La Renovación en la Universidad Central de Venezuela (1968-1969): érase una vez el futuro

Nota previa: Lo que sigue es parte de un Trabajo de Ascenso inédito que escribí en 1995, titulado «Érase una vez el futuro. Una indagación socio-histórica sobre la Renovación en la UCV y en la Facultad de Ingeniería». En vistas al tema de que se ocupa, el texto cobra interés a raíz de los eventos sucedidos en la UCV entre marzo y mayo de 2001, que han motivado a muchos dentro y fuera de la comunidad universitaria a rememorar el proceso renovador de la década de 1960, así como a plantearse posibles paralelos con los sucesos actuales. Considerando las reiteradas solicitudes que he recibido pidiendo copia de este material, me ha parecido oportuno colocarlo en la WWW, donde por lo demás no hay hasta ahora ningún trabajo sobre este tópico.

Nota previa: Lo que sigue es parte de un Trabajo de Ascenso inédito que escribí en 1995, titulado «Érase una vez el futuro. Una indagación socio-histórica sobre la Renovación en la UCV y en la Facultad de Ingeniería». En vistas al tema de que se ocupa, el texto cobra interés a raíz de los eventos sucedidos en la UCV entre marzo y mayo de 2001, que han motivado a muchos dentro y fuera de la comunidad universitaria a rememorar el proceso renovador de la década de 1960, así como a plantearse posibles paralelos con los sucesos actuales. Considerando las reiteradas solicitudes que he recibido pidiendo copia de este material, me ha parecido oportuno colocarlo en la WWW, donde por lo demás no hay hasta ahora ningún trabajo sobre este tópico.

Índice

I. Preámbulo sobre un olvido

II. Inquiriendo explicaciones y circunstancias

III. Historia en cuatro tiempos

IV. Una esperanza contra viento y marea

V. Fuentes de referencia comentadas

A. Libros

B. Publicaciones periódicas

I. Preámbulo sobre un olvido

Cuando uno se propone reconstruir y analizar cualquier aspecto de la experiencia de la Renovación en la Universidad Central de Venezuela (UCV) entre 1968 y 1969, se sorprende con el contraste entre el enorme interés que ese proceso generó en su momento y el silencio que luego cae sobre el tema. Esta afirmación cabe porque tras escudriñar en los bancos de datos computarizados y los ficheros de la Biblioteca Nacional y de las Bibliotecas Central, de Humanidades, de Economía, de Educación y de Ingeniería de la UCV, encontramos que de 21 títulos allí localizables referidos exclusiva o principalmente a las experiencias históricas de la Renovación universitaria en Venezuela en 1968-1969 o al debate teórico que la acompañó, apenas uno fue escrito fecha posterior a 1975, como podrá constatarse en la Bibliografía comentada que incluimos al final de este trabajo.

La disparidad citada se acentúa más al revisar las publicaciones periódicas nacionales, que por obra de aquellos eventos recogieron centenares de informaciones, reportajes, remitidos pagados y artículos en diarios y revistas, pero que después del clímax abrupto de la intervención a la UCV por el Consejo Nacional de Universidades con respaldo de las fuerzas de seguridad del Estado —octubre de 1970—, muy poco atendieron a lo que resultó finalmente de sucesos y confrontaciones que, como nunca, plantearon la problemática universitaria ante la opinión pública venezolana. De hecho, ni siquiera el vigesimoquinto aniversario —en 1994— de los episodios más llamativos de la Renovación estimuló a la propia colectividad ucevista para un reencuentro en profundidad con las memorias y balances de esa época, que tanto aclararía en la comprensión de lo que actualmente es la institución.

Pensamos que ese olvido casi unánime se relaciona con otra circunstancia presente en mucho de lo escrito sobre el tema: la valoración mayoritariamente negativa del proceso, abundantemente expresada para aquel momento a través de los medios de difusión masiva, pero abarcando también un amplio espectro que va del trabajo para cumplir exigencias académicas donde se entrelazan críticas con tímidos saludos a ciertos rasgos de la Renovación, hasta el panfleto o artículo periodístico de circunstancias que respondía con ira inmediata al entonces impetuoso torrente renovador; mientras que en lo político-ideológico la reprobación a los publicitados excesos y errores del movimiento renovador domina en una gama de apreciaciones irradiadas por todo el espectro partidista de la época. Adicionalmente, entre la minoría que tomó la pluma o alzó su voz en favor del movimiento renovador no pocos han cambiado substancialmente de óptica luego, por obra de razones y sinrazones que no es el caso discutir aquí, pero que parecen haber impuesto la amnesia sobre una memoria ahora vergonzante.

Lo cierto es que el rechazo intelectual y la beligerancia teórica ante lo que representaba la Renovación de cara a la opinión pública, tuvo importancia mientras los dueños del poder se preparaban a pasar de «las armas de la crítica a la crítica de las armas», cuando deciden que es argumento más conveniente una columna de blindados rumbo a la Plaza del Rectorado que sesudos artículos o remitidos declamatorios en El Universal o El Nacional . Una vez vuelta la «normalidad» a la díscola Alma Mater, ahogadas las voluntades de construir utopías y tornadas al redil las ovejas descarriadas, nadie parece estar muy interesado en recapitular molestas polémicas, incómodas precisamente porque el tiempo y la forzada desmemoria poco mellan el filo inquietante de un examen tan radical e ingenioso como el que la UCV hizo de sí misma en aquellas jornadas exuberantes.

II. Inquiriendo explicaciones y circunstancias

La irrupción del vendaval renovador fue absolutamente inesperada para el conformismo académico —con sus respectivas expresiones de izquierda y derecha— que era la base de la institucionalidad universitaria post-1958. La sorpresa ante el estallido, rápida propagación y profundidad del fenómeno causó tal desconcierto entre los pilares partidistas del status universitario de la década del 60, que sólo atinaron a explicarlo con versiones adobadas al gusto de una peregrina teoría de la «conspiración anárquica», que según el COPEI demócrata cristiano se inspiraba en inconfesables designios de la subversión castro-comunista para minar las instituciones democráticas, como tan repetidamente lo afirmaron sus representantes parlamentarios y articulistas de prensa [Ver (Claudio, 1970) y (Comisión de Reforma Universitaria, 1970)] y en la traducción stalinista del Partido Comunista de Venezuela —PCV— resultaba de la desviación ideológica bakuninista a que es tan afecto el radicalismo juvenil pequeño burgués, cuando no asimila correctamente el pensamiento marxista-leninista [Ver (Gallegos, 1969) y (Mujica, 1970)]. De este modo, ambos sectores, que disfrutaban hasta ese momento la condición de soportes político-ideológicos indiscutidos de la estructura universitaria, a pesar de la aparente oposición de sus interpretaciones adoptaron una actitud extravagantemente armoniosa de negarse a entender lo que en realidad estaba pasando.

Algunos que quisieron ir más allá en el análisis derivaron hacia explicaciones sesgadas hacia lo psicológico-social, dando primacía al elemento de la «brecha generacional» e indicando que la Renovación debía ser entendida más bien en el plano de una expresión de la inmanente «rebeldía juvenil» que caracteriza a esa etapa inmadura de la vida humana y trasciende a lo largo de la historia, donde los muchachos si no protestan por una cosa se quejan de la otra, en rebelión que además expresaba actitudes «marcusianas» —por Herbert Marcuse, filósofo en boga durante los 60— y/o «hippies» de repudio existencial a los patrones de inserción en la moderna sociedad de consumo de masas que los adultos querían imponerles [Ver (Comisión de Reforma Universitaria, 1970), (Oficina de Estudios Socioeconómicos, 1969) y (Rodríguez-Arias, 1969)].

En verdad, la Renovación parece originarse del entrelazamiento complejo de 4 procesos condicionantes que ya entonces resultaron patentes, al menos de un modo parcial, a los observadores más perspicaces, cualquiera fuesen sus posiciones políticas e ideológicas [Ver (Albornoz, 1970), (Loyo, 1968), (Mendoza, 1970), (Naime, 1974), (Pérez, 1971), (Pinzón, 1986), (Ribeiro, 1970), y (Silva y Sonntag, 1970)]:

1. La situación objetiva de la UCV, que para ese momento culminaba el decenio con mayores cambios cuantitativos y cualitativos en su larga historia, donde cabe mencionar como los más resaltantes: el auge explosivo de la matrícula estudiantil, del cuerpo profesoral y del aparato administrativo [para las cifras, ver (Zona Franca, 1970)]; los presupuestos cada vez más grandes en combinación con una tendencia al déficit [Ver (Claudio, 1970) y (Zona Franca, 1970)]; la vigencia de la innovadora Ley de Universidades de 1958, con su impronta modernizante; la creación de nuevas Facultades, Escuelas y carreras profesionales; y en términos más generales y profundos, un contexto de relaciones con el Estado y la sociedad civil substancialmente diferente a lo que había sido en el pasado, cuando la Universidad permaneció relativamente aislada o en un plano de importancia secundaria respecto a los procesos socio políticos fundamentales que afectaban al país.

En este escenario se evidenciaban los límites del modelo político dominante en la institución, en el cual los partidos políticos que ahora disputaban el control de las diversas instancias de poder universitarias por vía electoral —Acción Democrática (AD), COPEI, PCV, Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y otros— se habían insertado sin pretender alterar el latente conservadurismo imperante, de modo que hasta el supuesto aparentemente progresista de la Autonomía Universitaria devino en excusa para el inmovilismo del status ucevista, ya que como en otros ámbitos de la vida nacional, democratizar fue entendido sólo en la acepción de garantizar la realización periódica de comicios para dilucidar la hegemonía de una u otra fuerza partidista.

En tal sentido, la Universidad venezolana en general, y la UCV en específico, tenía pendientes todavía muchas tareas en cuanto a una democratización interna más profunda y a una inserción social consciente y en sentido progresivo, en buena medida porque no recibió a plenitud la influencia de la Reforma Universitaria de 1918, que desde Córdoba en Argentina se extendió a buena parte de Latinoamérica con un aliento transformador radical que marcó época para la educación superior del continente [Ver (Cuneo, 1988)].

2. Por los años 60, y en medio de múltiples conflictos, se pretende convertir a las instituciones educativas de América Latina en banco de pruebas para proyectos de «modernización» diseñados y dirigidos desde los Estados Unidos, que manifestando la intención de ayudar a construir una Educación Superior productiva para el crecimiento económico, eficiente en lo académico y administrativo, y progresiva para el desarrollo social sin conflictos, a fin de cuentas parecían ocuparse con demasiado énfasis en liquidar a las universidades como referencia opositora frente a la dominación imperialista y los gobiernos que la toleran en nuestra América [Ver (Quintero, 1980)]. En Venezuela, la Universidad de Oriente —fundada en 1959— fue el primer ensayo a gran escala en esa línea, pero es evidente que el triunfo de este modelo pasaba por quebrar el liderazgo de la tradicional e «izquierdista» UCV en el sistema educativo nacional, tanto forzándola a adoptar el credo modernizante «made in USA», como contrastando sus permanentes y al parecer irresolubles problemas ante expresiones exitosas del nuevo diseño de institución para la Educación Superior, lo que se intenta particularmente desde 1969 con la puesta en marcha del flamante proyecto de la Universidad de Caracas, bautizada finalmente como Universidad Simón Bolívar.

En este contexto, la ofensiva contra la UCV y lo que simbolizaba fue en toda la regla, apuntalada por consideraciones políticas en cuanto a neutralizar un espacio institucional importante para la izquierda marxista, recién pacificada o todavía insurgente, que en su mayor exponente de aquel entonces —el PCV— seguía la táctica defensiva de salvaguardar sus cuotas de poder en el medio universitario escudándose en la defensa de la autonomía, llegando a constituir para tal fin una peculiar alianza con academicistas, burócratas y otros partidos de izquierda con menos peso en la Universidad Central —como el Movimiento Electoral del Pueblo (MEP).

Esta coalición llegó a tener mayoría en los Consejos Universitarios desde mediados de los 60, cimentada en torno al Rector Jesús María Bianco, personaje ideal para ello al conjugar habilidad en la negociación política y prestigio personal (Ver (Boletín del Archivo Histórico de la UCV, 1987)]. En dicho escenario político e institucional, el papel de minoría opositora correspondía primordialmente a COPEI, pues las divisiones que sufrió AD en los años 60 habían restado mucho peso a sus fracciones universitarias de profesores y estudiantes en la UCV, después de haber sido la fuerza partidista mayoritaria en el lapso inmediatamente posterior a la caída de la dictadura perezjimenista en 1958.

3. La derrota político-militar de la izquierda revolucionaria a mediados de los 60 y las patentes disensiones que el fracaso de la línea política de insurrección armada originó en sus filas —ejemplificadas en las escisiones que entre 1966 y 1971 sufre el PCV y las fracturas que casi extinguieron al MIR—, no podían menos que repercutir fuertemente en el quehacer político de la UCV, donde tanta gente se había alistado con esa causa, que ya era fallida aunque había grupos no despreciables de la comunidad universitaria que persistían en su apoyo a la estrategia guerrillera.

Las discusiones y la reflexión sobre los motivos del revés y qué hacer de cara al futuro llevaron a muchos militantes universitarios a profundizar sobre la problemática institucional, tópico que antes de 1968 sólo se planteaba en el nivel primario de las consignas electorales y de la exégesis a la línea del Partido respectivo. Además, los cambios cuantitativos y cualitativos experimentados en el ambiente socio cultural de la Universidad posibilitaron la aparición de una generación de estudiantes y profesores que se sentían menos obligados ante prácticas tradicionales, heroísmos añejos y reputaciones consagradas, extendiéndose por la nueva izquierda universitaria un ánimo irreverente que fue propicio, y hasta indispensable, para hacer avanzar la Renovación.

4. En lo internacional, se vivía entonces el auge pleno de la cultura juvenil contestataria y la rebelión estudiantil, con su momento estelar en el mayo 68 francés. Europa Occidental, Japón, Norteamérica y muchos países del 3er. Mundo eran escenario de amplias movilizaciones de adolescentes irreverentes proponiendo una revisión total de problemas a enfrentar, métodos a seguir y fines perseguidos por la acción revolucionaria, en original e imprevisto cuestionamiento tanto al orden capitalista como al panteón de mitos consagrados de la izquierda marxista-leninista internacional, que además sufría de la ruptura de su monolítica unidad por causa del conflicto chino-soviético. Una conmoción de esas características tenía que alcanzar amplias resonancias en nuestras aulas universitarias, donde encontraría mentes atentas para intentar traducir sus propuestas a nuestra realidad, marcando algunos aspectos notorios de lo que sería la Renovación en la Universidad Central de Venezuela [Ver (Albornoz, 1970), (Naime, 1974), (Oficina de Estudios Socioeconómicos, 1969), (Pérez, 1971) y (Silva y Sonntag, 1970)].

III. Historia en cuatro tiempos

En cuanto al desarrollo de los acontecimientos de la Renovación, la prensa caraqueña de aquel período y la bibliografía sobre el tema nos permiten reconstruir esos eventos casi día por día, a pesar de lo cual nadie alcanzó a proponer una división temporal clara del proceso, lo que intentaremos aquí no por afán purista de disección cronológica, puesto que la idea es que un esquema como el que esbozaremos nos permitirá una aproximación más coherente a la dinámica que intentamos comprender. A tal efecto, Distinguiremos 4 fases en la evolución del proceso y de sus consecuencias, comprendiendo no sólo los tormentosos años entre 1968 y 1970, sino que el lapso se extenderá hasta 1975 en razón de un análisis mas completo. Describiremos a continuación lo más relevante para cada una de ellas:

1ra. fase: El slogan «Renovación Universitaria» había aparecido como reclamo a los votantes en las diversas elecciones ucevistas de los años 1965-1966, siendo usado indistintamente por COPEI, el MIR o el PCV y en un significado vago que parecía referirse a reformas modernizadoras de cualquier tipo. Una discusión en profundidad sobre lo que implicaba ese planteamiento sólo empieza a ser visible en la comunidad durante el primer semestre de 1968, cuando el tema gana amplia trascendencia debido al movimiento que conduce a la toma de Ciencias el 18 de junio de ese año, hecho que significativamente ocurre en la facultad más nueva y de mayor crecimiento de matrícula estudiantil en la Universidad —desde 1958 su población de inscritos creció mas de 10,5 veces, pasando del puesto 8vo. al 3ro en número de inscritos entre las facultades [Ver (Zona Franca, 1970)].

Tanto allí como en las otras dos facultades más pobladas de la UCV, la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales —FACES— y la Facultad de Humanidades y Educación —FHE—, se origina en los meses que siguen hasta febrero de 1969 un intenso debate sobre la universidad, sus funciones, sus posibilidades de transformación y sus vínculos presentes y futuros con la realidad social que se va ampliando desde los núcleos más politizados hasta multitudinarias y continuas asambleas. Paralelamente, el movimiento se extiende hacia las otras universidades autónomas del país (Los Andes, Zulia y Carabobo), donde enraíza no por mera imitación o a causa de algún bien coordinado complot que procurase perturbar la Educación Superior nacional, sino por atravesar circunstancias semejantes a las que condicionaron el proceso que se había iniciado en Caracas. También empiezan a salir de las imprentas las primeras publicaciones que intentan dar un piso teórico consistente a la Renovación, percibida como un proceso pleno de potencial creador para la universidad y para el cambio revolucionario en Venezuela; al respecto destacan el texto de Núñez Tenorio y Roa —profesores de la FHE y Ciencias respectivamente— que circula desde finales de 1968 [Ver (Núñez y Roa, 1969)], y el folleto con la 3ra. parte del posterior libro de Silva Michelena y Sonntag —docentes de FACES—, del primer trimestre de 1969 [Ver (Silva y Sonntag, 1970)].

2da. fase: Comenzando 1969 el movimiento se hace más activo y profundo, afectando a toda el Alma Mater. Las tomas u ocupaciones, las asambleas, las manifestaciones, los graffitti, los volantes, las publicaciones, los remitidos de prensa, los choques violentos y otros múltiples sucesos hacen del lapso que va entre marzo y octubre de 1969 el momento más vital, inventivo y polémico de la Renovación.

Los signos y hechos del proceso son múltiples y merece la pena que apuntemos algunos de los más destacados, sin que la numeración que indicamos signifique algo más que un modo de ordenar, no expresando grado de importancia o completa equivalencia: 1) la toma de Sociología y Antropología a partir de marzo y la declaración de dicha Escuela como Experimental a partir de abril; 2) la divulgación del extraordinario e injustamente olvidado Manifiesto de Letras, creación de un grupo de estudiantes de esa Escuela y dado a conocer en mayo [Ver amplios extractos del mismo en (Naime, 1974)]; 3) el encarnizado conflicto que se vive en la Facultad de Ingeniería desde mayo a octubre; 4) la crisis de la Federación de Centros Universitarios —FCU— y el derrumbe de la organización estudiantil controlada por los partidos políticos; 5) los cambios que empiezan a ser palpables en los pensa, la estructura curricular, la evaluación, la relación profesor-alumno y otros aspectos del funcionamiento académico de la institución; 6) las tomas y reestructuración de las Direcciones de Deportes y de Cultura; 7) la incorporación masiva y entusiasta en el proceso no sólo del estudiantado, sino también de muchos docentes y hasta algunos trabajadores; 8) la lucha por los Consejos Paritarios de profesores y estudiantes para impulsar la Renovación en las diversas escuelas y facultades; y 9) el florecimiento y papel protagónico desempeñado por grupos ligados a la acción directa y la organización de base como el Comité Coordinador de la Renovación —CCR— en Ingeniería, el Comité Renovador de Acción Estudiantil —CRAE— en Sociología y sus equivalentes en otras facultades y escuelas, formados por independientes y militantes «autónomos» de escisiones radicalizadas de los partidos tradicionales, como el MEP —de AD—, la Izquierda Cristiana —proveniente de COPEI— , el FLN —del PCV—, y las tendencias en que se estaba dividiendo el MIR. En fin, 8 meses en 1969 de conmoción con aliento a utopía como nunca antes, ni después, ha vivido la UCV.

En aquella coyuntura donde el movimiento estudiantil extra-partidos y algunos docentes impulsaban casi intuitivamente la Renovación, otros sectores no frontalmente adversos a ella procuraban domesticar sus ímpetus de cambio. Desde la propia cabeza del gobierno universitario —Jesús María Bianco, reelecto para un segundo período en febrero de 1968— se empieza hábilmente a reivindicar el proceso, por supuesto que proponiendo canalizarlo dentro del marco legal vigente. En abril, el Consejo Universitario emite un pronunciamiento casi unánime en favor de lo que ahí empieza a denominarse la «Renovación Académica», en el sentido de un proceso que el mismo C.U. encabezara, el cual debía y podía enmarcarse en lo esencial dentro de las estructuras institucionales y jurídicas establecidas, con lo que se inicia la promoción de un enfoque sobre el tema que aún siendo para algunos sospechoso de izquierdista o de otra muestra del oportunismo de Bianco, fuese más digerible a los factores dominantes en el Claustro, es decir, a los profesores de escalafón que podían sentirse inquietos por lo que les parecía el extremado radicalismo de muchas propuestas renovadoras que venía impulsando el movimiento estudiantil. En concordancia y como respaldo teórico a esa visión, merecen destacarse las Propuestas para la Renovación del brasileño Darcy Ribeiro, prestigioso experto en materia de Educación Superior que fuera contratado para esa época por las autoridades de la UCV [Ver (Ribeiro, 1970) y (Ribeiro, 1967)], así como el documento sobre doctrina e instrumentación de la Renovación Académica que elaboró una Comisión del C.U. encabezada por el Rector [Ver (Bianco, 1969].

A partir de entonces, veremos como empieza a diluirse hasta desaparecer el duro cuestionamiento anti-institucional característico de los primeros momentos, lo cual sucede no solamente por la falta de estrategia precisa o por ingenuidad política de los sectores consecuentemente renovadores, sino también porque impulsadas desde el exterior del Alma Mater, las fuerzas que con más afán antagonizan a la Renovación empiezan a maniobrar contra el movimiento y en pro de la modernización tecnocrática de las universidades venezolanas. Especialmente interesado en esto se hallaba el partido COPEI, reciente vencedor en las elecciones nacionales y con Caldera en la Presidencia desde marzo de 1969, a quien preocupaba la Renovación no sólo por las razones ideológicas genéricas antes expuestas, sino por el temor de que socavase su posición como una de las fuerzas políticas fundamentales en la UCV, con una fracción estudiantil que electoralmente había llegado a poner en peligro la hegemonía conjunta del PCV y el MIR, y que tenía poder decisivo en las Asambleas de Facultad para elegir decanos en lugares como Arquitectura, Derecho, Ingeniería y Medicina. Por ello, no es de extrañar que un ala más combativamente derechista de esa organización política —el grupo «Araguato»— incluso organizará una manifestación/asalto contra la Ciudad Universitaria el 22 de mayo de ese año, preludiando posteriores y más enfáticas intervenciones armadas.

Se comienza a perfilar un cerco político y propagandístico cada vez más fuerte contra la Universidad; los medios de difusión y la estructura de poder despotrican a voz de cuello contra el desorden ucevista y se dan pasos para instrumentar el arsenal jurídico y represivo que ahogaría a la Renovación, además de potenciar aceleradamente la apertura de la Universidad Simón Bolívar, cuyas autoridades se designan en julio y arranca con sus primeros cursos en septiembre de 1969, provista de un cuerpo profesoral donde había una sustancial proporción de docentes que no soportaron o fueron lanzados de la UCV por las turbulencias de aquel instante, incluyendo a su Rector y principal ideólogo Ernesto Mayz Vallenilla. La estrategia gubernamental culmina en este período con la ocupación militar del campus ucevista, bajo pretexto de «detener las constantes manifestaciones anárquicas y el caos subversivo», la madrugada del 31 de octubre de 1969 —la Operación Kanguro—, seguida a los 19 días por el allanamiento de la ULA en Mérida. Por esas fechas se anunciaba la próxima presentación ante el Congreso Nacional de un proyecto de Reforma a la Ley de Universidades de 1958, contando con la bendición previa de la bancadas mayoritarias de AD y COPEI, que vendría a ser la respuesta del poder ante una crisis de la Educación Superior venezolana que la Renovación había evidenciado y no generado.

3ra. fase: Cuando ya había salido el ejército de las instalaciones universitarias y se inician las actividades entre enero y febrero de 1970, el tema central en la UCV ya no es Renovación sino Autonomía. En el Capitolio se discutirá a partir de marzo la Reforma a la Ley, que en esencia pretendía dar mayor control al Estado sobre la Universidad y pavimentar el camino jurídico a las reformas tecnocráticas; ante ello el movimiento renovador se acoge a la táctica defensiva del status legal vigente apadrinada por Bianco y el PCV —que a regañadientes y en medio de conflictos buscará a partir de ahora coexistir en un mismo bando con sus críticos de hace pocos meses.

Es este el momento de aparente cenit del proceso, pero más bien fue el de su declive, ya que la transformación profunda vislumbrada en las tomas y debates de un semestre atrás se ve limitada a lo que la ahora trastornada estructura de poder ucevista concedió por retazos. La vertiginosa experiencia de año y medio llevó a los militantes del movimiento a ser más «realistas» pero menos renovadores, decretándose así el comienzo del fin de la Renovación, que no había podido resolver el riesgo que para su supervivencia representaba lo que contradictoriamente era su mayor virtud: proponer para ya la utopía en medio del entorno social y cultural conformista de la Venezuela de fines de los 60 y principios de los 70.

La abigarrada alianza por la Autonomía poco pudo hacer para detener lo que se maquinaba desde las esferas del poder contra lo que empezaba a percibirse, por deudos y adversarios, como el fantasma de la Renovación. La Reforma a la Ley de Universidades al cabo se aprueba en el parlamento a comienzos de septiembre de 1970, con los votos de AD, COPEI, los perezjimenistas y otros congresantes de derecha, sirviendo de coartada para otro allanamiento a finales de octubre, justificado para colocar a la insumisa UCV a las ordenes del Consejo Nacional de Universidades —CNU— provisorio, organismo previsto como instancia superior en la nueva normativa jurídica, al cual corresponderá el dudoso mérito de designar autoridades rectorales y decanales en reemplazo de quienes no se sometieron a la reciente legislación, entre ellos el mismo Bianco, «suspendido» en noviembre y reemplazado en enero de 1971. Estos funcionarios interventores regirán en un clima de pugna permanente con diversos sectores de la comunidad universitaria, siendo meta básica de su gestión desmontar lo poco que se concretó de las propuestas renovadoras, lo que sólo podía lograrse con el apoyo directo de los cuerpos represivos del Estado, quienes se instalan permanentemente por todo el año 1971 en las vías internas de la Ciudad Universitaria, acción para la que el antecedente inmediato había sido la ocupación del Jardín Botánico por la Guardia Nacional desde el primer allanamiento de 1969, para cuya justificación se había declarado el lugar como parque nacional.

Esta fase culminó con las elecciones de representantes profesorales y estudiantiles a los Consejos de Escuela, Facultad y Universitario, y de delegados estudiantiles al Claustro y Asambleas de Facultad, en noviembre de 1971, evento que buscaba legitimar internamente el nuevo estado de cosas frente a la dispersa resistencia que aún persistía, para el cual se contó con la participación de las tradicionales fuerzas partidistas —AD, COPEI, un muy débil PCV recién dividido y su retoño el MAS o Movimiento al Socialismo—, que volvían a lo suyo tras lo que juzgaron como un interregno tumultuoso que debería olvidarse lo más rápido posible. A pesar de la elevada abstención en estos comicios, que debieron convocarse en los estadios y otros locales fuera del recinto universitario debido a la activa oposición que generaron, el mismo hecho de su realización fue decisivo, de modo que el siguiente paso —en abril de 1972— de elegir decanos y equipo rectoral fue sencillo y sin provocar mayores protestas sobre la legitimidad de esas autoridades.

¿4ta. fase?: Es la etapa del definitivo ocaso de la Renovación. Poco a poco la rutina del nuevo orden se va haciendo más aceptable para los menguantes herederos de un movimiento que se iba desdibujando completamente. Así, aún cuando hubo mucha oposición en su momento contra la intervención del CNU y sus manifestaciones más irritantes —por ejemplo, se logró la salida de la policía uniformada fuera de la UCV, que las autoridades impuestas no pudiesen poner pie en la Ciudad Universitaria a causa del militante repudio estudiantil y que muchas de las medidas punitivas contra miembros de la comunidad universitaria debieran limitarse o eliminarse—, la dinámica de la acción de masas en el seno de la institución no era la misma de las fases iniciales, y al correr del tiempo amainaba todavía más. Ello a pesar de que por unos meses, entre los años 1972-1973, pudo parecer que el movimiento generado en la Facultad de Ingeniería y su núcleo organizativo —la Liga Estudiantil— retomaban con la fuerza necesaria el proyecto renovador.

Agrupaciones y personas que no dejaban de proclamar su adhesión a ideales de radical transformación universitaria, se conformaron con lo que ofrecía de momento el nuevo statu quo y con las mínimas concesiones que, por asimilables, se hacían al «Espíritu de la Renovación». Por otra parte, para aquel tiempo el país entraba de lleno en el boom de la bonanza petrolera, con el resultado de que un conformismo algo cínico pero satisfecho comienza a abrirse paso en el ambiente reinante en La Casa que Vence la Sombra, donde la lucha desinteresada por la utopía pierde terreno ante las urgencias del trámite para la beca en el exterior o la búsqueda del contacto que garantice la más rentable colocación en el mercado de trabajo.

Con las elecciones universitarias de 1975 desaparece por completo el espejismo de la Renovación, pues a ellas van también las fuerzas que se habían negado a legitimar con su participación los comicios anteriores y, además, sirven para que los partidos políticos restablezcan bajo su total control las organizaciones estudiantiles tradicionales que habían naufragado en 1969, vale decir los Centros de Estudiantes por Escuela o Facultad y la FCU, en principio reactivada como Frente de Reconstrucción Estudiantil de la UCV —FREUCV— antes de volver a su viejo apelativo. A partir de ahí, ya el proceso es historia.

IV. Una Esperanza contra viento y marea

Así como resultaba indispensable para los fines de este trabajo describir lo esencial de los eventos de la Renovación a partir de 1968, nos es también obligatorio discutir el balance de esa experiencia. A tal efecto, la mayor parte de lo escrito sobre el tema apunta hacia un saldo negativo, apreciación que recorre diversos matices de uno a otro autor; ello contrastando con el carácter de práctica personal enriquecedora que le han atribuido muchos de los que vivieron los acontecimientos. Para estos últimos, fueron tiempos conflictivos, divertidos e inolvidables donde se inició una manera de pensar y vivir la universidad, al país, a la militancia política, a sí mismos y a sus relaciones interpersonales que, en los siguientes 10 ó 15 años, marcó a lo que podemos denominar la cultura de la izquierda en la UCV y en Venezuela.

El pensamiento que se desarrolla y difunde con la Renovación universitaria concibe al cambio revolucionario como resultado de la toma de conciencia por parte de colectivos capaces de actuar armónica y racionalmente, en ruptura con la visión ortodoxa leninista que propugnaba que la acción revolucionaria sólo es posible bajo la guía de una vanguardia dirigente, que es la depositaria sabia de la voluntad de las masas. Esa concientización colectiva implica una actitud intelectual de cuestionar, traducida en romper con los dogmatismos que hasta la Renovación acotaron al pensamiento de la izquierda universitaria, proponiendo nuevos modos de reflexión, lo que sin duda trae riesgos de oportunismo —con tantos ejemplos ilustres de antaño y hogaño—, pero también abre enormes posibilidades creativas para el análisis, la comprensión y la acción.

En tal sentido, hay que decir que al proponerse la meta de asumir ese nuevo estilo de trabajo intelectual, el resultado fue quizás la última vez que la UCV generó propuestas globales para la transformación del país, que nutrieron a muchos de los aportes alternativos más interesantes conocidos en las dos décadas posteriores en diversas ramas de conocimiento y expresión [Ver, para el terreno de las llamadas «Ciencias duras», en (Cuadernos Lagoven, 1992), para el área de Ingeniería, en (Pirela, 1984), y para las Ciencias Sociales, en (Castro, 1988)]. Pero también debemos agregar que las audacias de la Renovación contrastaron abiertamente con la paz social que imperaba entonces, y hasta el 27 de Febrero de 1989, en Venezuela, por lo cual para los sectores hegemónicos resultó relativamente sencillo e indoloro aislar ese virus crítico, en lo que de peligroso podía tener para el orden establecido en nuestra sociedad. Para esa tarea, el poder contó con el auxilio nada desdeñable de las direcciones de la izquierda partidista, que nunca pudo comprender y asimilar lo que a su juicio fueron aspectos impolíticos, irreales y anarquizantes que acompañaron a esa erupción pequeño burguesa.

Entendemos que los censores de la Renovación insisten con énfasis en tres puntos negativos que caracterizaron al proceso y justificarían su completa condenación. De seguidas los describimos y tratamos de analizar:

1) Esencia destructiva y anárquica: Se atribuye al movimiento exaltar hasta niveles intolerables el desbarajuste del funcionamiento universitario, como si antes y después del proceso la institución estuviese organizada y operando de una manera que fuese, sino la mejor, por lo menos la apropiada para responder ante el escenario cambiante que le correspondía enfrentar, sin dejar de reconocer y procurar corregir fallas inevitables. Pero la Renovación reveló un furtivo, insidioso y agudo desorden estructural que ya estaba allí, como lo sigue estando muchos años más tarde. Para sus oponentes, la tempestuosidad del proceso es signo de un carácter destructivo e irracional, argumento siempre útil para condenar cualquier intento radical de modificar un ordenamiento por lo general hostil frente a las transformaciones como la universidad venezolana, ámbito tan quisquilloso ante las irreverencias críticas pero indulgente con su propia inoperancia orgánica.

No estamos seguros si es con intención o por ignorancia, pero en esta clase de argumento hay una constante confusión entre desorden y Anarquía —teoría y práctica del Socialismo Libertario—. De hecho, y coincidiendo con la revalorización de este pensamiento a partir de los años 60, hubo coincidencias nada casuales entre las propuestas renovadoras y temas clásicos del Anarquismo, llegados a la Renovación de distintas fuentes, pese a que la referencia teórica explícita del movimiento seguía siendo el marxismo en vertientes innovadoras y no dogmáticas, sin que ninguno de sus voceros aceptase ser identificado como anarquista; no obstante, el sambenito de «Anarquía = Bochinche» es de casi obligatoria mención en los reproches a la Renovación, desconociendo que el Anarquismo es muy diferente al puro nihilismo irracional, pues tiene una teoría y una práctica con proposiciones constructivas coherentes [Ver (Tomassi, 1988)].

2) Vía hacia la piratería, el oportunismo y el burocratismo: Se dice que el movimiento renovador fue el atajo abierto para una camada de arribistas en el escalafón académico y burocrático de la Universidad, que ascendieron por él a costa de destruir buena parte del acervo humano, material y organizacional de la UCV. Se señala que el cuestionamiento exaltado que se hizo norma en la época abrió la ruta para el incremento de la piratería estudiantil, profesoral y administrativa, como si esos males no se manifestaran en modos más aberrantes por casi todo el resto de la Educación Superior venezolana pública y privada, en especial en institutos que nunca han conocido nada ni remotamente afín a la Renovación. Además resulta que, en términos generales, las personas y grupos que rigieron y/o decidieron los destinos institucionales ucevistas antes y después de la Renovación fueron esencialmente los mismos.

De ello cabe deducir que la raíz de este problema debe buscarse en otra parte, a pesar que ciertos autonombrados renovadores fuesen tan entusiastas en el tránsito de esa vía a posteriori, lo cual no compromete a la Renovación en si, pues sería como decir que la Independencia de Venezuela se combatió para satisfacer ansias terrófagas de un grupo de caudillos militares, puesto que Páez y compañía acabaron convertidos en grandes latifundistas.

3) La falta de objetivos nítidamente definidos y la discordancia de lo que se hizo en diferentes escuelas y facultades: Como en la mitología griega, donde Atenea brotaba de la cabeza de Zeus adulta y armada, hay quienes argumentan que la Renovación sólo sería razonable naciendo de un programa denso, meditado y exacto en la profundidad y el tiempo de sus actuaciones. Se olvida así que la fuerza y riqueza del movimiento estuvo en su capacidad de expresar circunstancias, necesidades y voluntades sin encuadrarlas en esquemas prefijados.

Como ya hemos indicado, abundaron las publicaciones que definían objetivos inmediatos y formas de alcanzarlos, pero estos intentos de reflexión respondían a coyunturas muy precisas, siendo incluso divergentes entre facultades y escuelas distintas, pues lo que ocurría y se enfrentaba de un modo en Ingeniería o Agronomía, era objeto de otras valoraciones y acciones en Economía o Ciencias. Sólo unos pocos esbozaron enfoques más generales, pero la dinámica del proceso concreto impidió que esas propuestas madurasen lo suficiente, pues el movimiento renovador no alcanzó a superar limitaciones y adversarios que terminaron siendo fatales para su desarrollo como posibilidad real, y también para diseñar una perspectiva teórica más elaborada.

Los párrafos finales de esta parte del trabajo serán para referirnos a un tema que la Renovación trajo al tapete, promoviendo un reto que han debido responder todos sus críticos, y que hoy está tan presente como en aquellos años: ¿Para qué Universidad?. La Renovación quería una universidad para el mañana, desprendida del conservadurismo institucional y del peso de los intereses de poder establecidos, que anunciase y prefigurase rumbos a la Venezuela socialista futura. Por supuesto, todos los realismos políticos de izquierda, derecha y centro se opusieron con vigor a esto que calificaron de alucinación voluntarista y utópica, hasta que se vaporizó después de 1975. Sus enterradores le enfrentaron un proyecto para hoy, respetuoso de las tradiciones de ayer y de las hegemonías reinantes, eficiente y racional ante las demandas de la sociedad contemporánea, donde la institución operaría más como servidora técnica, productiva y virtuosa que como foro de inteligencias críticas y creación alternativa.

Con el norte que fijó el modelo triunfante se orientarán casi todas las propuestas y acciones vistas en el medio universitario durante los siguientes 20 años, hasta cuando provenían de sectores que en teoría se suponían más radicales. Pero ante la aparente inevitabilidad de los supuestos de este proyecto, debe recalcarse que ya en 1969 se rebatieron con agudeza las objeciones tecnocráticas y al «realismo» que proclama la imposibilidad/inutilidad de transformar la Universidad sin que el país cambie [Ver el Manifiesto de Letras y otros documentos del período en (Naime, 1974)], aparte que habiendo sufrido tantos experimentos zozobrantes de neoliberales y demás fans de lo factible, piensa uno si lo quimérico no es seguir con esa clase de realismo, cuyo resultado ha sido que la UCV, y en general la Educación Superior del país, esté más que ligada, hipotecada al presente de crisis que padece nuestra sociedad.

De hecho, se ha perdido ese rango indiscutible de primera referencia científica e intelectual nacional que tuvo nuestra Alma Mater hasta los años 70, lo que obedece más a las vicisitudes de esa crisis propia y ajena que no ha podido enfrentar y resolver con coherencia, que al crecimiento cualitativo y cuantitativo de otras instituciones que ahora compiten por ese rol primado con la veterana ocupante de la Hacienda Ibarra —IESA, IVIC, INTEVEP, USB, Centro Gumilla, etc.

En vistas a las experiencias vividas en nuestra Educación Superior, no se puede continuar rechazando como superado, absurdo y/o peligroso el replanteamiento radical de la universidad venezolana y sus problemas, pues a pesar de las propuestas cosméticas que de continuo instrumentan gerentes y tecnócratas, la conservación del vigente modelo académico y funcional nos ha llevado a un presente incierto, donde la paralizante inercia de lo establecido es obstáculo principal para una construcción positiva del futuro. Estimamos que desarrollar opciones deseables de porvenir nos exigirá evitar las gimnasias retóricas de moda y las soluciones formalistas que dejan lo esencial para después, lo cual será posible a través de actuaciones políticas que involucren amplia participación colectiva, emanadas no de la imposición iluminada de unos pocos sino de la voluntad consciente de muchos. Para seguir esa senda, comprender lo que fue y lo que propuso la Renovación tiene hoy para nosotros una pertinencia que debe ir mucho más allá de la curiosidad anecdótica o el interés erudito.

V. Fuentes de referencia comentadas

A. Libros

ALBORNOZ, Orlando: Acerca de la Universidad y otros asuntos, Caracas, Instituto Societas, 1970. 150 p. Recopilación de artículos periodísticos escritos en 1969, la mitad de los cuales se refieren a la situación universitaria nacional de aquel momento y al proceso de la Renovación en la UCV, al cual se expresan diversas objeciones críticas.

BIANCO, Jesús María: La Renovación Académica: Enfoque para la doctrina e instrumentación operativa del proceso, Caracas, Rectorado de la UCV, 1969. 37 p. Documento elaborado por una Comisión del Consejo Universitario de la UCV en aquel entonces, dirigida por el propio Rector Bianco, donde se define la justificación y los mecanismos para llevar a cabo lo que institucionalmente empieza a definirse desde allí como «Renovación Académica».

Boletín del Archivo Histórico de la UCV # 6: «Homenaje al Dr. Jesús María Bianco en el X Aniversario de su Muerte», Caracas, Secretaría de la UCV, 1987. 2 Vol.

Amplia compilación de documentos obra de, o referidos a, este personaje central en el cuadro de eventos de la UCV en los años 60.

CASTRO, Gregorio: Sociólogos y sociología en Venezuela, Caracas, UNESCO-Tropykos, 1988. 455 p. Revisión de la historia conceptual e institucional de la sociología en Venezuela, que incluye el examen de cómo la Renovación incidió sobre este ámbito

CLAUDIO, Iván: Radiografía presupuestaria de la UCV, Caracas, Italgráfica, 1970. 216 p. Colección de entrevistas y reportajes publicados en el diario EL UNIVERSAL de Caracas en mayo, junio y julio de 1969, donde se bosqueja a grandes rasgos la situación administrativa de la UCV y se debaten algunos problemas coyunturales en ese ámbito.

Comisión de Reforma Universitaria de la Cámara de Diputados, República de Venezuela (Comps.): Documentos sobre la reforma universitaria, Caracas, Congreso de la República, 1970. 2 Vol. Antología documental preparada para sustentar el debate parlamentario de la Ley de Universidades de 1970. Esencialmente recoge artículos de prensa adversos al proceso renovador tal como se vivió en la UCV y unos pocos trabajos académicos sobre reforma universitaria, en su mayoría de corte teórico y de autores foráneos.

CUADERNOS LAGOVEN (Edit.): La ciencia en Venezuela: pasado, presente y futuro, Caracas, 1992. 162 p. Volumen de 9 capítulos de diferentes autores, que relata la evolución histórica de la Ciencia y la Tecnología en Venezuela desde 1936 hasta nuestros días, proporcionando datos cuantitativos, información de hechos y análisis de necesaria referencia respecto a esa temática.

CUNEO, Dardo (Comp.): La Reforma Universitaria (1918-1930), Caracas, Biblioteca Ayacucho, # 39, 1988. 303 p. Selección de materiales en torno a un proceso fundamental para la modernización política, social y cultural de las universidades latinoamericanas.

GALLEGOS ORTIZ, Rafael: ¿Farsa la Revolución Académica?, Caracas, Tipografía Croma, 1969. 64 p. Ensayo en el cual, desde una posición comunista ortodoxa, se hace una fuerte crítica al proceso de la Renovación universitaria en Venezuela.

LOYO, Arnaldo José: Sobre la Renovación Académica, Caracas, Dirección de Economía y Planeamiento de la UCV, 1968. 100 p. (mimeo). Cronológicamente es el primer estudio publicado sobre la Renovación en la UCV, describe y analiza con simpatía las causas y los momentos iniciales del proceso, particularmente en la Facultad de Ciencias y en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.

MENDOZA ANGULO, Jesús: Por la democracia universitaria, Mérida, Universidad de los Andes, 1970. 210 p. Trabajo que examina exhaustivamente la dimensión sociopolítica de la vida universitaria, tanto en el plano teórico como en la experiencia concreta de la Educación Superior venezolana, desde una perspectiva que quiere examinar críticamente y rescatar como esencialmente correctos los planteamientos que la Renovación trajo al debate. Incluye un extenso apéndice biblio-hemerográfico de obligatoria referencia para los interesados en el tema.

MENÉNDEZ, José Miguel: Somos el poder y …punto (Trabajo de Ascenso inédito), Caracas, Fac. de Arquitectura —UCV, 1975. pag. Irreg. (mimeo). Exposición detallada sobre el proceso renovador en la Facultad de Arquitectura, obra de uno de los docentes que la protagonizó, quien defiende y justifica resueltamente las posiciones renovadoras.

MOLINA, Manuel Isidro: ¿Qué aspiramos a renovar?, Valencia, Universidad de Carabobo, 1973. 63 p. Ensayo de corte similar al anterior, aunque aquí se trata de la Escuela de Periodismo de la Facultad de Humanidades y Educación (que por obra de la Renovación pasaría a llamarse Escuela de Comunicación Social), y el autor fue activista estudiantil en el proceso.

MUJICA, Héctor: Cogobernalia: Balance de un Año de Renovación Académica, Caracas, Cantaclaro, 1970. 90 p. También referido a la Escuela de Periodismo, pero en este caso es obra de quien fue su Director y uno de sus mas relevantes docentes, aparte de que siendo un connotado dirigente del Partido Comunista asume la defensa de la posición que esta organización política adoptó ante los acontecimientos.

NAIME, Alirio: Universidad, reforma y protesta (Trabajo de Ascenso Inédito), Caracas, Fac. de Humanidades y Educación UCV, 1974. pag. irreg. (mimeo). Estudio de corte socio político semejante a (Mendoza, 1970), pero con menos simpatías para con la Renovación. Contiene un interesante anexo con documentos originales de la época, entre ellos un largo extracto del Manifiesto de los estudiantes de Letras.

NÚÑEZ TENORIO, J.R. y Pedro ROA: En torno a la Renovación Universitaria, Caracas, Nueva Izquierda, 1969. 69 p. Ensayo en el cual, desde una posición marxista esencialmente ortodoxa pero diferente a la del PCV, se examinan teóricamente las raíces la Renovación y se justifica la validez de avanzar en dicho proceso.

PÉREZ GUEVARA, José: Hacia una nueva universidad, Caracas, Edic. del Congreso de la República, 1971. 412 p. Recopilación de artículos publicados originalmente en el diario EL UNIVERSAL, en los que el autor —Profesor de la Fac. de Medicina de la UCV— examinó la problemática universitaria de 1969 a 1970, por lo general reclamando reformas pero oponiéndose a los trastornos vinculados a la Renovación.

Oficina de Estudios Socioeconómicos (Edits.): ¿Renovación Académica o Reforma Universitaria?, Caracas, 1969. 69 p. Conjunto de trabajos que representan un interesante esfuerzo investigativo por comprender la problemática universitaria venezolana a fines de los 60. Debe apuntarse que sus autores estaban fuertemente vinculados como docentes y estudiantes con la Universidad Católica Andrés Bello.

PINZÓN, Luis: Análisis crítico del proceso de reestructuración de la Escuela de Educación de la UCV 1969-1983 (Tesis de Grado inédita), Caracas, Esc. de Educación UCV, 1986. Pag. irreg. (fotocopia) Tesis referida a lo que su nombre señala, contiene extensa información y consideraciones sobre la Renovación en la UCV en general y la Escuela de Educación en particular. Anexa documentos importantes sobre el referido período y es la única investigación centrada en la Renovación escrita después de 1975.

PIRELA, Arnoldo: «La Ingeniería Eléctrica y Electrónica: Disciplinas en la Trayectoria del Cambio Tecnológico» , pp. 135-172 de Hebe VESSURI (Comp.): Ciencia académica en la Venezuela moderna, Caracas, Acta Científica Venezolana, 1984. 461 p. Investigación sobre el proceso histórico de enseñanza de estas áreas ingenieriles en Venezuela, el volumen de recursos humanos formados en ellas con estimación de tendencias al respecto, y el perfil de sus egresados.

QUINTERO, María y otros: El modelo tecnocrático y la Educación Superior en Venezuela, Caracas, La Enseñanza Viva, 1980. 209 p. Compendio de 4 ponencias y 3 documentos presentados al I Seminario sobre la Problemática de la Educación Superior en Venezuela, organizado por FAPUV (Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela.) en Mérida en 1978; en dichos trabajos se intenta diagnosticar a la Educación Superior venezolana de los 70 y justificar alternativas radicales para enfrentar sus problemas.

RIBEIRO, Darcy: Propuestas acerca de la Renovación, Caracas, Biblioteca UCV, 1970. 205 p. (Nota: Hay una edición parcial titulada: Estructura y Renovación Universitaria, Caracas, Ed. WR, 1970. 125 p.) Informe final de análisis y recomendaciones que el reputado experto brasileño presentó ante las autoridades universitarias, en referencia a cómo podría instrumentarse un amplio proceso de Renovación académica, administrativa y de planta física para la Universidad Central de Venezuela.

RIBEIRO, Darcy: La Universidad Necesaria, Buenos Aires, Galerna, 1967, 113 p. Ensayo teórico donde Ribeiro describe su concepción global sobre la universidad latinoamericana y las perspectivas de transformación que se le presentan. Obra de amplia lectura y referencia en los debates de entonces sobre el tema en Venezuela y América Latina.

RODRÍGUEZ-ARIAS, Lino: La Universidad: ¿decadencia o renovación?, Mérida, Universidad de los Andes, 1969. 120 p. Estudio que propone un amplio ideario de reforma universitaria para el contexto latinoamericano, desde el enfoque democratacristiano o «comunitarista» al que adhiere el autor, un destacado jurista español para entonces contratado en la Facultad de Derecho de la ULA.

SILVA MICHELENA, Héctor y H.R. SONNTAG: Universidad, dependencia y revolución, México, Siglo XXI, 1970. 217 p. (Nota: La 3ra. parte de esta obra se había publicado antes con el título de: Propuesta para una Revolución Universitaria, Caracas, Unidad Rebelde, 1969. 60 p.) Partiendo de una visión de los problemas universitarios en el contexto de la situación de crisis estructural y dependencia que sufren las sociedades de América Latina, los autores expone la tesis de que la autentica Renovación universitaria es parte del proceso de Revolución Social. La obra es una de las principales síntesis teóricas originadas por la Renovación en la UCV.

TOMASSI, Tina: Breviario del pensamiento educativo libertario, Cali, Otra Vuelta de Tuerca, 1988. 237 p. Examen completo y sintetico de las concepciones pedagógicas anarquistas, situadas en la base del pensamiento contemporaneo radical en Educación. También de valor para determinar posibles influencias libertarias sobre movimientos estudiantiles de protesta como la Reforma de Córdoba o la Renovación en la UCV

Zona Franca (Edit.): La U.C.V. en cifras, Caracas, 1970. 329 p. Extenso trabajo de recopilación, presentación y análisis de las estadísticas globales de la UCV, centrado en el período entre 1958 y 1968, orientado especialmente a describir los problemas de distribución del gasto, costo por inscrito y rendimiento estudiantil de la institución.

B. Publicaciones Periódicas

Cualquier estudio sobre la Renovación universitaria en Venezuela implica una revisión muy completa de la prensa diaria, en especial de los dos cotidianos que aquí mencionamos, pues sus páginas recogen con amplitud la multiplicidad de eventos y opiniones que hicieron a ese proceso. Esto no sólo es valido para examinar el conjunto del problema, sino que también es indispensable para revisar aspectos parciales. Debemos agregar que una orientación muy importante para ubicarse respecto a las referencias hemerográficas de interés, la proporciona el Apéndice Biblio-hemerográfico en (Mendoza, 1970), que trae una extensa relación de artículos sobre temas universitarios publicados en varios diarios y revistas venezolanos entre 1968 y 1970.

El Nacional (diario): Caracas, 2do. semestre de 1968, 1969, 1970 y 1er. semestre de 1971.

El Universal (Diario): Caracas, mismas fechas que el anterior.

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