Estado español: La derrota electoral del PSOE

En una catástrofe anunciada, el PSOE (socialdemócratas) recibió la peor votación de su historia (28,7%).

En una catástrofe anunciada, el PSOE (socialdemócratas) recibió la peor votación de su historia (28,7%). Así pagó sus brutales ajustes ante la crisis económica capitalista que sacude a la Unión Europea. Se benefició su adversario, el Partido Popular (PP), de la derecha tradicional, que logró mayoría absoluta (44,6%). Los trabajadores y el pueblo españoles deberán enfrentar nuevos ajustes y movilizarse para frenarlos.

El fin de la presidencia de Zapatero fue anticipada el 22 de mayo, cuando el PSOE perdió las elecciones municipales y regionales, arrasado por el PP. El electorado rechazó a estos falsos “socialistas” que implementaron las medidas exigidas por el Unión Europea y la patronal para descargar la crisis que se viene agravando desde 2008 sobre las espaldas de los trabajadores. En Europa, sucesivos gobiernos vienen perdiendo elecciones o renunciando, por las mismas razones. Antes fueron los de Inglaterra y Holanda, y en 2011 cayó en febrero el de Irlanda, en marzo el de Portugal, el 6 de noviembre renunció Papandreu (otro falso “socialista” como el portugués y Zapatero) en Grecia y el 16 Berlusconi en Italia.

Indignación y castigo

En España se vienen movilizando los “indignados” desde el 15 de marzo. Han habido acampes, enfrentamientos, represión y movilizaciones multitudinarias. En su agonía final el gobierno del PSOE fue avanzando con cuatro medidas para pasar la factura de la crisis a las clases populares: la reforma de la negociación colectiva, la aprobación final de la reforma de las pensiones, la reforma constitucional y finalmente el llamado decreto ley de “medidas urgentes para la promoción del empleo” (Lucha Internacionalista Nº112, septiembre 2011).

A pesar de estos ataques, las direcciones de Comisiones Obreras (comunistas) y de la Unión General de Trabajadores (UGT – socialistas) no rompieron con su pasividad y sus esporádicas medidas mínimas y de compromiso.

Quedó planteada -con agudeza- la necesidad de construir un movimiento desde abajo, desde los centros de trabajo, para exigir a los grandes sindicatos una respuesta contundente y unificada. Y también la necesidad de construir una alternativa de ruptura con el capitalismo, que diera una respuesta positiva y hacia adelante a la movilización del 15M. Estas ausencias dan paso a la confusión, a la dispersión a la hora de presentar una alternativa política.

En relación a 2008, el PSOE perdió 4.300.000 votos. Según estimaciones publicadas, casi 3.900.000 millones votaron por otras fuerzas (como Izquierda Unida y UPyD), entre ellas el PP, que habría recibido 1,5 millones de esos ex votantes del PSOE. Medio millón se habrían abstenido.

El contexto de repudio y el castigo electoral al PSOE por desgracia favoreció directamente al PP, el partido de la derecha tradicional. Rajoy perdió en 2004 y 2008 ante Zapatero, que se benefició administrando años de relativa recuperación económica. Ahora, el PP logró mayoría absoluta, pero con solo 600.000 votos más que en 2008, gracias al colapso del PSOE. Rajoy fue perseverante, y encabezó en las calles las movilizaciones impulsadas por la iglesia católica contra la legalización del aborto, el matrimonio igualitario, divorcio Express y enseñanza laica, aprobadas por el PSOE en sus tiempos de mayoría. Ahora dejó atrás su imagen de “perdedor” y toma la posta en la implementación de las medidas “anticrisis” que le costaron el cargo a su antecesor.

Movilizarse para enfrentar los ajustes

Según comentaristas políticos, “en el círculo más allegado a Rajoy se repite que la oposición no gana las elecciones, sino que las pierden los gobiernos” (Clarín, 21/11/11). Es una lúcida comprensión del triunfo electoral que ha logrado la derecha en España. Pero sin duda se ha fortalecido, e intentará capitalizar ese caudal de votos para seguir implementando las medidas exigidas por la canciller de Alemania Angela Merkel, el Banco Central Europeo y las grandes empresas españolas.

Hace un par de años, con el estallido de la “burbuja especulativa” alrededor del mercado inmobiliario comenzó a devorarse las viviendas de los trabajadores españoles. Actualmente, hay casi cinco millones de desocupados, que son más del 20% de la población. Entre los menores de 25 años alcanza el 46% y el 32 entre los inmigrantes, cuya situación se viene agravando día a día (para conseguir empleo tienen que renovar su permiso, y para lograrlo tienen que tener empleo…). Se ha subido la edad jubilatoria, se baja el presupuesto para los servicios sociales, y aumentan los contratos temporales. Para salvar a los banqueros y los grandes empresarios, protegidos por la Corona y el gobierno, se pretenderá seguir avanzando en estos ataques.

El movimiento de los indignados mostró su permanencia luego del receso vacacional de verano en los meses de julio y agosto. En Madrid ha tenido peso la lucha por la defensa de la educación pública. En Cataluña, contra los recortes en el sistema sanitario. Está planteado el desafío de avanzar más allá del voto castigo que acabó con el gobierno del PSOE. Nada bueno se puede esperar de sus sucesores del PP. Está planteada la necesidad de impulsar la movilización de los Indignados, de los trabajadores, y de los inmigrantes. Y más que nunca seguir exigiendo medidas de lucha y la huelga general a las conducciones de CCOO y la UGT.

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