Contra la sentencia y la represión: Plan de lucha hacia la Huelga General !Fuera la Monarquía! !República Catalana!

Por Lucha Internacionalista, sección del Estado español de la UIT-CI

Más de dos años después de los hechos de septiembre, del referéndum del 1 de octubre de 2017 y de la huelga general del 3 de octubre, y de casi dos años en prisión preventiva, el Tribunal Supremo ha condenado a los 12 dirigentes políticos y sociales catalanes a un total de 100 años de prisión por los delitos de sedición, malversación y desobediencia.

Una sentencia que es un mensaje contra todo el pueblo que nos rebelamos en aquellos días. Desde el Estado, el aparato judicial quiere imponer un castigo ejemplar a la derrota política que les supuso el 1 y 3 de octubre, cuando exhibieron brutalidad e impotencia para detener el movimiento popular.

La clave de la situación en Catalunya radica en la respuesta a esta sentencia. ERC ya avanza hacia unas elecciones anticipadas con el objetivo de controlar el Gobierno y la reacción a la sentencia y desde esta posición de fuerza espera negociar con el PSOE a cambio de renunciar indefinidamente en la república y al referéndum. Pero este plan choca con un Estado que ha puesto en marcha toda su maquinaria al servicio de un plan contundente contra Catalunya y así se ha visto con las vergonzosas y provocadoras declaraciones del jefe de la Guardia Civil. JxCat rechaza las elecciones, se aferra a la presidencia de la Generalitat (posiblemente la última de los post-convergentes), y propone una «confrontación democrática» desde las instituciones, poniendo por delante el Parlament que preside Roger Torrent de ERC: es decir, seguir como hasta ahora, lo que tampoco nos ha llevado a ninguna parte.

Pero, ¿y la gente? ¿Nos basta con volver a la pantalla de hace unos años, enterrando el 1 y el 3 de octubre y aparcando la lucha por la república catalana a declaraciones simbólicas? La lucha por la libertad de los y las presas y por el retorno del exilio no puede ser al precio de renunciar a la autodeterminación y la república. Además ¿alguien se cree que por desdecirse de lo que hicimos, el Estado aflojará la represión y opresión sobre el pueblo catalán? Las vacilaciones e incumplimientos de octubre de 2017 no pararon al régimen, a la vez que marcaron los límites de las actuales direcciones de ERC y JxCat.

El tripartito de derechas del PP, C’s y Vox quiere -como explica el ex presidente español José María Aznar- el aplastamiento sin concesiones y la derrota total del movimiento independentista. El PSOE, que valora que la represión puede no ser suficiente para liquidar el movimiento, busca su derrota política, es decir, que una parte sustancial de la dirección independentista se recoloque en el marco autonomista monárquico, y así desactive y desmoralice el movimiento de ruptura. Para su objetivo, al PSOE ya le está bien tener condenados, rehenes del estado con los que amenazar y eventualmente negociar esta derrota política del independentismo. Aún y así, las recientes declaraciones de Sánchez amenazando de reactivar el artículo 155 ratifican al PSOE, una vez más, como un partido del régimen monárquico y al servicio de las órdenes del Estado y del IBEX 35. La imposible investidura y la repetición de elecciones el próximo 10N ha sido en gran parte debido a sus presiones, que -en el marco de la crisis del régimen- buscan un gobierno español unificado y contundente en el ataque a Catalunya. Es el Estado y sus aparatos represivo, judicial y mediático, los que señalan el camino.

Las detenciones de 9 activistas independentistas vinculados a los CDRs y a diversos espacios de organización de base que han acabado con 7 nuevos encarcelamientos desde el pasado 23S, hace evidente que nos están juzgando a todas y la escalada represiva aún más generalizada que pretende llevar a cabo la Estado. Es también una campaña de criminalización de un sector del movimiento independentista. La detención ese mismo día por parte de los Mossos de dos militantes de la izquierda independentista y el anuncio de la incorporación de nuevas herramientas represivas para las movilizaciones contra la sentencia, ratifican que unos y otros atacan la clave de este proceso: la movilización en la calle y organización desde abajo.

Por ello, la respuesta a la sentencia no puede ser otra que reconstruir la movilización. Es imprescindible superar las direcciones de JxCat y ERC y desenmascarar que detrás de los discursos de «la unidad estratégica del independentismo» se esconde su intención de evitar cualquier choque con el Estado y seguir por un camino que ya hemos visto de retranqueos que tan sólo nos llevaría a la derrota. Necesitamos un plan de lucha, con una nueva huelga general empezando por la convocatoria del 18-O. Necesitamos organizarnos desde abajo, reconstruyendo y fortaleciendo los CDR que han sido los organismos más dinámicos que generó en octubre del 17. También hay que apostar por un movimiento estudiantil asambleario y en la calle que, como muchos momentos de la historia, tuvo un rol clave en 2017 con las huelgas y ocupaciones. Necesitamos volver a dar impulso a la Plataforma 3 de octubre, con las organizaciones sindicales, políticas y movimientos que convocamos la huelga general.

Necesitamos un giro a la izquierda, hacia la clase obrera y la gente trabajadora. Ensanchar la base que dice ERC, no son acuerdos por arriba con un PSOE que se vuelve contra la clase obrera y los pueblos. Ensanchar la base no es abrir la puerta a más privatizaciones como prevé la Ley Aragonés. Si buena parte de la clase obrera ha estado ausente de la lucha por la república catalana ha sido porque la dirección del Proces -JxCat y ERC- es la misma que aplicó y mantiene brutales recortes de servicios públicos y privatizaciones, y porque las trabajadoras y trabajadores no tienen nada que ganar con la república que les ofrecen. Ensanchar la base es establecer un compromiso firme para resolver las graves carencias que sufre la clase trabajadora y los sectores populares. Y también es entender que la represión al movimiento independentista es la punta de lanza para reprimir cualquier disidencia o movimiento de lucha que cuestione los pilares de este régimen. La misma represión que hoy tiene 19 personas encarceladas y más de un millar de encausadas, podrá ser aplicada para llevar a cabo más recortes y planes de austeridad. Por eso está claro que sin la clase trabajadora catalana no habrá república. Y sin un giro a la izquierda esta no se implicará de manera decidida.

Asimismo, ganar la clase obrera para la República catalana es -por los orígenes de una buena parte de ella- el canal más directo para construir puentes de solidaridad con los trabajadores y pueblos del resto del estado, que también sufren las consecuencias de este régimen heredero del franquismo, como queda claro con la condena a los jóvenes de Altsasu o la persecución a las compañeras del SAT. Y sin esta solidaridad el estado tiene las manos libres para golpear. Es esencial acompañar la lucha por la república catalana a la de todos los trabajadores/as y pueblos para acabar con el régimen monárquico del 78.

Construir movimiento y organización significa avanzar una alternativa por la República catalana, romper con el estado y romper con un sistema capitalista que ha llevado a la gente trabajadora a la miseria. ¿La CUP-CC puede ser un motor de esta reorganización? Apostamos para que lo sea y por eso tiene que emprender un camino decidido, comprometido con el pueblo trabajador, sin concesiones al gobierno catalán. Hay que avanzar en un reagrupamiento más amplio de fuerzas, que busque también en todo el estado una plataforma de movimientos y organizaciones -como las que estuvieron presentes la manifestación del 16 de marzo en Madrid- anticapitalistas, contra la represión, por el derecho a la autodeterminación de los pueblos y contra la Monarquía. La presentación de la candidatura CUP-Por la Ruptura (coalición de la que formamos parte) en las elecciones del 10N es un paso importante en este reto de construir un referente político de clase y de ruptura necesario para tumbar al régimen.

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14/10/2019

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