Las lecciones del conflicto en General Motors de Venezuela

1. PRESENTACIÓN

El domingo 7 de septiembre, fruto de una entrevista de más de 3 horas de duración que los redactores del periódico Noti-Tarde le hicieron a Orlando Chirino, fue publicado un extenso reportaje, sobre el conflicto obrero-patronal que se desarrollaba en ese momento en la empresa General Motors Venezuela (GMV), ubicada en la zona industrial de Valencia.

1. PRESENTACIÓN

El domingo 7 de septiembre, fruto de una entrevista de más de 3 horas de duración que los redactores del periódico Noti-Tarde le hicieron a Orlando Chirino, fue publicado un extenso reportaje, sobre el conflicto obrero-patronal que se desarrollaba en ese momento en la empresa General Motors Venezuela (GMV), ubicada en la zona industrial de Valencia.

Por ser de interés para Orlando Chirino, y los compañeros ligados a nuestra corriente en GMV, el reportaje hizo énfasis especialmente alrededor de la visión que nuestro camarada tenía sobre la forma antidemocrática y los métodos agresivos utilizados por los directivos del Sindicato de Vencedores Socialistas SINVESOC para imponer la interrupción de las labores en GMV.

Por esta razón otros importantes temas relacionados con el conflicto no fueron desarrollados en toda su extensión en el reportaje, como por ejemplo el impacto que ha tenido el ingreso en el MERCOSUR en la crisis que vive la industria automotriz, la política de control de cambio y el manejo de divisas que realiza el Gobierno Nacional, la política de la multinacional, y el papel que jugaron durante el conflicto el Milco y el Ministerio del Trabajo, entre otros temas. Por otra parte, también es bueno dejar en claro, que no todos los conceptos emitidos por el camarada Chirino quedaron expresados en los términos en que los planteó, dejando algunas lagunas e introdujeron frases o palabras que no se correspondían con lo dicho por Chirino en la entrevista.

De estas ausencias y manipulaciones presentes en el reportaje, quisieron habilidosamente aprovecharse tanto los directivos de SINVESOC como algunos adversarios gratuitos ganados en este debate; quienes no abordaron de frente el cuestionamiento realizado por Chirino sobre la forma en que se llegó a la paralización de actividades en GMV y prefirieron intentar confundir con medias verdades, mentiras y hasta la calumnia al acusarlo de apoyar a la multinacional, en su desesperado afán por desprestigiar a uno de los principales referentes del sindicalismo clasista y revolucionario existente en el país.

Lo censurable entonces no sólo fue el intento de evadir el debate, con lo cual le continuaban ocultando la verdad a los trabajadores de GMV y de todo el país, sino también el intento desafortunado de realizar una campaña nacional e internacional de desprestigio contra Chirino, siguiendo el formato impuesto desde las altas esferas de gobierno, de calificar como salta-talanqueras y contrarrevolucionarios a todos aquellos que discrepen de las posiciones “oficialistas”.
Gracias a esa infame campaña, no faltaron entonces inspirados detractores que se dieron a la tarea de destilar odio o descalificaciones contra Chirino, tal como lo hizo una señora identificada como Alejandrina Marcano o los dirigentes de una de las corrientes sindicales del PSUV denominada Marea Socialista, quienes a través de la página web aporrea.org, salieron en defensa de las acciones antidemocráticas desarrolladas por la directiva de SINVESOC.

A casi un mes de finalizada la etapa de negociación del contrato entre el sindicato y GMV, del cual aún no se conocen muchos detalles toda vez que los directivos de SINVESOC mantienen su actitud de no informar a los trabajadores, nos sentimos obligados política y moralmente frente a los trabajadores y el conjunto del movimiento sindical venezolano a retomar el debate, de tal forma que podamos extraer las lecciones que nos ha deparado este conflicto, en el cual, desde nuestro punto de vista, se ha expresado en forma descarnada una de la peores distorsiones y perversiones que viene haciendo carrera en muchas organizaciones sindicales del país, en la que una cúpula burocrática con el apoyo de instancias o funcionarios del alto gobierno pretende reemplazar la justa y necesaria lucha sindical de los trabajadores en defensa de sus intereses, por el método aberrante de la extorsión a los patronos, como mecanismo predilecto para obtener prebendas y groseros privilegios para las pequeñas elites y sus asesores que controlan algunos sindicatos.

Las experiencias de conflictos recientes como los vividos en Coca-Cola, Firestone, Proagro, Owen Illinois, Cemento Andino, Plumrose y otros tantos que no mencionaremos porque sería una lista demasiado larga, en los cuales se han expresado estos mismos métodos, nos hacen pensar que bien vale la pena profundizar el debate, ya que estamos convencidos que hay que disponerse a dar la batalla por adecentar la lucha de los trabajadores, impedir que esta grave contaminación termine por profundizar la crisis que ya de por sí vive el movimiento sindical venezolano y que tal situación sea aprovechada por patronos públicos y privados para intentar liquidar al movimiento sindical o domesticarlo para sus intereses.

A riesgo de los peligros latentes, nuestra corriente CCURA se levanta para hacer conocer sus opiniones y sobre todo para declarar como uno de sus principales objetivos de lucha, el destierro de estas prácticas que en nada favorecen a los trabajadores, que desdibujan el proceso revolucionario, que ponen en peligro conquistas y derechos históricos alcanzados por los trabajadores y mancillan la perspectiva de la lucha por el socialismo con democracia obrera.

2. CONTEXTO EN QUE SESARROLLA EL CONFLICTO

Sería muy difícil, como difícil ha sido para muchos honestos trabajadores y activistas sindicales, entender la necesidad y la importancia de este debate, si antes no se dejan en claro algunas premisas y antecedentes que conllevaron al conflicto en GMV.

Venezuela y el MERCOSUR

Como es de conocimiento público, en el sector automotriz actualmente se vive una severa crisis, que antes que nada perjudica notoriamente a los trabajadores y empleados y no a sus patronos, debido a que muchas decisiones unilaterales y equivocadas adoptadas por el Gobierno Nacional, terminan favoreciendo a las transnacionales. Por ejemplo, el presidente Chávez tomó la decisión de incorporarse al MERCOSUR, a sabiendas de que este acuerdo comercial regional, fue promovido precisamente por las multinacionales del sector automotriz instaladas en Argentina y Brasil, para aprovecharse de las ventajas que cada país le ofrecía, sin importarle más que sus ganancias, antes que el mejoramiento de la calidad de vida de los trabajadores. Así se dividieron el mercado regional y redimensionaron sus empresas de acuerdo al nivel de ganancias obtenidas por la explotación de la fuerza de trabajo de cada nación.

Por esta razón, nuestra corriente sindical CCURA fue la primera y la única en pronunciarse a nivel nacional en contra de la integración a este acuerdo promovido por las multinacionales en los países sudamericanos. Contrario a la prédica gubernamental de que este acuerdo era favorable, nosotros insistimos que se avecinaban grandes peligros, por cuanto las mismas multinacionales que impulsaron el MERCOSUR operan en Venezuela, como GMV, Ford, Renault, Toyota, Chrysler, Mitsubishi, entre otras.

No se necesitaba ser adivino para presagiar el desastre. Una vez que estas multinacionales se sintieron protegidas por el ingreso del país al MERCOSUR, de inmediato bajó su interés en la inversión productiva y por atender con producción nacional la alta demanda de unidades vehiculares existentes en el país. Por el contrario su interés comenzó a girar en torno a la adquisición de divisas e importar los vehículos, actividades que para las multinacionales son mucho más rentables.
Los resultados saltan a la vista. Durante el año 2007, se presentó un hecho atípico ya que se vendieron alrededor de 450.000 vehículos de los cuales sólo 120.000 fueron ensamblados en el país y se desconoce el monto de divisas que les fueron entregadas a estas empresas por CADIVI, supuestamente para la compra de materias primas e importación de auto-partes que no se producen en Venezuela.

Como era apenas lógico, los trabajadores salieron en defensa de sus derechos y empezaron a reclamar reivindicaciones acordes con los altos niveles de ganancia obtenidas por las multinacionales, lo que conllevo a un ambiente de alta tensión y grave conflictividad desde inicios de 2007, sin que se lleguen a soluciones favorables para los trabajadores a finales del presente año.

Podemos decir entonces, que uno de los detonantes de la alta conflictividad laboral que se ha vivido en la industria automotriz obedece a la decisión unilateral y equivocada asumida por el Gobierno Nacional de ingresar al MERCOSUR, que terminó favoreciendo a las multinacionales y generando una situación de crisis que afecta la estabilidad y los ingresos de casi 30.000 trabajadores vinculados a la industria automotriz.

La flexibilización del control de cambios

Nuestra corriente siempre saludó y defendió la decisión del Ejecutivo Nacional de establecer el control de cambios, como medida excepcional para protegerse de las constantes presiones que el sector financiero y los especuladores nacionales e internacionales desarrollaban contra nuestra moneda y nuestras reservas internacionales. Esta medida también es de vital importancia para evitar que las empresas, sobre todo las grandes multinacionales, prefirieran dedicarse a la especulación antes que a la producción.

En muchas ocasiones esta medida tuvo un eficaz resultado político y económico para contrarrestar la acción contrarrevolucionaria de los empresarios golpistas, cuando éstos quisieron imponerle su ritmo a la economía. Restringir la entrega divisas y exigir solvencia laboral, fueron sin duda alguna una buena combinación de política para enfrentar las intenciones de “güarimba” económica que los empresarios quisieron establecer casi siempre en períodos preelectorales.

Sin embargo con el correr del tiempo, al no tomarse medidas más contundentes que nos condujeran hacia el socialismo, tales como el control del comercio exterior, la nacionalización de la banca, el control obrero y la expropiación de las grandes trasnacionales, estos instrumentos comenzaron a flexibilizarse y después a degenerar, gracias a la decisión política del gobierno de ceder a los empresarios.

Recordemos aquel 11 de junio de 2008 cuando el presidente Chávez invitó a los grandes empresarios existentes en el país a conformar una “alianza estratégica” y para ello ofreció una cuantiosa suma de dinero para apoyar actividades empresariales y al mismo tiempo prometió flexibilizar las medidas del control de cambio y control de precios.

A partir de este momento la solvencia laboral, que ya venía siendo letra muerta, dejó de ser un requisito indispensable para entregar divisas a los empresarios que las solicitaban para importar materia prima y componentes que no se producen en el país. Y también, el país comenzó a transitar una etapa en que funcionarios de alto rango recurren al mecanismo del chantaje hacia los empresarios para atender sus solicitudes de divisas.

La corrupción y el enriquecimiento ilícito se desarrollaron a todo vapor, contribuyendo a la consolidación de esa nueva boliburguesía, surgida al amparo del gobierno, y que ya se ha ganado un espacio enorme, tanto en el ambiente económico como político del país. El manejo discrecional de entrega de divisas sirvió de argumento a las multinacionales de la industria automotriz para llevar la industria a la semi-parálisis productiva.

Esto conllevó a que en febrero y marzo de 2008 se sintieran los efectos de la flexibilización de la política de control de cambio y la distorsión degenerativa del chantaje económico a los patronos. Como era de esperarse, las multinacionales Chrysler, Mitsubishi, Toyota, Ford y GMV empezaron a presionar al gobierno reclamando la entrega de divisas, al tiempo que intentaron trasladar sobre las espaldas de los trabajadores la disminución de ganancias ocasionadas por el descenso en la producción de vehículos. En varias de estas empresas los trabajadores fueron enviados en forma forzosa a vacaciones, se contrajeron los turnos de producción y sobre todo las negociaciones de los contratos colectivos se dieron en circunstancias muy difíciles, ya que los empresarios tenían a su favor el argumento de que el gobierno no les otorgaba las divisas requeridas.

La flexibilización de la política de control de cambios definida por el gobierno y la consiguiente degeneración del chantaje económico por parte de burócratas y funcionarios públicos de alto rango hacia los empresarios, tuvo mucha incidencia en la conflictividad que se presenta en el sector automotriz. Y decimos esto porque justamente es en esta coyuntura es que se desarrolla el conflicto en GMV, en medio de un descenso de la producción, en vacaciones obligadas para los trabajadores, en la no entrega de divisas a la multinacional y por supuesto en una política hábil de la multinacional que intenta aprovechar esta situación para enmascarar su política y resistirse a reconocer mejores condiciones económicas y laborales para sus casi 3.000 trabajadores y empleados directos.

Por estas razones antes expuestas, es que nuestra corriente sindical considera que la extorsión que hoy algunos sindicaleros practican contra los patronos, es hija legítima del chantaje económico ejercido por funcionarios del gobierno hacia los empresarios, que en nada tiene que ver con avances hacia el socialismo, sino con el perverso objetivo de éstos funcionarios de enriquecerse rápidamente, interés en el que coinciden plenamente con los nuevos burócratas sindicales que practican la extorsión contra la patronal.

La política laboral del gobierno

El año 2007 fue particularmente claro en cuanto al contenido real de la política laboral del gobierno, la cual se caracterizó por la negativa permanente a reconocer el derecho a la negociación colectiva, a conculcar la autonomía de las organizaciones sindicales, a dividir las estructuras sindicales y sobre todo, a golpear a los sectores más combativos, clasistas y revolucionarios existentes en el movimiento sindical.

En octubre de 2008 se cumplieron 50 meses sin que el gobierno atienda el reclamo de negociación del contrato marco para casi 2 y medio millones de trabajadores de la administración pública. Los petroleros durante el 2007 fueron sometidos a la intervención descarada del Ministerio del Trabajo y del Ministerio de Energía y Petróleo, quienes actuando en acuerdo cómplice con burocracia sindical “roja, rojita”, extendieron a casi un año la negociación del contrato y los resultados del mismo fueron en detrimento de valiosas conquistas y el miserable aumento de 12 BF, cifra que pudo haber sido menor como era la intención del gobierno y la burocracia sindical, de no haber sido por la notable lucha de los trabajadores de base y de nuestra corriente que peleó a brazo partido en defensa de los derechos de los petroleros.

La negativa a negociar contratos se ha extendido a casi todos los sectores de la administración pública y empresas del Estado, perjudicando notoriamente a los trabajadores, que han visto como se les ha estafado con “bonos” que no tienen incidencia en sus salarios y prestaciones, con lo cual el Estado ahorra cientos de miles de millones de bolívares que por justicia le corresponden a los trabajadores.

Acompañando la negación de la negociación colectiva, el gobierno nombró como ministro del Trabajo a uno de sus militantes sindicales, José Ramón Rivero, a quien le encargó la misión de impedir que siguieran progresando las corrientes clasistas y revolucionarias que afloran en el seno del movimiento sindical y especialmente contra nuestra corriente CCURA. Y el 24 de marzo, día de fatídica recordación para los trabajadores y sus organizaciones sindicales, el presidente Chávez en un acto en el Poliedro de Caracas le declaró la guerra a la autonomía sindical y a sus defensores, a quienes quiso descalificar como contrarrevolucionarios.

Ataviado con estas dos orientaciones, el peor ministro del Trabajo para los trabajadores en la historia en Venezuela, pero el mejor para los patronos, José Ramón Rivero, se dio a la tarea de agredir al movimiento sindical no importando los métodos, las políticas y los principios revolucionarios. Con su apoyo, lo que era conocido como la FBT empezó a consolidarse como el embrión de una nueva central sindical paralela y burocrática para dividir la extraordinaria conquista que representó para los trabajadores venezolanos la creación de la Unión Nacional de Trabajadores.

Los dirigentes sindicales que eran identificados como clasistas o relacionados con CCURA que recurrían a los despachos de las Inspectorías del Trabajo recibían la negativa de los funcionarios a atender sus reclamaciones. Y por si fuera poco, el Ministro impartió la orden de promover la división de los sindicatos consolidados, para lo cual se apoyó en testaferros y trabajadores de dudosa reputación, a quienes auparon para construir sindicatos paralelos y luego presionar referendos, donde por medio del chantaje y la mentira de decir que eran “los delegados” del gobierno del presidente Chávez, terminaban asumiendo el control de los sindicatos.

El paralelismo sindical, práctica excepcional que sólo es reivindicable en aquellos casos en que las estructuras sindicales existentes en las empresas se niegan a reconocer la democracia sindical, los procesos electorales y las asambleas, fue convertida en práctica permanente promovida por el ministro José Ramón Rivero. Tan brutal fue la ofensiva contra la democracia sindical y la autonomía, que se llegó al extremo de negarse a homologar convenciones colectivas de trabajo, para propiciar la inconformidad de los trabajadores con los directivos sindicales y así promover sindicatos paralelos y referendos.

Como decíamos anteriormente, no importaron los principios ni los métodos, todo valía con tal de desarticular las corrientes luchadoras y montar una nueva elite de burócratas sindicales que contaban con el aval del ministro del gobierno nacional. La actitud más aberrante fue la asumida frente al conflicto en SIDOR, que se extendió por más de un año, tiempo durante el cual los trabajadores debieron paralizar la planta en 14 oportunidades, tomar las oficinas de la Inspectoría del Trabajo para lograr que se le diera curso a la negociación, enfrentar la brutal represión policial y de la Guardia Nacional , y antes de caer José Ramón Rivero, vieron como este flamante ministro que permaneció en el cargo más de un año y medio, se colocó del lado de la multinacional e intentó montar un referendo fraudulento para obligar a los trabajadores a aceptar las miserables ofertas presentadas por la multinacional.

El único saldo positivo de esta brutal política antisindical del gobierno implementada por un ministro que duró en su cargo más de 18 meses, fue que permitió que los trabajadores y activistas consecuentes rompieran con la mítica historia de que “El presidente no está informado o que está mal asesorado” por una supuesta derecha endógena. No. Los trabajadores han podido en estos dos últimos años probar los sinsabores de una política gubernamental que les recorta sus derechos, les divide sus fuerzas y los postra ante la patronal.

Nuevamente GMV fue expresión concentrada de este desnaturalizado proceso adelantado por el Gobierno Nacional a través de sus ministros, alcaldes, gobernadores y funcionarios de las inspectorías del trabajo. En esa empresa, un burócrata sindical, prestamista para mayores señas, que no recibió el apoyo de los trabajadores en un proceso electoral democrático, luego recibió el amplio apoyo de sus compinches en el Ministerio del Trabajo para montar un sindicato con 55 firmas, forzar un referendo y a base de mentiras y presiones sobre los trabajadores, ganarlos para ponerse el frente de una negociación, en la que jamás los trabajadores tuvieron el derecho a la información ni mucho menos a tomar decisiones democráticas.

El saldo de esta política de ataque al derecho a la negociación de contrato colectivo, a la autonomía sindical, a la democracia y la unidad de los trabajadores está a la vista. El movimiento sindical pasa por su peor momento en un grado de dispersión, de división y de vulnerabilidad, que está siendo aprovechado por los empresarios.

Con su política y su comportamiento diario, el gobierno les ha dado luz verde a los empresarios privados para que actúen en forma similar o peor, ya que no se puede esperar menos de ellos. Son escasas las empresas que aceptan providencias de reenganche de personal, la negociación de los contratos es diferida, se volvió norma que los patronos pidan prorroga para los contratos y ofrezcan a cambio miserables actualizaciones salariales. Y cuando el conflicto trasciende por la lucha de los trabajadores, estas empresas cuentan con el respaldo de la policía, de la Guardia Nacional, de los jueces, y el conjunto de las instituciones del Estado, y además, se apoyan en bandas de sicarios, pagados por patronos o burócratas sindicales, para agredir a los trabajadores.

Los empresarios y las multinacionales frente a los trabajadores

Quienes quisieron aprovechar las limitaciones del reportaje periodístico que explicamos al principio, creyeron que los trabajadores son ingenuos y aceptarían la calumnia de que Chirino y nuestra corriente CCURA, apoyaba la multinacional. A esos artificios mediáticos les respondemos con nuestro accionar diario, no sólo en GMV sino a todo lo largo y ancho del país, ya que nos hemos propuesto la tarea de construir un movimiento sindical sano, anti-imperialista, clasista, democrático y revolucionario.

No hay trabajador de este país que no conozca nuestra batalla diaria contra los patronos locales y especialmente contra las multinacionales. CCURA fue la única corriente sindical que en las elecciones sindicales de SIDOR en el 2005 planteó como bandera política la exigencia de la renacionalización de la empresa. Durante la coyuntura del referendo para la reforma constitucional, también fuimos de las pocas corrientes que se negó a respaldar el engendro de las empresas mixtas, con las cuales se le daba legitimidad a las transnacionales, convirtiéndolas en socias de PDVSA en uno de los mejores negocios del mundo, para que explotaran a su antojo a los trabajadores y al más preciado recurso natural del país, bajo el amparo del logo de nuestra principal industria.

Ni tampoco nos callamos cuando el presidente Chávez anuncio la decisión de involucrarnos al MERCOSUR. Lo dijimos en su momento y lo repetimos hoy día, que ese es un acuerdo al servicio de los patronos, de las multinacionales del sector automotriz, es decir Ford, GM, Chrysler, Toyota, Renault, etc. Nos opusimos y nos seguimos oponiendo porque es un acuerdo económico de integración de las multinacionales, porque atenta contra los derechos de los trabajadores y propicia condiciones inmejorables a estas empresas para que exploten sin piedad la fuerza de trabajo en los países sudamericanos.

En septiembre, en la entrevista a Chirino publicada por Notitarde, se colocó el acento en el papel nefasto cumplido por la dirigencia sindical burocrática y extorsionista de SINVESOC, y se hizo con el objetivo fundamental de motivar a los trabajadores para se movilizaran y pasaran por encima de una dirección que con su política y sus métodos, los llevaba directamente al desastre. Ese ha sido siempre el método de nuestra corriente y de Orlando Chirino, a lo largo de más 3 décadas de lucha sindical y política en defensa de los derechos de los trabajadores y por el socialismo. Nuestro comportamiento en toda lucha obrera, donde el principal obstáculo para triunfar son las direcciones sindicales burocrática y corrupta, ha sido el llamamiento a los trabajadores a movilizarse para derrotar las políticas desacertadas de esos dirigentes y discutir en asamblea las mejores formas de lograr el triunfo los trabajadores.

Lo más lamentable de este episodio es que la militancia sindical de Marea Socialista, que ahora forma parte del PSUV, y que nos conoce desde hace muchos años, al igual que a Orlando Chirino con quien militaron en las mismas organizaciones y recibieron su educación en las lides sindicales, permitiera que Stalin Pérez calumniara impunemente a Chirino, acusándolo de apoyar a GMV, cuando muy bien saben todos ellos, incluyendo a Stalin, que Orlando Chirino y la corriente CCURA jamás apoya ni pacta con una transnacional explotadora, para derrotar a los trabajadores.
Para nosotros cada coyuntura tiene sus particularidades y en septiembre, cuando se agotaban las posibilidades para que los trabajadores enderezaran el rumbo por el que los conducía una dirección antidemocrática, era necesario la firmeza política para presentar otra alternativa, como la ofreció nuestra corriente y que hoy nos enorgullecemos en decir que gracias a ello contribuimos a evitar el desastre al que conducía SINVESOC a 3.000 trabajadores de GMV.

Queremos reiterar ante la desleal posición de acusarnos de apoyar a la multinacional, que la trayectoria de Chirino y de CCURA es limpia y no nos pesa en nuestra conciencia, como sí les debe pesar a nuestros adversarios políticos no decir nada en contra del ingreso a MERCOSUR o ensuciarse las manos y envilecer la conciencia de los trabajadores al llamarlos a apoyar en el referendo constitucional la fatídica fórmula de las Empresas Mixtas con la que se permite que las multinacionales sigan llenado sus alforjas y socavando nuestra soberanía sobre los hidrocarburos.

Una vez desenmascarado el ardid de SINVESOC y Marea Socialista de evadir la discusión haciendo falsas imputaciones contra Chirino, debemos agregar que la política de la multinacional, al igual que el resto de los patronos existente en el país, ha sido la de sacar el mayor provecho posible de todas las limitaciones políticas, económicas y sociales que le ofrece un gobierno que no rompe con la burguesía y con el imperialismo y que sigue apostando a un proyecto económico nacionalista donde convivan intereses opuestos entre explotadores y explotados.

Gracias al MERCOSUR, la multinacional GMV fue la que más carros importó con facilidades arancelarias para las ensambladoras asentadas en los países integrantes del acuerdo. Gracias a la flexibilización del control de cambios fue la GMV una de las empresas que mayor masa de divisas dispuso para utilizarlas precisamente en actividades no productivas sino financieras. Gracias a la suspensión de la entrega de divisas en determinadas coyunturas, los trabajadores fuimos obligados a aceptar vacaciones forzadas o la reducción de los turnos de trabajo. Gracias a la actuación de funcionarios chantajistas y sindicaleros extorsionistas, la empresa disminuyó los beneficios de la masa laboral.

No fueron los activistas de CCURA en GMV los que aceptaron en medio del conflicto que el 70% de los trabajadores fuesen enviados a vacaciones y no fuimos tampoco nosotros, sino los dirigentes de SINVESOC los que ofrecieron sus buenos servicios a la empresa para servirles de agentes para solicitar que Cadivi les hiciera entrega de las divisas.

Y nuestra orientación no tenía por objetivo único derrotar a los dirigentes sindicales que se dedicaron a la extorsión. En lo fundamental apuntábamos a que los trabajadores reorganizaran sus fuerzas, recuperaran la confianza en su organización sindical y siguieran un camino distinto para alcanzar los beneficios económicos, sociales, laborales, de seguridad e higiene y los derechos políticos que se perseguían con el nuevo contrato en GMV.

La situación del movimiento sindical y de los trabajadores

Es preciso saber diferenciar la situación del movimiento sindical por una parte y el estado de ánimo de los trabajadores por la otra.
Del movimiento sindical debemos decir que pasa por uno de sus peores momentos, en la medida en que la política de los patronos públicos y privados ha dado sus resultados, porque al sindicalismo se le ha restado capacidad de convocatoria, desconocido su representatividad, violentada su autonomía e independencia, y sobre todo, debilitado por la vía de dividirlo mediante el paralelismo sindical y el favoritismo hacia la burocracia.

La UNT, la gran esperanza de los trabajadores –slogan que iluminó su acto de proclamación en el 2003– se ha venido diluyendo ante los constantes ataques de los patronos públicos y privados, y en particular, por la acción corrosiva de la burocracia sindical ligada al aparato de gobierno.
Con gran frustración registramos que las orientaciones definidas por el gobierno y aplicadas por el ministro José Ramón Rivero rindieron sus frutos, en la medida en que el sindicalismo se encuentra disperso, ha perdido su norte político y el proyecto divisionista de la militancia sindical del PSUV lo ha dividido montando un parapeto de central.

Pero otra cosa es el estado de ánimo de los trabajadores para movilizarse, defender sus derechos y levantarse en rebelión para alcanzar nuevas reivindicaciones. Los trabajadores a pesar de la división y la dispersión de sus organizaciones sindicales no ha sido derrotado, su ánimo de lucha es más radical que hace cinco años y lo que es más importante, ha demostrado hasta dónde esta dispuesto a ir con tal de profundizar el proceso revolucionario, porque sabe que si acaba con la esclavitud asalariada capitalista, serán hombres y mujeres libres y dignos.

Debemos decir entonces que de todo el contexto político en que se desarrolló el conflicto en GMV, el único componente positivo era el de la disposición de lucha de los trabajadores, porque el resto de dispositivos eran regresivos y favorecían a la patronal.

En ese sentido, la combatividad de los trabajadores era la única posibilidad que existía para detener a la burocracia extorsionista y sus padrinos políticos apoltronados en ministerios e inspectorías del trabajo. A esa posibilidad apostó Chirino y nuestra corriente, para impedir la derrota que se avecinaba de la mano de SINVESOC.

La desgracia es que la burocracia también era consciente de esta realidad y por eso hizo todos los esfuerzos por utilizarlo a su favor, ganando a un núcleo importante de luchadores de base que honestamente sí estaban dispuestos a dar la lucha hasta las últimas consecuencias para alcanzar las reivindicaciones contempladas en el proyecto de contrato.

Por eso nuestro centro de batalla política y sindical tuvo y sigue teniendo como eje fundamental la confrontación a quienes conducían los destinos de la lucha. Desde esa perspectiva apostamos a que los trabajadores, una vez se normalice la situación, cobrarán la factura a la dirección irresponsable que en procura de privilegios groseros puso en riesgo no sólo el nuevo contrato sino también la estabilidad de 3.000 trabajadores directos.

3. CÓMO SE LLEGÓ A LA PARALIZACIÓN

SINVESOC y sus defensores nunca respondieron a las preguntas sencillas pero claves que les formulamos como corriente: ¿En qué fecha, en qué sitio, con cuantos trabajadores y cuál fue el resultado de la votación de la asamblea que adoptó la medida de paralizar la empresa? Siempre evadieron responder y sólo atinaron a argumentar que SINVESOC había ganado el referendo sindical en forma abrumadora y en consecuencia era el representante legítimo.

Para Chirino y CCURA la legitimidad de SINVESOC y los resultados del referendo nunca fueron materia de cuestionamiento, aunque si rechazamos rotundamente la forma en que de la noche a la mañana la Inspectora del Trabajo aprobó la matrícula a un sindicato alternativo con 55 firmas en una empresa donde existía en ese momento un sindicato, que independientemente del balance que se tenga de su dirección, era legítimo, no se encontraba en mora electoral y varias corrientes disímiles hacían vida a su interior, y a pesar de todo ello fue obligado por la Inspectora del Trabajo a participar en un referendo para darle vida a los extorsionistas.

SINVESOC al no responder a las preguntas que les formulamos, ha quedo en evidencia que nunca realizó una asamblea para tomar la decisión de paralizar la empresa. Pero no sólo eso, además de mentir descaradamente sobre una asamblea que nunca realizaron, el otro aspecto importante que los trabajadores y el movimiento sindical venezolano deben saber, es que al momento de la paralización de GMV sólo estaba en labores el 30% de su masa laboral, porque el 70% restante había sido enviado de vacaciones forzadas, en connivencia con SINVESOC que aceptó el argumento de la multinacional de que no podía mantener la normalidad porque no había recibido de parte del gobierno nacional las divisas solicitadas para la adquisición de materia prima y componentes requeridos para ensamblar los vehículos.
Y en forma complementaria, el detonante de la paralización no fue el aumento salarial, sino la exigencia hecha por SINVESOC de incrementar a 200 camiones la cuota de vehículos que GMV debería entregarle al sindicato para usufructo particular. Tampoco está demás recordar que ya se había pactado la cláusula que obligaba a la empresa a cancelar un sobresueldo del 40% a los directivos de la organización sindical.

¿Cómo puede entonces argumentarse en forma seria que la directiva de SINVESOC es consecuente y revolucionaria, cuando su presidente es un prestamista que le roba semanalmente el 7% de su salario a los trabajadores y que además tiene el grosero privilegio de un sobresueldo el 40%, y la expectativa de administrar un cupo de 200 camiones?

Esa fue la verdad verdadera de los motivos que conllevaron a que una banda de impostores que se hacen pasar por dirigentes sindicales tomara la decisión de paralizar la empresa sin consulta ni decisión de los trabajadores de base, con el único objetivo de extorsionar a la empresa para seguir obteniendo privilegios personales.

Y también queremos abrir un debate que es necesario profundizar entre los trabajadores, acerca de los métodos de lucha, ya que en el conflicto vivido en GMV se desarrollaron acciones más parecidas a las practicadas por organizaciones de corte anarquista y terroristas en vez de las sanas y tradicionales acciones de lucha y movilización permanente de los trabajadores para la consecución de sus reivindicaciones. Ni que decir de la metodología de amedrentar a los trabajadores que no concordaron con la decisión de paralizar la empresa.

Nuestra corriente rechaza y combate la metodología de la destrucción de maquinaria y producción en las empresas, de forma unilateral y sin consultar a los trabajadores en asamblea, bajo el argumento de supuestamente querer defender los derechos de los trabajadores. Ese tipo de acciones reflejan el espíritu individualista, desesperado, mesiánico y pequeño-burgués de quienes desprecian la democracia obrera y se auto-proclaman los ungidos para salvar a la clase obrera. Junto con los maestros del proletariado, Marx, Engels, Lenin y Trotsky, decimos y defendemos que la clase obrera no necesita un Mesías, ya que la liberación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores.

Por todo lo anterior debemos decir que el conflicto de GMV nos deparó grandes enseñanzas que debemos estudiar y asimilar para impedir que se siga actuando en forma ligera e irresponsable, con el único pretexto de extorsionar a los patronos para fines particulares.

La lucha por una dirección alternativa

Reconocemos que la conformación de un equipo de dirección revolucionaria que se postulara como alternativa a SINVESOC tardó más de lo previsto, pero eso no es imputable ni a los trabajadores ni a nuestra corriente.

Justamente la tardanza en el surgimiento de una dirección alternativa se explica en lo fundamental por la política y la metodología excluyente utilizada por los dirigentes de SINVESOC, quienes secuestraron la democracia y usurparon la representación de los trabajadores en forma totalitaria.

Aunque esto es gravísimo, podríamos decir que sería un mal menor si se compara con el impacto negativo que sobre la conciencia de los trabajadores tienen estas actuaciones, ya que al no existir una dirección revolucionaria alternativa los trabajadores pueden verse tentados, como en efecto sucedió en GMV, a convertirse en receptores y difusores de la política y la propaganda de la multinacional.

Esta realidad es inocultable, pero nos parece una excusa baladí decir que quienes se oponían al paro eran agentes de la patronal porque algunos de los 700 trabajadores que se desplazaron hasta Caracas para reclamarle al Ministro del Trabajo que cumpliera su labor y convocara una asamblea democrática, portaban carteles a favor de la empresa.

Por el contrario, si somos revolucionarios serios y profesionales, más que una imputación a los propios trabajadores por el bajo nivel político y de conciencia de clase, debemos hacerla con mayor razón hacia quienes dirigen el sindicato y colateralmente hacia el resto de las organizaciones que nos reivindicamos como revolucionarios por no ser lo suficientemente capaces de educar y ganar para las posiciones clasistas y revolucionarias a los trabajadores.

Desde CCURA apostamos a la construcción de un nuevo equipo de dirección que se postulara como alternativa, a partir de aquellos trabajadores que identificaban las usurpaciones y los métodos insanos utilizados por los dirigentes de SINVESOC. Algunos de ellos provenían de Sutraautomotriz, otros de SINVESOC y otros independientes, con el denominador común de reclamar democracia sindical, asamblea y que fueran los trabajadores de base los que tomaran las decisiones.

Por eso nuestra gran bandera en esa parte del conflicto fue, y aún lo sigue siendo, la reconquista de la democracia sindical, y para el logro de ese objetivo apostamos nuestras cartas, nuestra trayectoria. Preferimos el camino difícil de exponernos a las críticas y las calumnias, pero convencidos que es la única forma de educar a las nuevas generaciones de luchadores que siguen surgiendo del movimiento sindical, ya que no estamos apostando a coyunturas sino a la perspectiva de construir una verdadera dirección revolucionaria en las filas del movimiento obrero, de la cases trabajadora, para junto con ella construir el partido revolucionario de los trabajadores, que se planteé como perspectiva la lucha por el poder, la instauración de un gobierno de los trabajadores, como condición indispensables para avanzar hacia el genuino socialismo y no a la caricatura que se sigue vendiendo con el proyecto de Socialismo del Siglo XXI promovido por los burócratas del gobierno, los empresarios socialistas y la burocracia sindical “roja rojita”, en la cual militan los principales dirigentes de SINVESOC.

En esa batalla siempre fuimos leales y dijimos públicamente con meridiana claridad nuestras opiniones y si fueron fuertes, es porque tenemos pruebas políticas, metodológicas, morales y éticas para hacerlo. En nuestras acusaciones no hay una sola calumnia y de ese método sano nos enorgullecemos. No es nuestra metodología acusar de contrarrevolucionarios a quienes no opinan al igual que nosotros, esa es una perversión que ha venido proliferando desde el alto gobierno, queriendo con ello cerrarle espacios a quienes somos portadores de otras opiniones, otros métodos y otras forma de hacer lucha política y sindical.

4. RESULTADOS Y PERSPECTIVAS

Al momento de escribir este balance van transcurridos 15 días en que se selló el acuerdo final del contrato entre la multinacional GMV y los dirigentes de SINVESOC. Los más de 3.000 trabajadores vinculados a la empresa aún desconocen los alcances de dichos acuerdos, lo que nos ratifica a hacer la denuncia a esa dirección sindical por antidemocrática.

En la forma inconsulta en que paralizó las actividades, de la misma forma firmó el nuevo convenio. No hubo de por medio una asamblea para que los trabajadores debatieran los acuerdos y mucho menos un referendo, como ha sido nuestra tradición en los sindicatos en los que tenemos presencia, para ratificar o invalidar los acuerdos.

A esta grave falta de democracia, también es pertinente agregar que de acuerdo a la poca información que poseemos queda evidente que la junta directiva canjeó las cláusulas económicas que favorecían al conjunto de los trabajadores a cambio de sus groseros privilegios, lo cual se demuestra con los siguientes hechos:

1. Desde CCURA nos permitimos denunciar que SINVESOC terminó aceptando como incremento salarial lo que ofreció la empresa en marzo, ya que el aumento de 29BF sólo será efectivo a partir del depósito de la nueva convención colectiva. Esto quiere decir que los trabajadores desde el 17 de enero hasta finales de octubre o comienzos de noviembre en que el sindicato y la empresa entreguen el documento para su homologación ante el Ministerio del Trabajo, sólo recibirán como aumento 25BF correspondiente al retroactivo.

2. Se perdió el aumento semestral correspondiente a julio de 2008 y sólo hasta diciembre de 2008 los trabajadores tendrán un nuevo aumento equivalente al 7%, lo cual es una cifra ridícula si se tiene en cuenta que la inflación en el país durante el 2008 estará cercana al 27%.

3. Denunciamos que los dirigentes de SINVESOC, quienes a través de Notitarde expresaron que aceptaban que con los recursos provenientes de la venta de los cupos de vehículos asignados al sindicato, se conformaría un Fondo Social, echaron para atrás a última hora lo que les permitirá seguir manejando y disfrutando a su antojo las utilidades que se deriven de la venta de 113 vehículos anualmente (las utilidades por la venta de cada vehículo oscila entre los 7 y los 12.000 BF). Sumado a lo anterior se encuentra l sobresueldo del 40% para los dirigentes sindicales, cláusula que había sido acordada desde antes que se paralizarán las actividades.

4. Acusamos que los dirigentes de SINVESOC manejarán a su arbitrio, al igual que sus amigos los traidores que firmaron el contrato petrolero en el 2007 y que Franklyn Rondón del sector de trabajadores de la Administración Pública, un supuesto Fondo Social que se conformara con el descuento mensual inconsulto de Cincuenta Céntimos de Bolívar Fuerte (Bs.F 0,50) a cada trabajador de la empresa.

5. Repudiamos que los directivos de SINVESOC descarguen su irresponsabilidad de parar la producción, sobre los bolsillos de los trabajadores, al aceptar que la empresa no pague los 46 días de paro y entregue un bono de 470BF. Con esta cláusula se cae la mentira de que la decisión de la huelga había sido adoptada por los trabajadores y que era legítima, porque de haberlo sido no se podía permitir que la empresa no los pagara los días de paro.

6. Condenamos a los directivos de SINVESOC porque se han comprometido a que se instaure un régimen esclavista en General Motor, a cambio de un “Bono de Recuperación de la Producción”, que según el Acta de Acuerdo Final tiene como finalidad compensar a los trabajadores por los ingresos dejados de percibir desde el 28 de julio hasta el 12 de septiembre, siempre y cuando se comprometan a recuperar la producción derivada de la paralización de las actividades durante 46 días.
Con estas evidencias, desafiamos a quienes defendieron a los extorsionistas dirigentes de SINVESOC que le digan a los trabajadores y al movimiento sindical venezolano e internacional, si respaldan estos nefastos acuerdos, si apoyan el sobresueldo del 40% a los directivos sindicales, si creen aceptable que se eliminara la figura del fondo social conformado por los recursos que generara la venta de vehículos asignados al sindicato y si respaldan la creación de un Fondo Social

Fantasma con descuentos que no fueron consultados a los trabajadores.

Como dicen nuestros padres y abuelos, las mentiras tienen patas cortas. Lo poco que conocemos de lo acordado convalida nuestras denuncias y nos obliga a profundizar este debate en las filas del movimiento obrero y popular, para que los trabajadores sepan que en Venezuela hay tres caminos, uno señalado por el gobierno, sus funcionarios y sus burócratas sindicales, otro marcado por la oposición golpista, los empresarios, las multinacionales, los terratenientes que quieren regresarnos al pasado de la IV República, y un camino que ofrecemos los genuinos revolucionarios que no nos acomodamos a las circunstancias, que no nos doblegamos por más fuertes que sean los golpes o las calumnias de nuestros opositores, porque tenemos fe en que la clase obrera, será el motor y la conducción de la necesaria y futura revolución socialista en Venezuela y el mundo.

El futuro sindical en GMV y Venezuela

No queremos ser catastrofistas pero le decimos a los trabajadores de GMV y de todo el país, que las circunstancias que ambientaron el proceso de negociación del contrato colectivo no han variado en lo más mínimo y por el contrario muchas de ellas se agudizarán. Estas circunstancias deben obligarnos a la reflexión e invitarnos a luchar para superar la grave crisis de dirección sindical existente en la empresa, porque con los actuales directivos de SINVESOC no hay futuro, ya que sólo conocen dos recetas: la del fracaso y la de la desastre.

Habrá futura si los trabajadores de base de SINVESOC, junto con los que se reivindican de Sutraautomotriz y con los que no se encuentren afiliados a ninguna de estas dos estructuras, imponen un proceso de unidad, recuperan la práctica de la democracia sindical, desarrollan asambleas y avanzan en un proceso electoral que permita elegir una junta directiva que sea expresión de todas las tendencias y opiniones de los trabajadores, que se comprometa a la lucha y a respetar las decisiones independientes y soberanas que tomen los trabajadores de la empresa.

En las actuales circunstancias de la lucha en GMV, en Venezuela o en cualquier lugar del mundo, todo depende en gran medida del tipo de dirección con que cuenten los trabajadores. Si las organizaciones cuentan con dirigentes traidores y burócratas, la perspectiva serán derrotas, si los dirigentes son reformistas, no podemos menos que esperar cantos de sirena y soñolencia mientras los patronos implementan sus políticas, pero si se cuenta con dirigentes revolucionarios, no se podrán asegurar triunfos, pero si disposición y ánimo para conducir la batalla hasta las últimas consecuencias, para evitar la barbarie a que nos quiere someter el capitalismo.

Los revolucionarios no queremos sindicatos conservadores, adormilados, reformistas, ni nada parecido. Luchamos para construir sindicatos y trabajadores democráticos, independientes, autónomos, soberanos, combativos, radicales, revolucionarios que se planteen el cambio del modelo económico, político, social y militar que impera en Venezuela y el mundo.

Queremos que los trabajadores de GMV se planteen la perspectiva de luchar para que más temprano que tarde las riendas de la empresa estén bajo sus manos como debe ser, porque son los que producen las inmensas ganancias de las que se apropian los parásitos propietarios.

Necesitamos que en Venezuela y el mundo no impere la ley de las multinacionales y que todas las empresas sean regidas por el verdadero control obrero de la producción y el manejo de los excedentes en función socialista.

Luchamos por la expropiación y/o nacionalización de las empresas, pero no para resignarse a proyectos mínimos o reformistas como el de INVEPAL, INVEVAL, SIDOR o RUALCA, donde el triunfo alcanzado gracias a la heroica lucha de los trabajadores que lograron arrebatarle el control de las empresas a los capitalistas, viene siendo corroído por las políticas del gobierno y sus funcionarios.

Desde CCURA queremos decirle a los obreros de GMV y del país que nuestra perspectiva es alcanzar el control de la producción como lo conquistaron temporalmente los obreros de Sanitarios Maracay, cuya combativa lucha fue derrotada por la alianza entre el gobierno, a través del ministro del trabajo José Ramón Rivero y los Pocaterra-Branger, para impedir que su valeroso ejemplo se convirtiera en referencia para el conjunto del movimiento sindical venezolano.

CCURA reivindica los triunfos revolucionarios de los trabajadores que llevaron a la expropiación y la nacionalización de varias empresas, pero denunciamos y combatimos el proceso degenerativo que estas conquistas sufren a partir del momento en que son controladas por el gobierno, sus funcionarios y los burócratas sindicales, quienes exigen que se disuelvan los sindicatos, que intentan imponer el trabajo voluntario, que propician el clientelismo político, que atemorizan a los trabajadores que opinan distinto, que mantienen los mismos ritmos bárbaros de explotación que existían cuando las empresas estaban en manos de propietarios privados, y que usufructúan las ganancias a favor de los burócratas del estado capitalista y no a favor de las masas trabajadoras y populares del país.

En nuestra opinión estas son las perspectivas de lucha que deben tener los trabajadores de GMV y de toda Venezuela y no descansaremos un minuto hasta lograr que ellas se conviertan en realidad, ya que es la única salida posible a la explotación capitalista, al imperialismo, a sus guerras, a la miseria, al hambre y a la barbarie.
En Octubre, mes que nos recuerda la revolución bolchevique y el asesinato del Che Guevara, renovamos nuestro compromiso de lucha reivindicando su consigna: “Revolución Socialista o caricatura de revolución.”

Valencia, Octubre de 2008

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *