterioro de nuestra jubilación, las Isapres en detrimento de nuestra salud y de la Salud Pública, se ha subvencionado la educación, se ha subvencionado al Transantiago en menoscabo de un buen servicio público de transporte. Las FFAA siguen manteniendo un presupuesto de privilegio, nada comparable a otras naciones del Cono Sur, y sin embargo ese presupuesto de excepción no les sirvió para comunicar a los rivereños que se venía un maremoto.
LA LEGITIMIDAD DEL REGIMEN QUE NOS GOBIERNA
Cada vez que algún sector social se moviliza para resolver sus necesidades el gobierno le responde con una negativa, argumentando que eso va contra el orden social vigente. Por ejemplo, el reciente conflicto estudiantil reclamaba educación gratuita y el gobierno dijo que ello era imposible debido a que existe una Ley General de Educación que consagra la educación privada y la subsidiaridad del Estado. ¿Es legítimo este argumento? ¿Es legítimo que no se pueda cambiar una ley? No, no es legítimo, porque todas las leyes que nos rigen tienen su fundamento legal en la ilegítima Constitución de 1980, impuesta bajo el terror de la bota militar. El poder constituyente no radicó en la voluntad soberana del pueblo, sino en la Junta Militar, es decir, en cuatro personas: Pinochet, Merino, Mattei y Mendoza. Ellas decidieron por todos los chilenos la constitución que nos rige. Con ella gobernaron Pinochet, los distintos gobiernos de la Concertación y ahora Piñera. Nos han hecho creer que vivimos en democracia cuando en realidad vivimos en un régimen presidencial con plenos poderes, es decir dictatorial, donde el parlamento es un mero adorno funcional a esos plenos poderes puesto que con el sistema binominal sólo los ricos de la Alianza, o sus cómplices de la Concertación pueden llegar a ambas cámaras. El conflicto estudiantil puso en evidencia todas estas verdades elementales porque basta preguntarse ¿Qué parlamentario defendió la enseñanza gratuita? Sencillamente ninguno.
LA UNICA SALIDA: TERMINAR CON EL GOBIERNO DE LOS RICOS
La revolución democrática contra el régimen heredado de la dictadura es una tarea pendiente. Un puñado de capitalistas nacionales y extranjeros rigen nuestros destinos: son los Paulmann, los Luksic, los Angelini, los Matte, el sector financiero, el Consejo Minero, etc, los que constituyen una verdadera dictadura del capital amparados en la constitución del 1980. Pelear contra ellos es pelear al mismo tiempo contra esta lacra antidemocrática. Como decimos más arriba, Chile está siendo conmocionado por distintas luchas que, no cabe dudas, irán en aumento. De lo que se trata es, con el más amplio criterio, unirlas en un comando único de lucha. El gobierno ha demostrado en cada uno de los conflictos no escuchar la voz del pueblo y si no escucha al pueblo ha dejado de representarlo y por lo tanto debe irse. El llamado a la elección de representantes a una Asamblea Constituyente debe ser el paso obligado para que el pueblo soberanamente decida su propio destino enmarcado en una nueva constitución. Desde ya los socialistas revolucionarios propondremos allí que todas las grandes empresas nacionales y extranjeras pasen a manos de la nación y sean controladas democráticamente por los propios trabajadores.

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