Imperialistas visitaron Trípoli, como en la época de Kadafi

16 de septiembre.- Los jefes de Estado de Francia y Gran Bretaña, Nicolas Sarkozy y David Cameron, llegaron este jueves a Trípoli para entrevistarse con el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdel Jalil, y el primer ministro, Mahmud Yibril. La escena recordó los frecuentes encuentros entre Kadafi y sus socios imperialistas en tiempos de la dictadura, y puso sobre el tapete nuevamente la orientación de la dirección del CNT de dar continuidad al entreguismo que caracterizó la última década del régimen kadafista.

16 de septiembre.- Los jefes de Estado de Francia y Gran Bretaña, Nicolas Sarkozy y David Cameron, llegaron este jueves a Trípoli para entrevistarse con el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdel Jalil, y el primer ministro, Mahmud Yibril. La escena recordó los frecuentes encuentros entre Kadafi y sus socios imperialistas en tiempos de la dictadura, y puso sobre el tapete nuevamente la orientación de la dirección del CNT de dar continuidad al entreguismo que caracterizó la última década del régimen kadafista.

Mientras que las milicias populares continuaban peleando en Bani Walid y Sirte para liquidar los restos de la dictadura, la dirección del CNT agasajaba a los jefes imperialistas en la capital, Trípoli.

El imperialismo yanqui también envió a Trípoli al subsecretario de Estado para asuntos del Cercano Oriente, Jeffrey Feltman, esta semana.

El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan llegó hoy a Libia. El régimen islamista burgués turco representa el modelo que el imperialismo promueve para el mundo árabe ante el estallido de rebeliones en casi todos los países del norte de África y el Medio Oriente, proceso que pone en jaque el poder yanqui y europeo en la región, ya golpeado por la derrota política y militar sufrida en Irak.

El régimen chino también reconoció al CNT como gobierno de Libia el 12 de septiembre.

El imperialismo preocupado por mantener a Libia dentro de su órbita

Los elementos principales de las declaraciones de los dos gobernantes imperialistas en Trípoli han sido: expresiones de apoyo y confianza hacia el CNT, el llamado a que no haya persecución contra los integrantes del régimen kadafista, y la voluntad explícita de hacer enormes negocios de construcción en Libia. El petróleo indudablemente está entre las prioridades del imperialismo, pero la línea del CNT de mantener las concesiones entregadas por Kadafi a las transnacionales petroleras ha tranquilizado a los capitalistas. Aún así, las reservas libias congeladas en bancos europeos no han sido entregadas al CNT en su totalidad, sino por cuentagotas, como una manera de manejar a pulso las decisiones del nuevo gobierno.

El llamado a no perseguir a los miembros de la dictadura kadafista se basa en la política de procurar la incorporación al nuevo gobierno de un importante número de agentes kadafistas que sirvieron fielmente a los intereses imperialistas durante la dictadura. Además, Sarkozy y Gordon, al igual que el gobierno yanqui, son partidarios de que Kadafi no sea sometido a un juicio en Libia, sino que sea entregado a la Corte Penal Internacional (CPI), aún cuando el gobierno de los EEUU no ha suscrito el tratado internacional que sustenta a ese organismo. Mientras que las bases rebeldes han presionado para que Kadafi sea juzgado por el pueblo libio y han obligado a voceros del CNT a declarar que no entregarán a Kadafi al CPI.

El pueblo rebelde no confía en la dirigencia del CNT

El llamado de los jefes de Estado europeos a confiar en el gobierno del CNT, evidencian la fragilidad de esa dirección, que no inspira ninguna confianza en el pueblo rebelde, al estar compuesta por miembros de la oposición burguesa y ex ministros de Kadafi. Muchos en el bando rebelde recuerdan los pactos de Kadafi con los gobiernos europeos y el yanqui para la entrega del petróleo libio y la cooperación en materia militar y de seguridad, de ahí que fueran comunes al comienzo de la guerra civil las consignas a favor de la entrega de armas a la insurgencia y en contra de la intervención militar extranjera. Esta desconfianza hacia los gobiernos imperialistas se traslada hacia quienes fungen como sus operadores directos en el CNT.
Mayor aún es el rechazo a aquellos dirigentes del CNT que han sido connotados proimperialistas desde que fungían como ministros de la dictadura kadafista. El propio presidente del CNT, Mustafa Abdel Jalil, fue ministro de Justicia de Kadafi desde 2007 hasta el estallido de la rebelión popular libia.

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