El Foro de Sao Paulo reúne en Caracas a la izquierda que arrió las banderas de la revolución

Caracas, 6 de julio.- El Foro de Sao Paulo (FSP), cónclave de partidos latinoamericanos de centroizquierda y de la izquierda reformista instaló su XVIII encuentro este miércoles, 4 de julio, en la capital venezolana. Fundado en 1990, este agrupamiento es acaudillado por el derechizado Partido de los Trabajadores de Brasil, cuyos gobiernos a cargo de Lula Da Silva y Dilma Rousseff se han caracterizado por sus políticas antiobreras y al servicio del gran capital. En la agenda del encuentro, ocupa un sitial prominente el apoyo a la candidatura del presidente Chávez a la reelección.

Surgido luego de la caída del Muro de Berlín, el FSP aglutinó a partidos que «enviudaron» debido a su relación de dependencia y subordinación al Partido Comunista de la Unión Soviétiva, así como a organizaciones reformistas y nacionalistas-burguesas, que presentan el tránsito al socialismo como una lentísima acumulación de reformas graduales dentro del sistema capitalista. Todos ellos coincidieron en apostar todo a la llegada al poder por medios electorales, sustituyendo en el discurso el rechazo al capitalismo por un tibio rechazo al neoliberalismo.

El lema de este encuentro fue «Los pueblos del mundo contra el neoliberalismo y por la paz».

A pesar de esto, los gobiernos latinoamericanos encabezados por partidos miembros de este agrupamiento no solo se caracterizan por trabajar al servicio de sectores empresariales nacionales y transnacionales dentro de sus países, como es el caso de los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Brasil, Uruguay, Nicaragua, Perú, y República Dominicana; sino que además estos últimos tres países mantienen tratados de libre comercio con los EEUU. El acto cuenta con amplia representación de diputados y funcionarios de esos gobiernos.

La reunión concluirá hoy con un acto en el Teatro Teresa Carreño.

Aunque se trata de un foro latinoamericano, también estuvieron invitadas personalidades de la centroizquierda y el reformismo tanto de inspiración estalinista como posmoderna de otras latitudes, como el político francés Jean Luc Mélenchon, quien se dijo «heredero del proceso venezolano».