Sigue el saqueo contra el bolsillo de los trabajadores

Caracas, 7 de diciembre de 2011. El anunció sobre el incremento de los precios al consumidor correspondiente al mes de noviembre, ponen blanco sobre negro, la realidad económica del país. Mientras los empresarios del sector privado y los burócratas del sector público celebran el crecimiento del Producto Interno Bruto, de sus ganancias y de sus privilegios; los asalariados del país, que somos la inmnesan mayoría, debemos hacer milagros para que los miserables sueldos que devengamos alcancen para cubrir las principles necesidades de nuestras familias.

Caracas, 7 de diciembre de 2011. El anunció sobre el incremento de los precios al consumidor correspondiente al mes de noviembre, ponen blanco sobre negro, la realidad económica del país. Mientras los empresarios del sector privado y los burócratas del sector público celebran el crecimiento del Producto Interno Bruto, de sus ganancias y de sus privilegios; los asalariados del país, que somos la inmnesan mayoría, debemos hacer milagros para que los miserables sueldos que devengamos alcancen para cubrir las principles necesidades de nuestras familias.

Los datos suministrados por el Instituto Nacional de Estadísticas señalan que la inflación durante el mes de noviembre fue del 2,2%; la acumulada de enero a noviembre de 2011 es de 25,4%; mientras que la anualizada de noviembre de 2010 a noviembre de 2011, es de 27,6%, superior a la registrada con relación al año anterior. Todo indica que la inflación real desbordará nuevamente las metas presupuestada por el gobierno de finalizar el 2011 con una variación de precios entre el 23 y el 25%.

Al revisar las cifras, encontramos que los productos controlados tuvieron un incremento acumulado del 29%. Y en el rubro de alimentos, que es fundamentalmente lo que consumimos los trabajadores y los pobres de país, la inflación sobrepasa de nuevo la tasa del 40%.

Es bueno aclarar, que los datos sobre inflación están distorsionados, en tanto que el Gobierno a través del INE, incluye también como referencia para estimar la tasa inflacionaria, los precios subsidiados de varios productos vendidos a través de la red Mercal y Pdvsal, que como bien sabemos, no beneficia a la amyoría del país y en muchos casos, tales productos no se encuentran en los anaqueles de dichas redes.

Estos anuncios, confirman el constante ataque al bolsillo de los trabajadores y de los más pobres y la pérdida del pdoer adquisitivo de los salarios. Se ha convertido en una constante durante los últimos años, que los aumentos del salario mínimo están por debajo de la inflación, lo cual desvirtúa la tesis gubernamental que afirma la mejoría de la calidad de vida de las venezolanas y los venezolanos.

A lo anterior se suma, la negativa de¡l gobierno nacional de discutir lso contratos colectivos de los trabajadores de la adminstiración pública, que ya cumplieron 7 años sin derecho a negociar su contrato marco. Igual suerte coren los trabajdores petroleros, de las empresas básicas, de Dianca, los obreros de la industria cementera y demás empresas estatizadas.

Ante este panorama, tiene mayor vigencia el reclamo de un aumento general de sueldos y salarios por encima de la cota inflacionaria, acompañado de una escala móvil de incrementos que permita actualizar los incrementos salariales al ritmo de la inflación. Esa es la única forma de preservar el poder adquisitivo del salario y no las amañadas fórmulas de control burocrático de precios diseñadas y ejecutadas por el gobierno que sólo sirven para que sus funcionarios se llenen los bolsillos medidante la práctica de la extorsión.

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