Más allá de los resultados electorales: la lucha sigue

Pasaron las elecciones presidenciales. Chávez ganó, religiéndose de esta forma por un nuevo período de 6 años. Pero es como sucede después de cada año nuevo. La gente se abraza y celebra pero al día siguiente la vida sigue su curso. Aunque ciertamente esta vez el triunfo del Presidente no generó una gran celebración. Efectivamente, ganó Chávez pero la vida continúa. Los problemas no desaparecieron. Siguen los apagones; los precios de los productos de primera necesidad continúan subiendo, mientras los salarios siguen por el suelo.

Los contratos colectivos de los trabajadores de las empresas básicas, de los empleados públicos, de los eléctricos, de los universitarios, entre otros, no se discuten. La gente en las comunidades siguen padeciendo la inseguridad, la falta de agua y de luz, y millones no tienen vivienda. Las calles y avenidas del país parecen la superficie lunar.
No obstante, los trabajadores y los habitantes de las comunidades siguen luchando y movilizándose por sus derechos. Poco importa cual haya sido su escogencia electoral el pasado 7 de octubre. Tanto los que votaron por Chávez, albergando alguna esperanza de solución para sus problemas, como los que votaron por Capriles para castigar al actual gobierno, se organizan y luchan en todo el país.
Los trabajadores del sector universitario anuncian asambleas y paros, y una marcha para el próximo jueves 8 de noviembre, exigiendo aumento de salario y discusión de la Normativa Laboral vencida desde del 2010. Los trabajadores de las empresas básicas exigen que se discutan sus contratos colectivos vencidos desde hace 3 y 4 años. Los eléctricos realizaron una masiva movilización el pasado 2 de noviembre planteando el pago de deudas vencidas y la discusión contractual. La vorágine de conflictos continúa su marcha indetenible. El pasado año fueron más de 5000, el presente año va por el mismo camino.
Tal como dijéramos al final de la campaña electoral en nuestros volantes, ganara quien ganara, los problemas fundamentales de los venezolanos iban a seguir sin solución.
El gobierno se da golpes de pecho y habla de “autocrítica”. Ya nadie se acuerda de las tristemente célebres 3R, o las R al cubo, ni de la “revolución dentro de la revolución”, y otras promesas anteriores de rectificar y corregir el rumbo. Hasta un ministerio de seguimiento acaban de inventar para hacerle creer al pueblo y a las bases honestas del partido de gobierno que ahora sí, que ahora sí habrá eficiencia y eficacia. Atrás quedaron los consejos de planificación pública, los consejos comunales, ahora la nueva promesa son las Comunas.
Después de 14 años de incumplimientos, de promesas que rodaron por el suelo, no creemos que las cosas cambiarán. No creemos que ahora sí se terminarán los apagones, se discutirán los contratos colectivos, y que no se criminalizará la protesta obrera y popular.
Millones de personas aún tienen una tenue esperanza de encontrar solución a los problemas que los aquejan, pero lamentablemente este gobierno y su falso socialismo no le dará respuesta a esas necesidades postergadas. Es necesario construir una alternativa política verdaderamente revolucionaria y socialista, de independencia de clase, sin compromisos con el gobierno ni con los partidos de la MUD. Es urgente construir un partido que se convierta en referencia para los millones de trabajadores, jóvenes y habitantes de las comunidades que siguen movilizados por sus derechos. Que crezca también en el terreno electoral como alternativa ante la polarización burguesa. Y que en las elecciones regionales del próximo 16 de diciembre se concrete votando por los candidatos a gobernadores y legisladores postulados por el PSL.