En Mérida no nos arrodillaremos ante el Tío Sam-bil

El alcalde Carlos León Mora, tiene entre ceja y ceja la idea de que el Sambil traerá al fulano progreso a Mérida. Y fue a nombre del progreso que su alcaldía celebró «con todo» los 450 años de la fundación de Mérida.

El alcalde Carlos León Mora, tiene entre ceja y ceja la idea de que el Sambil traerá al fulano progreso a Mérida. Y fue a nombre del progreso que su alcaldía celebró «con todo» los 450 años de la fundación de Mérida.

Para demostrar que no sólo reivindica la historiografía racista y eurocéntrica, sino que su política está orientada por los intereses materiales de la burguesía, el alcalde anunció por las mismas fechas, con bombos y platillos, que la ciudad tendría su propio centro comercial Sambil. Carlos León se adelantó a las críticas diciendo que no se trataba de un asunto «ideológico», y tratando de despolitizar su jugoso negocio capitalista.
La verdad es que no hay nada más ideológico que tratar de encubrir el avance de los capitales monopolistas, gracias al favor de las políticas gubernamentales. Que esto lo haga precisamente un representante del PSUV, que supuestamente es un partido socialista, es otra muestra cómo los adecos de siempre ahora se maquillan de rojo para seguir estafando al pueblo, esta vez a nombre de la revolución.

Según el candidato a la reelección, Carlos León, el pueblo tiene que calarse que le claven un Sambil, sin chistar, pues no se trata de un asunto político, o ideológico. ¿Y el Centro Comercial Yuan Lin se dejó construir ilegalmente, porque tampoco era ideológico? La construcción ilegal del conjunto residencial El Rodeo, ¿es otro hecho políticamente neutral? Vamos a estar claros, aquí el que se las quiere de tirar de apolítico es el alcalde, para seguir pasando de contrabando sus negociados con las compañías constructoras. ¿Quienes se benefician con la construcción del Sambil? No se beneficia a los pequeños comercios que irán a la quiebra. Tampoco le sirve a la población de Mérida y Ejido que verá empeorar el tráfico, ya colapsado pese al funcionamiento del costosísimo Trolebús. Se beneficiarán un puñado de empresarios y algunos burócratas tarifados. Y no nos van a decir que cuando los propietarios de empresas constructoras como Cayco o Sambil se sumaron a los paros patronales de 2002 y 2003, eran apolíticos. Si el gobierno quiere hacer con la burguesía una «alianza estratégica», allá él con su reformismo; los estudiantes revolucionarios y el pueblo trabajador no olvidamos quien es nuestro enemigo de clase.

Por eso es que no nos arrodillamos ante el Tío Sam-bil. No aceptamos que se tale un bosque para construir ese monstruo de concreto, y al lado un hotel Marriot para que lo gocen los burgueses y sus «aliados estratégicos». No celebramos que inunden a Mérida de centros comerciales a nombre del progreso, porque sabemos que ese es el progreso de los capitalistas, no el progreso del pueblo que trabaja y es explotado todos los días.

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