Palestina pidió el reconocimiento de la ONU

(En los mapas la parte verde es Palestina y la blanca el avance sionista)

(En los mapas la parte verde es Palestina y la blanca el avance sionista)

El discurso del presidente palestino Mahmud Abbas en la asamblea de la ONU de Nueva York fue muy aplaudido. A su regreso a Ramala, su sede de gobierno, fue ovacionado. “¡Basta, basta, basta!” gritó Abbas, expresando el sentir de un pueblo que lleva más de 60 años del martirio de la ocupación y el destierro.

Apoyamos el derecho del pueblo palestino de ser reconocido como Estado. Lograrlo sería otro paso delante de este pueblo martirizado, otro punto de apoyo para recuperar todo su territorio histórico. La ONU ya resolvió en 1947, en la misma resolución que creó a Israel, que hubiera un Estado Palestino. Pero desde aquel inicio esto fue negado en la práctica por la invasión israelí del conjunto de Palestina, sin que la ONU hiciera nada por cumplir su resolución.
Hoy están a favor de reconocer al Estado palestino no sólo la mayoría de los gobiernos del mundo, sino también la gran mayoría de la población mundial, según una encuesta internacional de la BBC de Londres. Pero Estados Unidos puede vetar (como miembro permanente del Consejo de Seguridad junto a Rusia, Gran Bretaña, Francia y China tienen derecho de veto) cualquier resolución de reconocimiento.

¿Cuál paz?

En la Asamblea de la ONU Obama rechazó el pedido de reconocimiento y dijo que «la paz no vendrá de resoluciones en la ONU… sino de las negociaciones directas entre israelíes y palestinos”. ¡Pero ese cuento tiene más de 63 años! Desde su creación, Israel ocupó Palestina, asesinó, encarceló, bombardeó y expulsó a su población árabe autóctona, les robó sus propiedades, les destruyó sus olivos (fuente milenaria de subsistencia) y les arrebató su agua. Todos los acuerdos con los dirigentes palestinos y las propias resoluciones de la ONU fueron burlados por Israel una y otra vez. Además Israel, superarmado por el imperialismo, hizo la guerra contra todos los países árabes vecinos, le usurpó a Siria las alturas del Golán, y mantuvo ocupada durante años una región de Líbano y otra de Egipto ¿Habrá cambiado ahora Israel y querrá realmente la paz? Para nada.
Lo que ocurrió en los últimos 63 años, no es por ninguna cuestión racial o cultural, de los judíos. Es algo determinado por el sionismo y el carácter del Estado enclave imperialista que es Israel (como lo es por ejemplo Las Malvinas, aunque allí no había millones de pobladores autóctonos, e Israel es mucho más grande y poblado). Es decir, no es un país normal. Fue un invento imperialista, producto de una ocupación, con población extranjera europea injertada, a la que se utilizó como carne de cañón y a la que se adoctrinó desde que llegó a Israel de que sólo tendrían tierras y casas si combatían contra los árabes que querían quitárselas (en realidad recuperar lo que era suyo). La creación de Israel tuvo un claro propósito de aplastar el proceso revolucionario árabe (posterior a la Segunda Guerra Mundial) y volver a someter a los pueblos árabes al imperialismo y quedarse con su petróleo. Por eso su clase dominante está estrechamente ligada a la oligarquía financiera yanqui y a la guerra.

Las condiciones de Israel

Según la Autoridad Nacional Palestina (ANP), el Estado Palestino abarcaría Gaza y Cisjordania, un 22% del territorio histórico de Palestina, con capital en Jerusalén Este (la mitad de la ciudad). Pero Israel dice que toda Jerusalén es suya. Además, pretende que se queden dentro de Cisjordania 400.000 colonos sionistas que ocupan las mejores tierras y que dividen a Cisjordania en un montón de pedacitos separados entre sí como si fuesen islas. Y por último que el futuro Estado Palestino reconozca a Israel como “Estado judío” (con lo cual anularía el derecho al retorno a su tierra de 4 millones de palestinos exiliados y desparramados por el mundo, pues no son judíos). Es decir, las condiciones de Israel niegan la posibilidad de un Estado palestino mínimamente viable, incluso en ese pequeño territorio que reclama la ANP.
Esto demuestra lo mismo que los 63 años de ocupación sionista: mientras exista el Estado de Israel no puede existir un Estado Palestino soberano. El presidente Mahmud Abbas representa a una casta de funcionarios burócratas que sólo cuidan sus propios ingresos y empleos y no el futuro del pueblo palestino.
Por eso la lucha histórica por la destrucción del Estado de Israel (tal como se destruyó el Estado racista sudafricano) y la construcción de una Palestina laica y democrática (es decir, con igualdad de todos sus habitantes) en todo su territorio histórico y con el derecho al retorno de los exiliados, vuelve a tener vigencia. La revolución árabe dejó a Israel más aislado que nunca y rodeó a los palestinos de solidaridad popular árabe. Turquía y Egipto, las dos potencias regionales, hasta hace un año aliados del sionismo, rompieron con Israel este año.
Para apoyar al pueblo palestino hay que exigir a todos los gobiernos que apoyan a Palestina para su reconocimiento como Estado (entre ellos Argentina) que rompan toda relación con Israel, por el boicot tanto económico, como deportivo y cultural, como se realizó durante años con la Sudáfrica racista blanca.

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