G-20: Cristina Kirchner y el cuento del «capitalismo en serio»

9 de noviembre de 2011 Nro. 207
El Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
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Escribe:
Juan Rivera

Cristina y el cuento del “capitalismo serio”

9 de noviembre de 2011 Nro. 207
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Juan Rivera

Cristina y el cuento del “capitalismo serio”

En su discurso en la reunión del G-20, Cristina Fernández señaló que “vivimos en un anarco capitalismo donde nadie controla nada” y que habría que “volver a un capitalismo en serio”. Esta idea se inscribe en la vieja teoría de que hay dos capitalismos: uno salvaje, el otro “humano”. Nada más falso.

Según la mandataria, como solución, habría que “regular” a las empresas y bancos, mostrando sus límites. La realidad muestra que no existe tal cosa. En realidad, el capitalismo, aunque adopte formas distintas, es uno solo. Es más, los otrora defensores del supuesto “anarco-capitalismo” -es decir, la ausencia de regulación estatal- son los mismos que hoy día, ante la crisis, se han convertido en defensores a ultranza de la intervención del Estado…para salvar a banqueros y multinacionales. El paso del “capitalismo en serio” al festín de la especulación financiera no se debió al triunfo de los defensores de un capitalismo sobre otro, sino a la caída de la tasa de ganancia en las principales ramas industriales, que terminó por orientar esos mismos capitales -en su intento por valorizarse- a la timba de la especulación.

El discurso de Cristina pretende ocultar que el problema no es cómo se reformula al capitalismo, sino el propio sistema capitalista-imperialista. Que no es más que la defensa de las ganancias fabulosas de las patronales y, en contrapartida, la miseria y el hambre para las grandes mayorías. Sea con inflación incontrolable o regulada, con ajustes directos o solapados, bajo gobiernos de “centroderecha”, “progresistas”, “nacionales y populares” o del “socialismo del siglo XXI”, el resultado es siempre el mismo.

El coro oficialista local pretendió mostrar que Cristina les habría ido a “cantar las cuarenta” a los presidentes de las principales potencias y a los magnates. Muy lejos de eso, terminó mostrándose como fiel defensora de los intereses empresariales. Esto quedó evidenciado en el documento final del encuentro -firmado por Cristina- que, lejos de pretender “humanizar” el capitalismo, se orientó a salvar a los poderosos, ratificando ajuste para los pueblos.

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