Crisis política en Voluntad Popular Activistas

Por Nelson Gámez

Renuncian cientos de activistas y dirigentes

El pasado 22 de marzo, cerca de 40 dirigentes juveniles renunciaron a Voluntad Popular. Así lo expresó el presidente de la FCU-UCV, David Sosa, en una declaración pública emitida por las redes sociales

Sosa, también activista de dicho partido, afirmó: “jóvenes y estudiantes de Caracas, Anzoátegui, Miranda y Portuguesa renunciamos al partido político Voluntad Popular Activistas y nos declaramos ciudadanos comprometidos en trabajar con todos los factores democráticos para rescatar esa forma de hacer política que ilusione a la juventud y nos brinde perspectivas de cambio en el presente y para el futuro”.

Entre otras cosas dijo que “no podemos seguir tolerando el régimen de fallas y malas prácticas, el cual se terminó convirtiendo en el día a día del partido”. Por estas razones es que decidieron abandonar esta organización e impulsar un camino de forma independiente bajo el sello de “Democracia y Cambio”.

Esta renuncia masiva se suma a los más de 100 activistas que se fueron de dicho partido el pasado 19 de febrero, quienes bajo la dirección de Javier González expresaron que la decisión obedeció a que «durante mucho tiempo se suscitaron diversos irrespetos, desconocimientos y segregación a liderazgos políticos y sociales que durante años trabajaron a pesar del silencio cómplice de la dirección nacional de dicha organización».

Por su parte, el líder nacional de Voluntad Popular, Leopoldo López, quien se encuentra exiliado en el Estado español, no ha emitido ninguna declaración al respecto.

Lo de Voluntad Popular Activistas se suma a la evidente crisis que se viene manifestando en los distintos partidos de la oposición patronal. Que también se ha expresado al interior de Avanzada Progresista, muy recientemente, y antes en Primero Justicia, Acción Democrática y Copei. En muchos casos, como consecuencia de los acercamientos que han tenido dirigentes de algunos de esos partidos con el gobierno, el cual ha aprovechado para crear una oposición a su medida.

En el caso de Voluntad Popular y sus recientes deserciones, se trataría de falta de elecciones internas, el irrespeto a las bases por parte de la dirección nacional, el no cumplimiento de los procesos internos establecidos estatutariamente, convirtiéndose de este modo en un “chavismo naranja”, como lo señalan muchos de sus activistas.

Entre los diferentes atropellos que expresan los activistas que renunciaron estaría el hecho que dirigentes como Gladys Castillo, desde el exilio, toman decisiones políticas pasando por encima de las estructuras de base y designando “a dedo” cargos políticos en estructuras regionales, municipales y parroquiales de dicha organización, todo esto bajo la anuencia de la dirección nacional del partido Voluntad Popular Activistas.

Pero debemos decir las cosas con toda claridad. Lo que sucede en VP y otras organizaciones patronales en el país no es algo excepcional ni que nos sorprenda.

Debemos ser honestos con los cientos de activistas y jóvenes que tuvieron expectativas con Voluntad Popular y hoy se ven defraudados ante las posturas reaccionarias y antidemocráticas de su dirección política nacional.

Los métodos caudillistas y burocráticos de Voluntad Popular no son exclusivos de esa organización. Son típicos de todas esas organizaciones políticas patronales. Son métodos heredados del caudillismo betancourista de AD o de Caldera en Copei.

Voluntad Popular, más allá sus prácticas antidemocráticas, es un partido de derecha que defiende estratégicamente los intereses de la burguesía y el imperialismo, que fue parte del intento de golpe de Estado en el 2019. Es un partido corrupto, tal como se expresó en distintos escándalos de corrupción que rodearon a Guaidó y a la cúpula de dirigentes que conforman la dirección nacional; entre ellos podemos señalar el caso de Freddy Superlano, que adquirió notoriedad durante el operativo “humanitario” de febrero de 2019, en la frontera con Colombia, al ser encontrado drogado en un hotel de Cúcuta junto a un primo, que por cierto falleció, después de una noche de juerga con los recursos que le había suministrado Estados Unidos como parte del plan golpista.

También resalta el caso de la empresa petroquímica del Estado venezolano ubicada en Colombia, Monómeros, en la que la señora Antonieta Mendoza, madre del máximo dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, funge como vicepresidenta de dicha empresa para América Latina.

A los militantes y activistas honestos de Voluntad Popular les decimos que ningún partido de derecha procapitalista y proimperialista es salida para el pueblo trabajador venezolano. Es necesario romper con esta política que favorece a los capitalistas y transnacionales, así como con estos métodos burocráticos y antidemocráticos.

Hay que cortar por lo sano cualquier nexo con Voluntad Popular, y plantearse seriamente revisar el rumbo. No es posible repetir los métodos y políticas del Psuv para cambiar la realidad del país y del pueblo venezolano.

Hay que comenzar a avanzar de forma independiente de los intereses de la burguesía tradicional venezolana, mientras seguimos luchando contra el gobierno chavista de Nicolás Maduro, y el ajuste brutal que aplica contra el pueblo trabajador venezolano.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *