J. M. de los Ríos se cae a pedazos

Opera a medias por fallas de infraestructura, personal e insumos

Pacientes de hematoncología están particularmente afectados

Estado Mayor de Salud solo fue promesas y cero mejoras

Opera a medias por fallas de infraestructura, personal e insumos

Pacientes de hematoncología están particularmente afectados

Estado Mayor de Salud solo fue promesas y cero mejoras

Si bien la falta de personal y de insumos también son males que afectan al Hospital de Niños, J.M. De Los Ríos, es el problema de infraestructura el que más disminuye y deteriora la atención que se ofrece en el centro de salud. Que sus galenos repitan sin parar «el hospital se nos está cayendo encima», no es una metáfora.

Hay techos caídos, papeleras que funcionan de tobos y recogen el agua de las goteras, filtraciones, problemas con las aguas negras y múltiples alas inutilizadas por un sinfín de causas, todas relacionadas con las fallas de la arquitectura.

La norma internacional que establece que las tuberías de un centro de salud tienen una vida útil de 25 años está lejos de cumplirse allí. En el J.M De Los Ríos el sistema hidráulico tiene más de 55. El Hospital de Niños lleva 77 años operando, pero a mitad de los años 50 fue cuando se mudó a la sede de San Bernardino, que antes funcionaba como una escuela de enfermería.

El área de infectología -donde tratan a los niños con VIH-, en el piso 4 de una de las alas, tuvo que ser desalojada por completo porque el lugar se inundaba y las aguas negras corrían por las paredes. El problema no fue resuelto, el área sigue clausurada y los pacientes hacinados en otros servicios.

Las fallas de las tuberías llegan hasta la planta baja, donde se ubica la Farmacia.

Ese espacio igualmente tiene áreas inutilizadas, pues también se han inundado y han llegado incluso a perder medicamentos por ello.

Hay todo un piso en obras, cuya remodelación fue aprobada pero durante la gestión de la exministra de salud, Isabel Iturria, se paralizó.

El servicio de Medicina II, donde el año pasado se registró un incendio, permanece también desolado y aún con los rastros de cenizas.

Tres quirófanos de Urgencia que fueron remodelados en 2004 también están cerrados por la mismas fallas del sistema de tuberías.

El doctor Huníades Urbina, ex director del hospital, cuenta que cuando llegó al centro de salud, en 1987, tenían unas 400 camas operativas y hoy la cifra está por debajo de las 200.

Sin personal suficiente

El año pasado en el Hospital de Niños se inauguraron siete nuevos quirófanos, que permanecieron en obras durante cinco años. Sin embargo, ahora solo están operativos dos, pues no hay anestesiólogos suficientes para poner en marcha todas las salas. Hay una deuda con 5 mil pacientes que aguardan cirugías de diferentes tipos. La espera alcanza y puede superar los cuatro meses.

Cuentan con solo seis especialistas y uno debe hacer el trabajo fuera de los quirófanos, es decir, para los pacientes hematoncológicos.

Los servicios de Hematología y Oncología no ofrecen hospitalización porque no hay personal suficiente, las áreas cuentan con apenas tres y cuatro especialistas respectivamente.

También hay un déficit importante de enfermeras. Urbina explica el caso de su servicio, Urgencias, donde por las noches debería tener una enfermera para cada paciente y solo cuenta con tres para 28.

El abastecimiento de insumos es intermitente. Faltan materiales para la limpieza e higiene del personal.

Yamila Battaglini, jefe del servicio de Cirugía, explica debido a las fallas en la limpieza del lugar ha proliferado un hongo hospitalario que es «comeniños». A los pequeños en su estancia deben indicarle antibióticos por 21 días, que a veces ni en el propio hospital hay.

En Urgencias, desde junio de 2013 no llega jabón para que los galenos se laven las manos.

En el último reporte de infecciones asociadas al cuidado de la salud el punto de prevalencia subió de 20, que es lo normal, a 29,7.

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