En Venalum combate la clase trabajadora en defensa de sus derechos y de las empresas básicas

“Con todo respeto, señor Presidente, usted está equivocado. Y no nos eche la culpa a nosotros, porque usted no nos da repuestos, ni insumos. Trabajamos con las uñas y eso usted lo sabe”.

Trabajador de Venalum

“Con todo respeto, señor Presidente, usted está equivocado. Y no nos eche la culpa a nosotros, porque usted no nos da repuestos, ni insumos. Trabajamos con las uñas y eso usted lo sabe”.

Trabajador de Venalum

Hace más de veinte días se desató a un conflicto de características particulares en Venalum. Cientos de trabajadores y empleados de base agobiados por la crisis operativa y afectados en sus derechos contractuales, tomaron la decisión de iniciar la batalla en defensa de sus reivindicaciones y de la empresa que se encuentra al borde de un cierre técnico. Lo notable de este conflicto laboral es que pasó por encima de la dirigencia sindical pro-patronal, reclama reivindicaciones económicas y laborales requeridas por urgencia por la masa laboral y ha tomado como bandera la exigencia de la salida del actual «Presidente-Trabajador», Rada Gamluch, impuesto por el Gobierno Nacional, a quien responsabilizan de la grave crisis administrativa y operativa de la reductora de aluminio.

En estos días, el Gobierno Nacional y Regional, las directivas de la CVG y la Presidencia de Venalum, han desatado una ofensiva para tratar de doblegar a los trabajadores y empleados. Descuento salarial a los trabajadores por los días de conflicto, presiones judiciales e intento de criminalizar la protesta a través de los Tribunales, amenazante presencia de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, intimidación por parte de funcionarios del Sebin, brigadas de “voluntarios” esquiroles encabezados por Gamluch que retoman la producción a la fuerza para dar la sensación de que no existe conflicto laboral, y hasta dirigentes sindicales arrodillados al patrono y al gobierno que se prestan para descalificar la justa acción de protesta. Estas han sido, entre otras, las acciones emprendidas para quebrantar la lucha. Pero no lo han logrado.

Al contrario de lo esperado, las acciones de los patronos y la burocracia sindical sólo han logrado indignar y radicalizar aún más a los trabajadores, jubilados y cooperativistas, quienes el lunes 26 de marzo generaron una tranca por más de ocho horas en la avenida Guayana que forzó a los conductores a utilizar una trocha para dirigirse hasta Ciudad Bolívar. El propio presidente Chávez se vio forzado a reconocer públicamente la necesidad de negociar con los trabajadores. El martes 27 de marzo los trabajadores doblegaron la intransigencia del Presidente de la CVG, Rafael Gil Barrios, al obligarlo a sentarse por vez primera con los trabajadores para dar inicio a un proceso de negociación que ya obtuvo sus primeros frutos, al arrancarle el compromiso de no tomar represalias, de pagar los salarios correspondientes a los días de duración del conflicto y a tener en cuenta en las decisiones de la empresa, la voz y el voto de los trabajadores. Los reclamos de aumento salarial lineal de 3.000 bolívares, inversiones para reactivar la planta y la destitución de Rada Gamluch serían tratados en una reunión el jueves 29 de marzo.

Sin embargo, esta última reunión no se realizó, debido a que la patronal embarcó a los trabajadores. En cambio, salieron nuevas decisiones judiciales contra los trabajadores en conflicto.

Los hechos demuestran que la movilización es el camino que debe seguir la clase trabajadora de las empresas básicas para defenderlas de la desastrosa, corrupta y explotadora administración gubernamental que las tiene al borde del desastre y que pretende desconocer el derecho a la negociación colectiva del contrato de trabajo, al liquidar una a una las cláusulas, desconocer a las organizaciones sindicales y “controlar a los obreros” a través de organismos gobierneros que no están interesados en defender los derechos laborales de los trabajadores.

Guayana arde en conflictos

La radicalidad, independencia y autonomía de la lucha de los trabajadores de base en Venalum no es nada nuevo en el ámbito de las empresas básicas. Los conflictos son la respuesta al caos administrativo y operativo y a la política antiobrera que desarrollan los funcionarios del gobierno en la CVG y en cada una de las empresas del holding.

En promedio, en todas las empresas de la CVG existe un atraso de dos años en el inicio de la negociación de los contratos colectivos, y en todas ellas se vulneran impunemente alrededor del 80% de las cláusulas de los contratos vencidos. Los constantes conflictos y paralizaciones de la producción en Alcasa, Carbonorca, Venalum y Sidor, sólo para nombrar las más representativas, son la expresión del descontento de los trabajadores que ven con mucho dolor e indignación cómo el gobierno aniquila las empresas y los derechos laborales para justificar desnacionalización del patrimonio de los venezolanos, por medio de las asociaciones con transnacionales en empresas mixtas y a través de las ventas a futuro.

La movilización del 17 de marzo en Caracas en la que participaron cerca de 1.000 trabajadores provenientes de Guayana, fue expresión un grito de guerra de la clase trabajadora guayanesa que se resiste a los atropellos y a que se quiebren las empresas para entregarlas a las multinacionales.

A mantener el combate, la unidad y la autonomía

Si bien es cierto que la lucha ha rebasado a la dirigencia sindical, no menos cierto es que los trabajadores no han insurgido contra las organizaciones sindicales en sí, sino en contra de una dirigencia sindical arrodillada que responde a la gerencia y al gobierno. No es casual que la gerencia por un lado imponga como condición para negociar la presencia en la mesa de negociación de la dirección sindical repudiada, al tiempo que promueve que los trabajadores se desafilien de su organización sindical. Pero los trabajadores no pueden caer en esa trampa y debilitar sus sindicatos.

Es urgente y necesario que los trabajadores y empleados de base que hoy defienden sus derechos y su fuente de trabajo, se esfuercen también por reconquistar las organizaciones sindicales deslastrándolas de las dirigencias corruptas, gobierneras y patronales, para refundar esas organizaciones sobre bases democráticas, participativas, plurales y combativas, con total autonomía frente a los patronos y sus partidos políticos.

Además de alcanzar la reivindicación del aumento salarial, de lograr el objetivo de destituir al represivo y reaccionario presidente Rada Gamluch, y que se concreten inversiones para salvar la empresa, hay que recuperar el derecho a la negociación de contratos colectivos y a los sindicatos como herramienta básica de lucha. En esas tareas, todos los trabajadores de las empresas básicas deben solidarizarse activamente con la lucha en Venalum.

La mayoría de los trabajadores de Guayana están en conflicto en un marco de gran dispersión. Estamos obligados a unificar las luchas y crear un Frente de Trabajadores en Defensa de las Empresas Básicas, para hacer sentir el verdadero poderío de nuestra clase. Los militantes y activistas de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma, nos colocamos a disposición de los trabajadores de Venalum para acompañar su justa lucha hasta la victoria, y para acompañar a la clase obrera de Guayana en la construcción de ese Frente, tan necesario para la causa de los trabajadores.

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