“Hay una realidad social que está incidiendo en la reaparición de la difteria”

El retroceso en la calidad de vida del venezolano ha propiciado el
brote de enfermedades antes controladas Foto Archivo


Correo del Caroní

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Gobierno exquisito

El doctor Jhonnys Heraoui explica que una enfermedad es endémica cuando el número de casos reportados es lo esperado para la época en una población determinada, y que cuando ese número está por encima de lo esperado se le llama epidemia. “Pero hay que estar claros si esos datos son reales o no, si en los años anteriores hubo ese registro. Antes había un registro de todas estas enfermedades, pero ahora, por razones políticas o lo que sea, hay una especie de exquisitez por publicar estos datos”, comenta. 

La difteria es una enfermedad prevenible por vacunas. De esta premisa parte el doctor Jhonnys Heraoui con parsimonia pedagógica, como quien es magíster en ciencias en Docencia de Salud. Recuerda que es contagiosa y que acompaña a la humanidad desde hace mucho. “Decir que no ha habido casos (en Venezuela) siempre será una falacia, porque probablemente la mayoría no fueron diagnosticados o se les puso otro nombre y pasaron desapercibidos”, aclara, para desmentir que ninguna enfermedad puede ser erradicada del todo. Por eso habla de patologías controladas.

Entonces ¿Cómo reaparece en Bolívar una enfermedad de la que no había conocimiento desde hacía 24 años? La respuesta está en un cúmulo de factores: en el uso masivo e indiscriminado de antibióticos sin prescripción médica para cualquier afección respiratoria, lo que ha minimizado las manifestaciones graves de la difteria. Esta al final pasa como una simple gripe y no se registra como tal. Otra causa es la falta de inmunidad, generada a su vez por causas que van desde una vacuna que perdió su eficacia porque no cumplió con la cadena de frío, hasta el estrés social, la malnutrición y desnutrición.

“Son factores sociales y económicos condicionantes que van a hacer que cualquier enfermedad se manifieste en cantidades alarmantes. Fiebre amarilla, dengue, hepatitis, difteria, y todas las enfermedades que se puedan prevenir por vacunas. Todas pueden tener los mismos factores sociales como causa para que haya un repunte de casos”.

– De todos estos ¿cuáles cree que hayan influido en el reciente brote de difteria?

– Es una mezcla de varios factores. Si una vacuna no guarda la cadena de frío adecuada no genera inmunidad. Si inmunizas a alguien, pero esa persona tiene índices de malnutrición o de desnutrición es susceptible de contraer la enfermedad. Si esa persona fue inmunizada, presenta un cuadro de difteria y no tiene los antibióticos para contrarrestarlo puede estar en una situación grave. Son varios condicionantes que, sumados, dan un resultado exponencial. La magnitud de los casos que se registran depende de unas condiciones para que la enfermedad se manifieste y se salga de control.

Ahora, crear una alarma es una decisión muy delicada que depende de las autoridades sanitarias, que son quienes deben tener la visión global de la enfermedad. Lo que se podría plantear es que hay un nivel de casos por encima de lo normal que pudieran corresponder con la difteria y activar los planes que el Ministerio de Salud tiene previsto y que se están aplicando: abordar los casos, someterlos a aislamiento, generar la cuarentena, control de posibles contactos primarios y secundarios y los planes de vacunación para la población susceptible.

Si una persona cumple su esquema de vacunación puede estar inmunizada por 10 años. Pero ese refuerzo tampoco debe crear alarma, porque si la persona está bien alimentada, si tiene su sistema inmunológico óptimo, puede ser resistente a estas enfermedades”.

– Pero el gobierno regional sabía de casos de difteria desde abril y no informaron ¿Es correcto ese secretismo?

– A partir de qué número de casos es recomendable que se dé a conocer que hay un brote de la enfermedad

– Esa es una decisión de política sanitaria. A veces con un solo caso, dependiendo de la enfermedad, se puede generar la alarma, a veces puede ser un número equis, pero la reserva de eso es una política sanitaria. Eso le corresponde a las autoridades de salud. Es una decisión que hay que tomar con bastante tacto porque a veces informando de la enfermedad se generan más daños que beneficios. Ahora, la prensa está en todo el derecho y el deber de informar que hay casos que están por encima de los valores normales, pero evaluar la pertinencia de informar o no desde la política sanitaria depende de las autoridades de salud.

– Cuando hay pocos casos no hay por qué crear una alarma. Eso puede generar pánico en la población. Ha habido diagnósticos médicos con desenlaces fatales, pero no para crear una alarma porque aumenta el estrés en la población, agudiza el problema y hace que se agoten las vacunas. Un plan de inmunización no es para todas las personas, sino para la población susceptible. Por ejemplo: si tienes una población de 100 mil personas y tienes un 30% de niños menores a 5 años debes vacunar a esos 30 mil niños y puedes disponer de un 10% adicional para los ancianos, que también son población en riesgo. No puedes vacunarlos a todos porque es ilógico.

Ahora, cuando tienes unos casos que escapan de la norma, hay estándares epidemiológicos y sanitarios para controlar eso, y una de ellas es manejarlo con mucha cautela. No es que porque se ocultaron pocos casos iniciales va a haber una epidemia después. Pero si hay una cantidad aceptable de casos, como ahorita, ahí están los mecanismos para activar la alarma y hacer la notificación masiva.

Pero esa notificación no se ha hecho. Hasta ahora el Gobierno no ha informado del número de casos de difteria, ni mucho menos, la cantidad de fallecidos por esta causa. Además, si la enfermedad se mantuvo callada desde abril no fue por secreto médico, o para evitar el pánico en la población. Fue, como afirmó la coordinadora del Programa Ampliado de Inmunización del Ministerio de Salud, Marisol Escalona: «porque eso va contra la revolución».

Heraoui sostiene que los procedimientos empleados coinciden con las recomendaciones internacionales que dicta la OMS (Organización Mundial de la Salud) y la OPS (Organización Panamericana de Salud). Ojo, se refiere a los procedimientos. No así, a la calidad de estos. “¿Cómo está la cadena de frío de las vacunas? ¿Cuál es la calidad de los medicamentos? ¿Se están distribuyendo los medicamentos de manera oportuna? ¿Cuál es la calidad de atención de los médicos integrales o de dudosa procedencia? Eso es lo que no sabemos”.

El miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York explica que la mayoría de los casos con síntomas de difteria responden a un diagnóstico clínico, el cual define como una sospecha tiene que ser confirmada, pero que, hasta tanto no se hagan los exámenes de laboratorio, se deben manejar como casos sospechosos. Eso es lo que dicta el estándar internacional.
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Francisco Rangel G. @rangelgomez

Científicamente no se ha comprobado ningún caso de difteria. Todas las autoridades de salud se desplegaron por el estado#GobiernoAlDía375
06:58 – 4 oct 2016
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– Pero frente a la incertidumbre, e incluso habiendo casos confirmados…

– En ese caso pregunto ¿es que no hay las pruebas de laboratorio para hacer eso? Lo que proceder ahí es que si hay sospecha se debe hacer el esfuerzo por examinar todos esos casos para confirmarlos o descartarlos.

Pero esto tampoco se ha hecho. El Gobierno aún no ha confirmado los casos en los que se sospecha de difteria, mientras el gobernador del estado, Francisco Rangel Gómez, se escuda en tales procedimientos al punto de afirmar que “científicamente no se ha comprobado ningún caso de difteria”, lo cual es falso: personal médico del Hospital Pediátrico Menca de Leoni informó a Correo del Caroní de la realización de pruebas de laboratorio que confirmaron al menos 17 casos.

País que enferma

– Entonces la crisis país ha generado condiciones para la reaparición de la difteria

– El Dr. Elías Inaty, fundador de los servicios pediátricos del Hospital Ruiz y Páez, dice en su libro que la enfermedad pediátrica es la expresión de una sociedad. Todo lo que ocurre en una sociedad se expresa en el niño a través de su enfermedad. Si tú tienes una estructura social debilitada, el niño será el principal sufriente. Esta realidad social, de deterioro de la calidad de la comida, de dificultad para la adquisición de alimentos, el alto costo de la vida, todo eso repercute directamente en los niños.

– De hecho, los 20 muertos hasta ahora son niños

– El diferencial de peso del año anterior hasta ahora está entre los 8 y los 10 kilos. Los niños no mucho, pero sí están teniendo bajo consumo de proteínas, y por consiguiente se altera negativamente su inmunidad. Hay una realidad social en el país, la gente está comiendo menos y hay un deterioro de los estándares de calidad de vida. Esa alteración está repercutiendo directamente en lo psicológico y en la inmunidad de las personas. Por eso en 2016, la población susceptible está padeciendo las consecuencias de medidas que no son adecuadas para los estándares internacionales de calidad de vida.

 

 

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