Orlando Chirino es una alternativa obrera y socialista

Venezuela se estremeció ante la tragedia de la refinería Amuay. La campaña electoral sufrió un alto. Lo ocurrido es un símbolo de la realidad de un país que se cae a pedazos, mientras Chávez dice que va “al socialismo del Siglo XXI”. Otra tragedia anunciada que afecta a los trabajadores, por no escuchar a estos y por falta de mantenimiento. Parecido, salvando las diferencias, a la masacre de Once. Las falsas promesas y las mentiras del chavismo no van más. Su oponente de la derecha tradicional, Capriles, no es alternativa. La candidatura obrera de Orlando Chirino y el PSL es la única que levanta las reivindicaciones obreras y populares y las banderas de un verdadero socialismo.

Venezuela se estremeció ante la tragedia de la refinería Amuay. La campaña electoral sufrió un alto. Lo ocurrido es un símbolo de la realidad de un país que se cae a pedazos, mientras Chávez dice que va “al socialismo del Siglo XXI”. Otra tragedia anunciada que afecta a los trabajadores, por no escuchar a estos y por falta de mantenimiento. Parecido, salvando las diferencias, a la masacre de Once. Las falsas promesas y las mentiras del chavismo no van más. Su oponente de la derecha tradicional, Capriles, no es alternativa. La candidatura obrera de Orlando Chirino y el PSL es la única que levanta las reivindicaciones obreras y populares y las banderas de un verdadero socialismo.

El 7 de octubre hay elecciones presidenciales en Venezuela. Y no se trata de una elección más. Sino que está en debate, en Venezuela y fuera de ella, el balance del proyecto político que pregona Hugo Chávez y que vienen apoyando tanto el peronismo kirchnerista como algunos sectores que se reclaman de izquierda. ¿Se está avanzando al socialismo en Venezuela? La realidad muestra lo opuesto.

Los obreros de Sidor y del cemento: el verdadero rostro de Chávez

Hugo Chávez debe haber pasado su peor semana de los últimos tiempos, y más, cuando está a 40 días de las elecciones. La combinación de reclamos obreros, las lluvias torrenciales que ponen en evidencia la falta de obras (se caen puentes, se derrumban rutas) y la tragedia de Amuay han sido un cóctel pesado para su campaña.

El lunes 21 por la noche, Chávez y su gobierno organizaron un evento en la Central Hidroeléctrica de Caruachi, en el estado de Bolívar (Guayana), que se transmitió en cadena nacional. O sea, un evento de campaña disfrazado de “oficial”. La concurrencia debían ser trabajadores y funcionarios de las empresas Básicas (estatales) de la región (acero-Sidor-, Ferrominera, aluminio Alcasa, Venalum, Carbonorca, Bauxilum, entre otras). Es un sector de trabajadores que desde hace tiempo se moviliza por las deudas existentes y por incumplimientos de contrato. Por eso el filtro fue muy grande para tratar de impedir que entraran sectores sindicales críticos. Como el sindicato de Ferrominera que, encabezado por Rubén González, acababa de derrotar a una lista chavista. González estuvo preso casi dos años por encabezar una huelga.

Pese a ello, la sorpresa fue mayúscula cuando en medio del discurso de Chávez los trabajadores de Sidor empezaron a corear: “Contrato, Contrato”. Ya que su contrato (el convenio colectivo) lleva vencido mucho tiempo y el gobierno se niega a discutirlo. Bajo el supuesto gobierno “socialista”, los empleados públicos tienen siete años sin discutir su contrato laboral y en las empresas básicas los convenios tienen entre dos y cinco años vencidos. Cada año que se retrasan las discusiones sobre ello equivale a desmejorar en 25% o 30% los salarios de los trabajadores. Los ministros y gerentes que Chávez presentaba eran abucheados por los trabajadores. La protesta fue creciendo ante la mirada absorta y perdida de Chávez cuando, “casualmente”, se interrumpió la trasmisión de la cadena por “un corte eléctrico”. Lo que sí se sabe es que, ante la presión, Chávez tuvo que ceder y autorizar que se abra la discusión del contrato de Sidor, eso sí, pidiendo mucha “prudencia”.

El otro hecho sobresaliente es la amenaza de huelga por salario de los trabajadores de la industria cementera, nacionalizada hace unos años. Aunque el gobierno indemnizó con millones de dólares a las transnacionales cementeras, desde hace cinco años no discute el contrato colectivo. También salieron a la calle trabajadores de la red estatal de Abastecimientos Bicentenario, para reclamar por su contrato.

En Venezuela no hay ni se marcha a ningún socialismo. Existe un gobierno que aplica una política antiobrera que les garantiza las ganancias a los empresarios y a las multinacionales del petróleo con las que están asociadas en PDVSA. Por eso en un país de recursos petroleros millonarios, no hay plata para salario ni para obras de mantenimiento que impidan que lleguen las lluvias y se caigan los puentes o explote una refinería.

“Los trabajadores debemos gobernar”

Ante este panorama, la candidatura de Henrique Capriles (MUD), no es alternativa para el pueblo trabajador. Capriles es el candidato de oposición patronal proyanki. De los viejos políticos tradicionales que hasta han dicho públicamente que van a seguir con la misma política petrolera de “respeto” a las multinacionales.

Lamentablemente, la política antiobrera de Chávez hace que muchos trabajadores piensen, equivocadamente, en votar a Capriles para castigar al gobierno. La única candidatura que representa un proyecto político independiente para la clase trabajadora y para los explotados en Venezuela es la de Orlando Chirino. Ése será el único voto de protesta. La única candidatura que propone que el petróleo sea 100% venezolano y sin empresas mixtas, una PDVSA bajo control y seguridad de sus trabajadores y técnicos. Para que los recursos petroleros vayan para salarios, obras públicas, vivienda, educación y salud. Bajo la consigna “los trabajadores debemos gobernar”.

Llamamos a los trabajadores, jóvenes y organizaciones de izquierda a difundir y apoyar esta candidatura obrera y socialista. Que plantea una salida por la cual tenemos que pelear tanto en Argentina como en los demás países que luchan contra el ajuste capitalista.

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