La enfermedad del presidente Chávez es un problema político de primer orden

El hecho político de mayor trascendencia en los últimos días en nuestro país ha sido el anuncio oficial de que el presidente Chávez se someterá a una nueva operación debido a la reaparición de un tumor en la misma zona que fue operada en junio del año pasado. La salud de los jefes de Estado siempre es un asunto de interés público, por sus implicaciones políticas; en el caso del presidente Chávez la importancia del asunto es mayor, dados los rasgos caudillescos y unipersonales de su liderazgo. De allí que el anuncio de una nueva operación y la incertidumbre sobre las perspectivas a corto y mediano plazo de la evolución de la salud del mandatario concentren la atención del país.

El hecho político de mayor trascendencia en los últimos días en nuestro país ha sido el anuncio oficial de que el presidente Chávez se someterá a una nueva operación debido a la reaparición de un tumor en la misma zona que fue operada en junio del año pasado. La salud de los jefes de Estado siempre es un asunto de interés público, por sus implicaciones políticas; en el caso del presidente Chávez la importancia del asunto es mayor, dados los rasgos caudillescos y unipersonales de su liderazgo. De allí que el anuncio de una nueva operación y la incertidumbre sobre las perspectivas a corto y mediano plazo de la evolución de la salud del mandatario concentren la atención del país.

Fue sin lugar a dudas un duro golpe para el gobierno, para su credibilidad, tener que confirmar los rumores que hasta hace muy poco venía negando con insistencia, acerca del agravamiento de la enfermedad de Chávez. Desde el primer momento, la poca transparencia al respecto, y las permanentes contradicciones en que han caído los voceros oficiales, ha sembrado dudas sobre la verdad de la salud del Presidente, actitud que ha generado insistentes rumores de todo tipo. En ese contexto la oposición de derecha ha aprovechado el vacío de información fidedigna sobre el particular, para reproducir toda clase de versiones sin fundamento, pescando en río revuelto con fines meramente electorales. Tanto el gobierno como la MUD asumen el falseamiento deliberado de la realidad como orientación en este caso.

El Partido Socialismo y Libertad reafirma que es un derecho democrático del pueblo venezolano el tener conocimiento sobre los asuntos de interés público que afectan su futuro a corto, mediano y largo plazo, más aún tratándose de la salud del Jefe de Estado, y en tal sentido, la política de desinformación del gobierno atenta contra ese derecho.

Pero más allá de la poca transparencia oficial sobre el tema de la enfermedad del Presidente, queremos detenernos en las implicaciones que tiene este hecho de primera importancia política.

Como ya dijéramos en ocasiones anteriores, la enfermedad de Chávez es un evento cualitativo que pone en evidencia la debilidad estructural del chavismo, como fenómeno político, y la extrema vulnerabilidad del partido de gobierno. Ambos son en altísimo grado dependientes de una personalidad, y la eventualidad de la ausencia física de Chávez tendría consecuencias devastadoras.

La enfermedad del Presidente agrava y profundiza el desgaste del gobierno, y si a esto sumamos el impacto político y mediático de la alta participación en las primarias de la MUD, la situación para el gobierno se complica aún más de cara a las elecciones del próximo 7 de octubre.

Las figuras con mayor poder en la burocracia gubernamental carecen de prestigio popular, siendo la más emblemática de dicha dirigencia la de Diosdado Cabello, rechazado en las bases del chavismo por su vinculación con los grandes negocios y el estamento militar, pero que en definitiva es la figura de mayor confianza en el entorno de Chávez, y es a quien el Presidente confía la presidencia de la Asamblea Nacional y la primera vicepresidencia del partido de gobierno en la actual coyuntura.
El Psuv nunca cuajó como organización política, por su funcionamiento militar con el «comandante-presidente» en la solitaria cúspide; en el sentido estricto de la palabra no es un partido político con una clara estructura normativa y mecanismos de funcionamiento regulares. Todo esto más allá de los honestos activistas y militantes de comunidades urbanas y rurales, de trabajadores, jóvenes y campesinos que de buena fe creen en el liderazgo de Chávez; que luchan día a día enfrentando muchas veces a la burocracia gubernamental y a los dirigentes de su propio partido, tratando de hacer realidad el poder popular del que habla el Presidente.

La prohibición de que funcionaran tendencias o corrientes públicas a lo interno del Psuv impidió que las diferencias políticas se dirimieran abiertamente y trasladó las disputas internas a la oscurana de los pasillos y las intriguillas palaciegas, las líneas divisorias entre tendencias no están definidas por posiciones políticas sino por intereses económicos y burocráticos. La posibilidad de una ausencia permanente del Presidente ha desatado los demonios y los apetitos burocráticos en la cúpula del Psuv, y ni siquiera el concurso de Chávez en la campaña garantiza un triunfo en las elecciones de octubre, como evidencia el resultado de las primarias de la MUD, que permite ver que el voto castigo contra el gobierno sigue creciendo. En definitiva, la enfermedad presidencial, con su gran carga de incertidumbre, ha venido a agravar todas las tendencias que ya estaban presentes como parte de la crisis del gobierno que se ha venido desarrollando con fuerza en los últimos tiempos. Pero lo que hemos visto es apenas la punta del iceberg, todo indica que estamos a las puertas de una crisis de grandes proporciones, que en el marco del desastre económico y social que atraviesa el país puede retrotraernos a la situación del país en los años 90.
Para nosotros los trabajadores, los habitantes de los barrios, los estudiantes, los campesinos, la única posibilidad de mejorar nuestra situación radica en que continuemos movilizándonos, tal como lo hicimos en más de 5 mil protestas el año pasado, por nuestros derechos.

A los miles de activistas honestos que han visto sucumbir la democracia en el seno del Psuv, avasallada por los maletines repletos de billetes de algunos “dirigentes”, y cómo los nuevos ricos y los militares son quienes mandan en el chavismo; a los trabajadores que se ha decepcionado al observar el verdadero rostro del gobierno, lo llamamos a construir un verdadero partido revolucionario, democrático, ligado a las luchas, sin caudillos preclaros ni dirigencias burocráticas. A todos ellos los convocamos a tomar el destino en nuestras propias manos y definir un rumbo de verdadera justicia e igualdad, distinto al que nos ha deparado la conducción del actual gobierno y la MUD.

* Secretario General del Partido Socialismo y Libertad (PSL)

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