El aumento de Maduro y los anuncios de Capriles son chucutos y no responden a las necesidades de los trabajadores

CRBV, artículo 91.

CRBV, artículo 91. Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se garantizará el pago de igual salario por igual trabajo y se fijará la participación que debe corresponder a los trabajadores y trabajadoras en el beneficio de la empresa. El salario es inembargable y se pagará periódicamente y oportunamente en moneda de curso legal, salvo la excepción de la obligación alimentaria, de conformidad con la ley. El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La ley establecerá la forma y el procedimiento.

En la tarde del martes anunció el presidente (E) y candidato presidencial Nicolás Maduro un aumento del salario mínimo cuya aplicación escalonada tiene las siguientes proyecciones: en mayo un 20% llevando el actual salario de 2.047,58 Bs a 2.457,02 Bs; en septiembre un 10% llevando el salario a 2.661,78 Bs y en noviembre un aumento entre 5% y 10% llevando al salario a 2.794,86 Bs o 2.927,95 Bs respectivamente, decisión que se tomaría considerando el comportamiento de la inflación. Por su parte el candidato de la derecha Henrique Capriles R. lanza la promesa de un aumento salarial del 40% una vez sea electo presidente. Está a la vista que las diferencias de montos son escasas, apartando la promesa de que el aumento de Capriles sería de una sola vez, son muy coincidentes ambas propuestas.

Lo primero es que las dos son propuestas escuálidas, ya que están muy por de debajo del índice inflacionario, una vez que el actual gobierno devalúa la moneda dos veces. Una primera devaluación del 46,5%, a la que tendremos que agregar las generadas en la subasta del dólar, mecanismo que sustituye al Sitme, por lo que la inflación que genere este mecanismo se recargará al precio de los productos importados, sean medicinas o de la dieta diaria. En definitiva, esa inflación seguirá carcomiendo el salario de los trabajadores.

Segundo, es necesario releer los anuncios hechos a la luz del artículo 91 de la Constitución, en el sentido de que el salario mínimo “será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica”. El INE anuncia en su sitio Web y por la voz de su representante Elías Eljuri, el valor de la canasta alimentaria, y establece el criterio de que dos canastas alimentarias constituyen una canasta básica, lo cual coloca a la canasta básica en la cifra de 4.248 Bs. Como veremos ambas propuestas de salarios, están muy por debajo del valor de la canasta básica oficial y escasamente se aproximan a los 3.000 Bs. Obviamente estos anuncios no generan alegría entre los trabajadores.

Recordamos la algarabía y rimbombancia con la que fue anunciada la LOTTT en la campaña electoral pasada, y a sus defensores, Oswaldo Vera, Francisco Torrealba, Franklin Rondón, y Alfredo Spooner, que como canguros pegaban brincos, robando cámara en la tarima de su candidato-presidente. Recordamos que Wills Rangel, presidente de la CSBT, declaró en medios nacionales que él “aceptaría el monto que dictara el ejecutivo nacional”.

Entonces, ¿Cuál es el papel de estos señores? ¿Solo sirven para hacer campañas electorales, pues van de una a otra sin plantear un solo punto de las exigencias de los trabajadores? ¿Tampoco fueron consultados a la hora de establecer el monto del aumento? ¿Con quién consultó Maduro su propuesta?

No es distinta la situación de la CTV y su directiva, quienes levantan la misma propuesta de aumento salarial, del 40%, de la MUD. No cabe otra cosa que pensar que esta propuesta fue trabajada con las orientaciones de Fedecámaras.

En ninguno de los dos casos las propuestas responden a las necesidades de los trabajadores. En ambas se deja caer en los hombros de los trabajadores el peso de la crisis que vive el país. No se presentan como parte de un plan de empleo y estímulo al trabajo productivo, de una reforma agraria que impulse el desarrollo de la producción agrícola nacional y abarate los precios de los alimentos. Solo son lanzadas en el remate de sus campañas electorales en la búsqueda de votos.

Marcha universitaria
La marcha de profesores, empleados administrativos y en general trabajadores universitarios realizada el 4 de abril, apoyada por el FADESS y la UNETE, exigiendo un justo aumento salarial, es el camino a seguir. La importancia de esta marcha está en que llevo a las calles de Caracas y otras ciudades del país la exigencia de un aumento salarial del 100%.

A la marcha del 4 de abril acudieron representantes de distintas universidades: UCV, LUZ, UDO, ULA, además de representantes de los IUT y CU quienes no ven en los fantoches y teatros montados por las organizaciones sindicales que los representan la posibilidad de salir a la lucha.

Pasadas las elecciones, el que resulte electo presidente tiene en sus manos una papa caliente y no es otra que responder a las demandas y exigencias que los trabajadores están realizando en sus distintas luchas, y una de ellas es un aumento general de los salarios.

Hoy la pelea por la autonomía de los trabajadores no espera por quienes nunca han tenido claridad para conducir las luchas. El reto está en las calles y tenemos que abordarlas. El 1ero de mayo está cerca y es una necesidad ir conformando un polo obrero, clasista, y autónomo que levante la unidad de las luchas y una sola consigna de aumento del 100% al salario mínimo. En esa perspectiva la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma –CCURA- ve con mucho optimismo el encuentro de unidad de acción entre el FADESS y la UNETE.

No vemos que el resultado electoral pueda desviar la disposición de lucha que distintos sectores vienen desarrollando. Tenemos que avanzar en el debate y la búsqueda de crear mecanismos de encuentro donde los trabajadores puedan discutir en procura de superar escollos hacia la unidad de acción.

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