La alternativa de los jóvenes el 7 de octubre

Es común en conversaciones de cafetín, en reuniones improvisadas en los pasillos y patios de la Universidad, que la conversación termine girando hacia la política y algún jóven sentencie “yo no opino de política, yo no sé… es que todos son iguales” y luego agregar “igual si no trabajo, no puedo comer”. Para mi sorpresa, en una conversación con una compañera recién egresada de la Universidad, luego de repetir ese mantra, concluyó así: “pero también es cierto que la política está en todo”.

Es común en conversaciones de cafetín, en reuniones improvisadas en los pasillos y patios de la Universidad, que la conversación termine girando hacia la política y algún jóven sentencie “yo no opino de política, yo no sé… es que todos son iguales” y luego agregar “igual si no trabajo, no puedo comer”. Para mi sorpresa, en una conversación con una compañera recién egresada de la Universidad, luego de repetir ese mantra, concluyó así: “pero también es cierto que la política está en todo”.

Desde ese día estoy reflexionando al respecto, la coyuntura política que estamos viviendo, a nivel nacional e internacional es decisiva, y los jóvenes los más afectados, los gobiernos ya no nos ofrecen las oportunidades que tuvieron nuestros padres. Son estos jóvenes descontentos los que han asumido un papel decisivo liderizando las revoluciones que se iniciaron en Túnez y han atravesado varios países del Norte de África y el Medio Oriente: Siria, Yémen, Egipto, Libia. La lucha es en contra del desempleo, las desigualdades e injusticias sociales, las represión de las dictaduras, por el derecho a organizarse políticamente, en total, por los derechos que son inalienables a la persona. Por otra parte en nuestro país, intentan reducirnos a “un voto más”, como si carecieramos de sentido de justicia, igualdad, libertad, o solo a los dinosaurios les corresponde ser protagonistas de la política.Y no podemos permitir que nuestras opiniones se queden abandonadas en los pasillos de las universidades o las cafeterías, en las esquinas de las calles o del barrio, es el momento de que nos rebelemos contra la resignación a la que los de arriba esperan que se entregue el país.

Los medios públicos y los privados nos han presentado limitadas opciones de elección en el campo político. Los medios han institucionalizado los colores, eslogans, imágenes y vocabulario de cada sector: “el oficialista” y “el opositor”, a ese blanco y negro pretenden reducir nuestras opciones. Y al resto del país que no encuentra identificación con uno de estos, los ubican en un grupo que ha sido promovido por las encuestadoras y en los discursos de “analistas y expertos”: son los llamado “nini”, “los indecisos”, los “no sabe/no responde”.

A nosotros los jóvenes, nos han intentado tomar por zombies de la televisión y borrégos de los políticos tradicionales. Debemos repudiar ese menosprecio y demostrar que somos conscientes de la situación de la sociedad venezolana y más que eso, que estamos dispuestos a asumir nuestro rol protagónico en la política nacional.

Los problemas medioambientales, la exigencia de empleos y sueldos dignos, un presupuesto educativo que se adecue a la demanda de educación de calidad, la pobreza y desigualdad que se vinculan a la inseguridad y que limitan nuestras oportunidades para desarrollar capacidades artísticas, deportivas e intelectuales, son las exigencias de quienes empezamos a emprender el camino. Es el momento de luchar para que nuestras denuncias sean reconocidas e incluidas en la agenda política de nuestros gobernantes y esto solo se puede alcanzar por medio de nuestra activación política. Es el momento de prescindir de la opinión pública que fabrican los dueños de los medios de comunicación y que presentan como única posibilidad la elección entre el “mal menor” o un voto que mantega este “orden de cosas” por otros seis años más.

También es el momento de reconocer que no asumir una postura al respecto es tomar la decisión de mantener el “orden” actual de las cosas, no podemos seguir bajando la cabeza cuando se trata de opinar sobre lo político, y debemos ubicarnos en una posición distinta al “Gran Polo Patriotico” o “La Mesa de la Unidad Democrática” .Y tomar partido por la “neutralidad” o por la apatía es entregarle el poder en bandeja de plata a los que hacen la política con corrupción, engaños, y por sus propios intereses, tal y como la rechazamos. Es momento de aceptar que “la política está en todo” y que en esta decisión colectiva está nuestro porvenir como nación y como individuos.

Y en todo este contexto, una candidatura como la de Orlando Chirino se presenta como una opción viable y realista y no defasada, o para hacerle “el juego” a esas grandes facciones que rigen la política nacional. Estamos en el momento de asumir posiciones, reconocer que tenemos un papel trascendental en la definición del escenario nacional y rebelarnos contra la opinión que han creado los medios para minimizar esta candidatura.

Chirino, que en su juventud fué dirigente estudiantil y que conoce la lucha por los derechos estudiantiles, ahora tiene propuestas que consideran nuestras demandas. En el programa de gobierno se hace una propuesta contundente contra el desempleo juvenil y se amplían los derechos laborales, como la reducción de la jornada laboral, que permitiría el tiempo y espacio para el desarrollo de las capacidades individuales. Otro punto es el impulso de un modelo alternativo de desarrollo por medio de la reforma agraria e inversión en las industrias básicas, lo que generaría más empleos y por lo tanto oportunidades verdaderas para los que se están integrando al mercado laboral, a diferencia de propuestas como las planteadas por la MUD de impulsar una ley de primer empleo bajo condiciones precarias, con menos del salario mínimo y sin estabilidad. Por otra parte, sabemos que si bien es díficil conseguir un empleo, sigue siendo complicado intentar “sobrevivir” con un sueldo mínimo y ante esto la propuesta es la igualación del sueldo mínimo a la canasta básica. De igual manera se reconoce que es vital permitir la lucha de los jóvenes por sus derechos a través de la libre organización política y al respecto el programa de gobierno defiende la autonomía de las organizaciones estudiantiles con el fin de acabar con esa forma de hacer política que ha convertido estas instituciones en ápendices de partidos políticos ajenos a las realidades de nuestros centros de estudios, respondiendo a fines electoreros y politiqueros.

Por todo esto, debemos tomar una posición crítica sobre lo que sucede en nuestro país, donde el candidato de la MUD se disfraza de jóven para señalar caminos antiquísimos que no llevan más que a un abismo y el candidato del gobierno nos vende esperanzas para un mañana que nunca llega. Es necesario que como jóvenes activos, nos rebelemos ante absurdas imposiciones y protagónicamente asumamos una postura con contenido político donde haya espacio para nuestras demandas y acciones, y ese espacio está en la candidatura de Orlando Chirino.

* Estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad de los Andes

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