La Compactadora de Basura: una alerta temprana

Desde hace ya algunos meses, quienes vivimos en las cercanías del embalse de La Mariposa hemos venido escuchando acerca de la posibilidad de trasladar la compactadora de basura de Caracas, ubicada actualmente en Turmerito, al sitio donde hoy se encuentra la Dirección de Geografía y Cartografía de la FAN, a ocho kilómetros del embalse en dirección hacia la Cortada del Guayabo.
Desde hace algo más de una semana, a partir del discurso pronunciado por el presidente Chávez en Coche, el asunto ha dejado de ser un rumor para convertirse en una posibilidad concreta. El presidente, debemos destacar, no ha planteado el tema como una decisión ya tomada sino sólo como una posibilidad todavía sujeta a discusión, por el gobierno, las comunidades, etc.
Dentro del mismo espíritu de discusión con el cual el presidente ha planteado públicamente el asunto, quisiera, como habitante y conocedor de la zona de La Mariposa desde hace casi veinte años, aportar mi particular opinión.

Desde hace ya algunos meses, quienes vivimos en las cercanías del embalse de La Mariposa hemos venido escuchando acerca de la posibilidad de trasladar la compactadora de basura de Caracas, ubicada actualmente en Turmerito, al sitio donde hoy se encuentra la Dirección de Geografía y Cartografía de la FAN, a ocho kilómetros del embalse en dirección hacia la Cortada del Guayabo.
Desde hace algo más de una semana, a partir del discurso pronunciado por el presidente Chávez en Coche, el asunto ha dejado de ser un rumor para convertirse en una posibilidad concreta. El presidente, debemos destacar, no ha planteado el tema como una decisión ya tomada sino sólo como una posibilidad todavía sujeta a discusión, por el gobierno, las comunidades, etc.
Dentro del mismo espíritu de discusión con el cual el presidente ha planteado públicamente el asunto, quisiera, como habitante y conocedor de la zona de La Mariposa desde hace casi veinte años, aportar mi particular opinión.

De antemano, debo decir que utilizo en el título de este artículo un término derivado de la ciencia de los desastres, o desastrología, la misma de los terremotos y los tsunamis,“una alerta temprana”, pues considero que será un desastre, ambiental, humano, urbano, lo que va a ocurrir de hacerse realidad el traslado de la compactadora a el sitio señalado.

Aunque tengo muchas cosas que aportar, además de lo que expresaré en este artículo, seré breve, desglosando mi punto de vista en unos pocos puntos numerados, pues considero que es una petición, un llamado urgente, que no puede esperar.

I

Considero que sería un gravísimo disparate colocar la compactadora de basura de la Caracas de seis millones de habitantes o más, la del siglo veintiuno, aguas arriba del embalse de La Mariposa, ocho kilómetros más arriba del embalse, en la cabecera de una cuenca que ha sido, desde tiempos inmemoriales, por sus generosos y abundantes manantiales, quizás la más importante fuente de agua potable del valle de Caracas, en una zona boscosa, casi virgen, donde se origina el río Valle. Y decimos “tiempos inmemoriales” porque esta historia no comienza en 1948 cuando se construyó el embalse. Precisamente el embalse se construyó allí para aprovechar la abundancia de agua potable en esa cuenca. Mal podríamos ahora aplicar semejante inyección letal a su cabecera, envenenando los manantiales, las quebradas y el rio. Sería una locura.

II

El presidente también habló también en su discurso acerca del traslado del hoy Mercado Mayor de Coche a la zona de Turmerito. El traslado del mercado a Turmerito podría ser viable sólo si se suspende el traslado de la compactadora para el lugar que han sugerido en la carretera de la Cortada del Guayabo. Hacer las dos cosas a la vez significará que ese caótico cuello de botella que es hoy Turmerito se convertirá en el lugar por donde pasarán simultáneamente toda la comida y toda la basura de Caracas. Y ya todos sabemos cómo se transporta la basura en esta ciudad. Podemos imaginar el infierno de gandolas y camiones largando basuras y chorreando caldos putrefactos por doquier, rumbo a la compactadora, en estrecha convivencia con gandolas y camiones cargados de alimentos, rumbo al mercado y a Caracas. Algo horrible. Millones de ratas quizás, perros hambrientos y sarnosos, como en un mercado de la edad media, y en el medio de todo aquello, los infelices ciudadanos que van a comprar al mercado, o que habitan en las viviendas que se construyen en los alrededores, y también todos los que pasan por ahí rumbo a Caracas o a los Altos Mirandinos.

III

La remoción de la compactadora de basura del sitio donde se encuentra no es soplar y hacer botellas, no es cuestión de “quítame eso de ahí y pásamelo para allá”, ojo. El asunto es mucho más delicado y peligroso que una simple mudanza, y debe hacerse con la debida precaución y con la debida planificación. Por la compactadora de Turmerito han pasado, durante décadas, todas las basuras, miasmas y putrideces imaginables, todos los tóxicos y venenos, metales pesados, cadmio, plomo, mercurio, y hasta sustancias radioactivas, desechos industriales, en fin. La remoción de esa peligrosa llaga no es cuestión simplemente de demoler, pasar una máquina, llevarse la costra para otro lado, quién sabe para dónde, y luego echar una tierrita y sembrar unas maticas. No. Eso ya lo hizo Diego Arria en 1975 cuando cerró el antiguo relleno de Ojo de Agua, le echó una tierrita por encima y lo convirtió en un “campo de béisbol” de la noche a la mañana.
Resultado: hizo el ridículo. El efecto deseado no prosperó. Nadie le creyó. Recuerdo que mi incrédulo padre comentó en esa ocasión “Yo he visto mucho pitcher cargando basura…”.

La remoción de la compactadora debe hacerse científicamente, por personas especializadas en desastres ambientales, con rigurosos análisis de los grados de contaminación y la correspondiente estrategia de saneamiento ambiental, no sólo del terreno donde se encuentra la compactadora sino de toda la zona aledaña de Turmerito y Las Mayas. Debe hacerse asimismo un estudio del impacto del basurero en la salud de quienes viven ahí, y quienes han nacido ahí y vivido ahí por generaciones, como, por ejemplo, la población de Las Mayas y Turmerito, y también de quienes durante años hemos pasado a diario por ahí, respirando el polvillo de mierda liofilizada que se respira ahí. Todo esto es necesario para desterrar para siempre el impacto de la compactadora, y sobre todo, para no repetir el error.

Con respecto a la mudanza del mercado para Turmerito, también deben realizarse previamente estudios de impacto ambiental así como el saneamiento de la zona. Allí han funcionado durante décadas chiveras, chatarrerías, recicladoras de metales, etc. Ahí puede haber cualquier clase de contaminantes ocultos y no ocultos, desde restos de millones de baterías de carros, por ejemplo, hasta olvidados “pipotes de la muerte”. Es la comida de todos lo que va a estar ahí. Ojo pelao con eso.

IV

Ahora bien, como sabemos, ya está por ser terminada e inaugurada Ciudad Tiuna, el complejo de viviendas que se construye actualmente en Fuerte Tiuna justo al lado de la compactadora. Todo ese gentío se va a mudar para allá y no pueden tener ese horrible basurero al lado, se comenta. Pues sí, creo que tendrán que aguantárselo por un tiempito, quizás por unos meses, mientras la eliminación del basural se realiza correctamente, sin apuros ni improvisaciones. ¿Acaso los habitantes de Las Mayas no se lo han calado por décadas? Incluso, ahí se hizo un campeonato mundial de softbol, en un estadium que inexplicablemente se construyó casi dentro del basurero, y todos los deportistas, incluyendo los extranjeros, supieron aguantarse valientemente su hediondez. Así pues, no nos cabe duda de que los nuevos habitantes de la zona sabrán comprender la situación y agradecerán la sinceridad con que las autoridades pertinentes la manejarán, antes que prestarse para un nuevo engaño.

V

Ya es hora de que abandonemos el estilo primitivo, brutal y bárbaro con que se maneja en Venezuela todo lo relacionado con el medio ambiente, y en particular, con la disposición de desechos. Ya es hora de que dejemos de manejar este asunto como una simple trasegadera de millones de toneladas de mierda de aquí para allá y de allá para acá, sin atención a ninguna norma moderna y civilizada en lo ambiental o en lo sanitario.

Hace algunos años que se viene hablando de limpiar el río Guaire, y hasta ofrecimos limpiar el río Hudson, en Nueva York. ¿Tendremos alguna credibilidad al ofrecer el logro de esas dos hazañas si hasta ahora hemos sido incapaces de eliminar la gigantesca cloaca en que el subdesarrollo mental ha convertido el eje Turmerito-Las Mayas a lo largo de los últimos cincuenta años, un paisaje dantesco propio de un país sumamente atrasado?.¿Por qué no nos concentramos en recuperar aunque sea parcialmente el aspecto original de la zona? Algunas referencias históricas podrían servirnos de ayuda para inspirarnos en ese sentido. Veamos.

Desde mucho antes de la construcción del embalse ya escritores y poetas exaltaban la generosidad de la zona. Sergio Medina, por ejemplo, hace alrededor de cien años, le dedica unas cuantos versos bucólicos al hoy infernal y sórdido Turmerito. Eduardo Gallegos Mancera, por su parte, habla de “el río que tiene sus fuentes en la actual cuenca de La Mariposa: Cutuciapón, Prim, Potrerito, el Pozo de los Pájaros, la Quebrada de Figueroa y Turmerito, los numerosos manantiales que brotan del flanco norte de El Naranjal” (El Naranjal está en la parte más alta de la cuenca, por la Cortada del Guayabo, a unos dos o tres kilómetros del sitio donde dicen que podrían a poner la compactadora). Turmerito fue, hasta los años cuarenta, un lugar idílico, un paraíso, donde los caraqueños iban a disfrutar de la exuberante naturaleza y de las aguas prístinas. ¿Por qué no miramos un poco hacia esa época, para ver si podemos aunque sea devolverle al lugar un aspecto medianamente sano y decente, para el disfrute de las futuras generaciones? Hablan de cosas fantásticas, como construir una playa artificial en La Carlota, pero no podemos salvar Turmerito y la cuenca de La Mariposa.

Finalmente, debemos decir que recuperar esa zona no es una cuestión simplemente de poesía o de nostalgia, para los que no sean muy dados a la poesía y a la nostalgia; también un importantísimo científico, naturalista y sabio como fue Henri Pittier dejó constancia del valor de esta importante cuenca, pues fue en el entonces paradisíaco Turmerito donde se hizo su casa, en la cual vivió con su familia y en la cual murió en 1950, a pocos metros de donde hoy se encuentra el horrible basural. Ya en esa época, años 40, el gran naturalista se quejaba de la deforestación en la zona. Hace algunos años hice una exploración del lugar y creo que todavía quedan algunas ruinas de la casa de Pittier, olvidadas en el medio de la fetidez.

lnazoa@gmail.com

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