¿Qué pasó en el consulado de Venezuela en Houston ?

Runrunes sobre el Consulado de Houston

Comprendo la extrañeza manifestada por el Presidente Hugo Chávez. Sin embargo, se me hace difícil entender la del Canciller Nicolás Maduro.

Runrunes sobre el Consulado de Houston

Comprendo la extrañeza manifestada por el Presidente Hugo Chávez. Sin embargo, se me hace difícil entender la del Canciller Nicolás Maduro.

El contrato de alquiler del Consulado se venció el domingo 31 de agosto. El dueño del edificio donde este funcionaba no quiso renovar el contrato. Le molestaban las escuálidas pero incomodas protestas. Además, tenía a un cliente interesado en alquilar todo el piso.

El Cónsul General, Antonio Padrino, buscaba nueva dirección para el consulado desde octubre del 2007. La primera vez que consiguió un sitio se le cayó el intento de mudanza porque la cancillería no le respondió a tiempo. Por la tardanza, el dueño de la propiedad retiró la oferta.

En abril de este año Padrino consiguió la nueva dirección. Entonces le mandó la propuesta a la cancillería para su revisión y autorización, tanto del departamento legal como del administrativo. La propuesta fue aprobada. Luego, el Cónsul le pidió autorización al Departamento de Estado de Estados Unidos.

Contrario a lo que le dijeron al Presidente, Antonio Padrino sí avisó de la mudanza a las autoridades estadounidenses y a las venezolanas.

En la oficina del Departamento de Estado en Houston le comunicaron que se requería hacer la solicitud de mudanza con un mínimo de anticipación de 30 días. También le dijeron “off the record” que no era gran cosa. Pero, resulta que mudar el consulado a cinco millas se convirtió en una gran cosa debido a los eventos de “septiembre negro”.

El 10 de septiembre el presidente de Bolivia expulsa al embajador de Estados Unidos. Al día siguiente, Chávez hace lo mismo con el embajador de ese país en Venezuela. Al mismo tiempo Chávez retira al embajador de Venezuela en Washington. De todas maneras, el Departamento de Estado lo bota y exige su salida en 72 horas.

Una semana más tarde, el Departamento de Estado informa a la oficina de la Embajada de Venezuela en Washington que el Consulado de Houston debe parar sus operaciones hasta que reciba permiso. “Extrañamente”, la embajada se guardó la información y nunca se la comunicó al Cónsul. Obviamente, el Consulado continuó sus operaciones.

El 3 de octubre el Departamento de Estado llamó muy molesto a la embajada. Le participaron la decisión de cerrar las oficinas diplomáticas de Venezuela en Houston. Ese día fue cuando los encargados de la embajada le participaron a Antonio Padrino los pormenores de la “crisis”.

Según los encargados de la embajada en Washington, el mes de octubre fue un mes de “negociaciones”. Estas dieron “frutos”…
El viernes 31 de octubre el Departamento de Estado le informó al gobierno venezolano que estaba revocando las visas, la inmunidad y otros privilegios diplomáticos a 12 empleados venezolanos. “Extrañamente”, ese mismo día, también aprobaron la mudanza de la ya mudada oficina del Consulado.

El sábado 1 de noviembre, dos funcionarios de la embajada se reunieron con el personal de Houston supuestamente de parte del canciller Nicolás Maduro. Al Cónsul no lo invitaron.

En dicha reunión, “extrañamente”, los negociadores no hicieron ningún comentario respecto a la aprobación del permiso para operar en la nueva sede. Se concentraron en participarle a nuestros compatriotas la buena nueva del Departamento de Estado: “no tienen visa y deben salir del país antes del 10 de noviembre”.

Si esto no es una expulsión, que alguien me explique otra manera de calificar el ser obligado a salir de un país, apurado y en contra de tu voluntad.

Los cabos sueltos abundan.

La expulsión de los diplomáticos se mantuvo en la oscuridad por una semana. La remoción del Cónsul de Houston de ninguna manera “aclara” la situación. No solo el Cónsul fue despedido del cuerpo diplomático venezolano. La misma suerte corrió el resto de los “apresurados” viajeros.

La obvia desinformación de nuestro Señor Presidente no es lo que mas molesta respecto a esta materia.

Me consta que Antonio Padrino y Marisol Gutiérrez son dos defensores incondicionales de la revolución. Sin embargo, existen funcionarios dentro del gobierno venezolano que, con tal de “superar situaciones”, les importa un pito tener que desprenderse de ellos.

¡Que Dios los agarre confesados!

Elio Cequea
Feico57@att.net

EH

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