Gómez Grillo: «La cárcel venezolana es la más violenta del mundo»

El criminólogo Elio Gómez Grillo afirma que en las cárceles venezolanas hay una guerra civil donde cada calabozo es una trinchera y cada preso es un francotirador, armado con armas muy potentes.

En una larga conversación sostenida con La Razón, Gómez Grillo analizó el tema de la prisión en Venezuela, y así llegó a la conclusión de que, además, de mantener el Estado a una población de cincuenta mil personas, completamente desocupada, sin trabajo ni estudio, ni mucho menos sin ofrecérsele actividades culturales o deportivas, la cárcel venezolana es la más violenta del mundo.

El criminólogo Elio Gómez Grillo afirma que en las cárceles venezolanas hay una guerra civil donde cada calabozo es una trinchera y cada preso es un francotirador, armado con armas muy potentes.

En una larga conversación sostenida con La Razón, Gómez Grillo analizó el tema de la prisión en Venezuela, y así llegó a la conclusión de que, además, de mantener el Estado a una población de cincuenta mil personas, completamente desocupada, sin trabajo ni estudio, ni mucho menos sin ofrecérsele actividades culturales o deportivas, la cárcel venezolana es la más violenta del mundo.

“Aquí se mata más de un preso diario, si tomamos en cuenta que al año se registra una tasa de más de cuatrocientos muertos al año; mientras que Brasil, con una población penal de cuatrocientas mil personas, registró sólo treinta y cinco muertes el año pasado”, asienta el también docente de la Universidad Central de Venezuela.

– ¿Cuál es la situación hoy en día de las cárceles en Venezuela?

– Lo primero que hay que hacer en todo sistema carcelario es clasificar a los presos. Hay muchas maneras de clasificar y ubicar, de acuerdo al delito cometido por la persona. Es muy distinto uno que va a la cárcel por homicidio, que uno que va por hurto. Ahora, ¿funciona eso en Venezuela? ¡No! Aquí están todos juntos y revueltos.

“Luego, el tiempo de ocio del preso. En los países socialistas las cárceles son fábricas. El tema de la cárcel constituye un conocimiento que no se aprende en libros, sino que se vive. Decía Cesare Lambroso, padre de la criminología, que tres meses de estadía en una cárcel valían por la lectura de toda una biblioteca. Yo he pateado cárceles en cinco continentes, y, fundamentalmente, percibí que en los países socialistas constituyen lugares de trabajo, es decir, todos los presos trabajan, y tienen las mismas condiciones laborales que en la calle. ¿Se cumple eso en Venezuela? Según las estadísticas, no”.

“Estudios: esto ha llegado a tal extremo de rechazo, que a todo aquél, que descubren que estudia, lo llaman bruja. Hay mucho desprecio en la cárcel por todo el que se atreve a estudiar. O sea, no estudian ni trabajan. Son cincuenta mil hombres que no hacen absolutamente nada. Pero, a esto se agregan las condiciones de vida, y así nos encontramos que hay cincuenta mil personas para un espacio, donde sólo caben quince mil. De modo que el hacinamiento se ubica en un trescientos cincuenta por ciento, y el hacinamiento crítico en un treinta por ciento”.

“Cuando hablamos de la comida: infame. Allí sólo comen los presos a quienes los familiares les llevan los insumos alimenticios. Asimismo, al referirnos a las condiciones de vida, también está el tema de la salud: infame. No mueren más porque son jóvenes, pero allí hay mucha gente que fallece por mengua; además, en ese hacinamiento proliferan los enfermos de tuberculosis, sida, de toda clase de enfermedades, y no hay control médico. Las actividades culturales en las cárceles han desaparecido. Yo recuerdo que la época de Luis Herrera Campins se hizo teatro en estos recintos. Todo lo que tiene que ver con el deporte, las condiciones para practicarlo por parte de los reclusos, son muy precarias”.

Se criminaliza la pobreza

– ¿Por qué hemos llegado a esa situación en materia carcelaria?

– Esa pregunta tiene varias respuestas; pero, en lo particular, yo resalto el aspecto de la criminalización de la pobreza. A la cárcel va el pobre diablo, y más en estos países latinoamericanos, donde hay muchas diferencias clasistas. Si usted hace un registro de nuestra población penal, allí no hay ni uno de la oligarquía.

“Es más, se ha dado el fenómeno de que, como la sociedad está tan dolida por la criminalidad, no falta el que se alegre por lo que sucede en las cárceles. Esa es la única venganza que se tiene. Pero, en este sistema se criminaliza la pobreza, si partimos del hecho de que el pobre está desvalido, no tiene capacidad de presión. Un pobre es un débil jurídico”.

“Es muy difícil que un rico vaya a la cárcel aquí en Venezuela; primero, porque las policías son muy corruptas; segundo, de la policía pasa a la Fiscalía, donde sucede lo mismo; de ahí pasa a los tribunales, que no se diferencia mucho de las otras dos instancias desde el punto de vista moral. Entonces, es muy difícil que un poderoso llegue a la prisión, si se toma en cuenta el proceso de mediaciones que hay. Si fueran niños-bien esos que a diario mueren en nuestras cárceles por violencia intercarcelaria, ya el gobierno hubiera caído (risas)”.

Está deteriorada la justicia

– ¿Cómo surge la figura del “pran”?

– No sé cómo surgió. Pero, en todo caso, se trataba de llamar a un jefe. Pran es un modismo lingüístico inglés, que traduce ‘cochecito’, y esto porque se trata de un sujeto protegido, blindado como si estuviera en un “coche”. Así se habla de luceros, que son los segundones de estos señores, y modismo que proviene de la influencia de las cárceles portorriqueñas.

– ¿Desde las cárceles se dirigen buena parte de los crímenes de Venezuela?

– En realidad, yo no soy policía. No te puedo responder esa pregunta. Aunque sí he leído sobre casos de secuestros, casos de homicidios.

– ¿Se cobra por todo en las cárceles de Venezuela?

– En las cárceles, sí. Es más, se habla de una seguridad de vida que paga cada preso, y que vale unos cincuenta mil bolívares.

– ¿Vivimos en un país sin justicia?

– Yo sí creo que está muy deteriorada la justicia en Venezuela.

– ¿Qué grado de responsabilidad tiene la Guardia Nacional en la explosiva situación carcelaria venezolana?

– No tengo prueba de ello. Pero, sí parece que es bastante, y de allí la existencia de armas y de consumo de drogas entre los recursos. Para que se llegue a eso tiene que haber mano militar metida en el asunto.

Los sucesos de El Rodeo

– ¿Fue alarmista y sesgada la transmisión de Globovisión sobre los recientes sucesos de El Rodeo?

– Sinceramente, yo no puedo opinar porque no lo vi. Creo sí que la transmisión de un acontecimiento tan histórico es respetable. Ahora, no te puedo decir aquí cuál canal manejó de esta forma o de esta otra la situación; sí se que en estos casos se observa que acuden varios canales de televisión.

Cada calabozo es una trinchera

-¿Qué está ocurriendo en las cárceles venezolanas?

-Uno puede afirmar que en las cárceles venezolanas hay una guerra civil; donde cada calabozo es una trinchera y cada preso es un francotirador, armado con armas muy potentes

-No se da un ambiente vital, adecuado para un ser humano en las prisiones venezolanas, y a esto agregamos la violencia intercarcelaria, que en nuestra nación es muy grave. En el mundo hay once millones de presos; de los cuales más de la mitad está en tres países: China, Rusia y Estados Unidos. Seis millones de presos registran estos países; los cinco restantes están repartidos en el mundo entero. En América Latina hay un millón; de los cuales cincuenta mil pertenecen a Venezuela, y se matan más esos cincuenta mil, que los novecientos cincuenta mil restantes. Aquí se mata más de uno diario. Por ejemplo, en Brasil que contabiliza cuatrocientos mil presos, el año pasado sólo mataron a treinta y cinco presos. Nuestras cifras reporta que al año se matan unos trescientos, y algunas veces llega hasta cuatrocientos, o sea, más de uno diario. ¡Tenemos el país más violento del mundo!”.

El delincuente se hace

– ¿A qué atribuye el auge de la delincuencia en Venezuela?

– Te lo voy a decir sencillamente: en Venezuela la delincuencia comenzó desde la llegada de Cristóbal Colón, es decir, desde la llegada de los españoles, y se ha mantenido, estructuralmente, por una situación de disgregación familiar. No hay delincuente nato. El delincuente se hace. De eso no es culpable el individuo, como sí la sociedad. Es decir, en Venezuela ha habido delincuencia, porque ha habido disgregación familiar. Vivimos en una sociedad donde el padre hace hijos sin ninguna responsabilidad.

“El padre semental, y cuyo problema se agrava cada día más; por la libertad sexual que ahora prevalece, sobre todo, entre la población juvenil, y a lo que se agrega la droga. Aquí hay que tomar en cuenta, no sólo el embarazo precoz, sino también la paternidad precoz. Hay muchos de esos muchachos, que liderizan bandas armadas, y que cuando pierden la vida en eso combates callejeros, que llaman ajustes de cuentas, dejan dos o tres hijos ya con una edad apenas de adolescentes. O sea, son niños que se van a criar sin padre y muchas veces hasta sin madres”.

“A esto se agrega la impunidad, que es terrible. En Venezuela se habla de que de cien homicidios sólo se castigan diez”.

La justicia está en el suelo

– ¿Nuestro sistema de administración de justicia está en el suelo?

– Está en el suelo, lamentablemente.

– ¿Qué medidas preventivas recomendaría usted para frenar el auge delictivo en Venezuela?

– Si yo lo supiera se frenaría el delito en el mundo (risas). Educación, trabajo, cultura.

– ¿Por qué no siguió asistiendo al ex rector Edmundo Chirinos, actualmente preso en Yare?

– Le respondo con dos palabras: por graves diferencias con el resto de sus abogados, y conste que esta fue una defensa por la cual nunca cobré, absolutamente, nada. Es mi amigo, sigo pendiente de él.

– ¿Cree usted que en su caso se cumplió una sentencia justa?

– Justa no lo creo. Esto que está pasando es increíble. Este es un hombre que tiene setenta y siete años, y de acuerdo con la ley, sólo le saldría una pena de cuatro años.

Las mejores cárceles están en los países nórdicos

– ¿Qué hace actualmente?

– Cuando uno se jubila es cuando más trabajo tiene, porque de pronto le salen muchas cosas para hacer. Antes uno sólo tenía un trabajo, ahora tiene muchos: conferencias, cursillos, seminarios.

– ¿Qué recuerda de su vida en Maiquetía?

– Todo, todo, ahí me quedé sembrado. Tengo a Maiquetía como una parte muy importante de mis vivencias.

– ¿Quiénes eran sus compañeros de pensión en Santa Rosalía cuando usted llegó a Caracas a estudiar en la universidad?

– Están fallecidos casi todos. Recuerdo a Rafael Bello Calabria, Carlos Gauna.

– De las cárceles que usted ha visitado en todo el mundo, cuál es la más acorde con un sistema penitenciario humanista y civilizado?

– Las de los países nórdicos: Suecia, Dinamarca, Finlandia y Noruega. En este último país, incluso, los presos tienen un periódico.

Armas, drogas y corrupción

– ¿En Venezuela nadie puede derrotar a las mafias carcelarias?

– Toda mafia es derrotable. Claro que sí. No hay mafias invencibles.

– ¿En estos trece años de revolución bolivariana se ha agravado la situación carcelaria en Venezuela?

– Esa es una pregunta muy politizada. Pero, te digo que aquí ha habido un retroceso penitenciario desde la caída de Pérez Jiménez. Al doctor Tulio Chiossoni se le debe la instauración de la cárcel nueva en el año de 1937 en Venezuela, a raíz del gobierno de Eleazar López Contreras, y hasta Pérez Jiménez se mantuvo ese régimen penitenciario. Bajo esa dictadura hubo muchos problemas, pero las cárceles no eran malas. Había campos de concentración, como Güasina, especialmente, diseñados para los presos políticos.

– ¿Cómo llegan las armas y la droga a manos de los presos?

– Por corrupción, por supuesto.

El artículo Gómez Grillo (el 272, Constitucional)

El criminólogo Elio Gómez Grillo fue miembro de la Asamblea Nacional Constituyente que en el año 1999 redactó la actual Constitución Nacional. Entre sus aportes a la carta magna estuvo el artículo 272, surgido de su puño y letra. Allí se prevé el carácter autónomo y profesional del sistema penitenciario, la descentralización de las cárceles e incluso algunas modalidades de privatización. También el régimen abierto y las colonias agrícolas. Letra muerta. A continuación lo transcribimos:

Artículo 272

El Estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios contarán con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación, funcionarán bajo la dirección de penitenciaristas profesionales con credenciales académicas universitarias, y se regirán por una administración descentralizada, a cargo de los gobiernos estadales o municipales, pudiendo ser sometidos a modalidades de privatización. En general, se preferirá en ellos el régimen abierto y el carácter de colonias agrícolas penitenciarias. En todo caso las fórmulas de cumplimiento de penas no privativas de la libertad se aplicarán con preferencia a las medidas de naturaleza reclusoria. El Estado creará las instituciones indispensables para la asistencia pospenitenciaria que posibilite la reinserción social del exinterno o exinterna y propiciará la creación de un ente penitenciario con carácter autónomo y con personal exclusivamente técnico”.

Nunca he asesorado a Iris Varela

– ¿Sigue asesorando a la ministra Iris Varela?

– Nunca la he asesorado.

– ¿Qué opina del planteamiento de la ministra Iris Varela de darle libertad a la mitad de los presos venezolanos?

– No quiero personalizar eso en un solo ser humano. Personalizar eso en la ministra Varela me parece fuera de contexto. Yo creo que ese planteamiento lo debe haber estudiado la ministra con suficientes elementos de juicio, y con un equipo de trabajo. Así yo no puedo opinar porque sería irresponsable.

– ¿Está de acuerdo con privatizar las cárceles?

– El artículo 272 de la Constitución, cuya hechura me corresponde a mí, establece algunas modalidades de privatización; sobre todo, para el área de los servicios: salud, estudios, alimentación, y esto me parece un aspecto que no es nada capitalista ni mucho menos pecaminoso.

– Igual se habla de la descentralización, que yo lo destaco: las mejores cárceles socialistas estaban descentralizadas, que eran las de Yugoslavia y la de Rumania. ¡En los países socialistas había descentralización! Esto no es una cuestión capitalista”.

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