Siria: Los signos de descomposición del régimen

Siria

Los signos de descomposición del régimen

Ghayath Naisse
Nuevo Partido Anticapitalista (NPA)
http://www.npa2009.org/
Traducción de Faustino Eguberri
http://www.vientosur.info/

Siria

Los signos de descomposición del régimen

Ghayath Naisse
Nuevo Partido Anticapitalista (NPA)
http://www.npa2009.org/
Traducción de Faustino Eguberri
http://www.vientosur.info/

Los comerciantes de Damasco han hecho una huelga general notable el 28 de mayo. Los zocos tradicionales de Hamidiyé, Bab Sarije y Harika han cerrado locales y comercios. Las fuerzas de la Seguridad han intentado romper la huelga utilizando la amenaza o rompiendo y abriendo por la fuerza los locales pero no han logrado restablecer una situación normal.

En ausencia de comunicado de los comerciantes explicando su huelga, es evidente que ésta es una réplica a la violencia y al salvajismo del poder. Se lleva a cabo tras la masacre de Hula que ha visto morir a una cincuentena de niños y que ha provocado un comunicado no vinculante del Consejo de Seguridad así como una declaración del ministro de asuntos exteriores ruso diciendo que su gobierno no apoyaba al gobierno de Al Assad sino al plan de Annan en Siria.

El pueblo sirio tiene en su memoria la huelga general del año 1936 que había precedido a la independencia y la huelga de junio de 1964, sin hablar de los movimientos de protesta del año 1980.

Los comerciantes de Damasco tienen una larga historia con el régimen de los Al Assad. Acogieron favorablemente el golpe de estado del dictador Hafed Al Assad en 1970, y de él surgió una especie de contrato de doble sentido: para ellos el enriquecimiento, para él, el poder. Su adhesión al poder al comienzo de los años ochenta jugó un papel decisivo, poniendo al poder en situación de poder aplastar las protestas civiles y de lograr una victoria en su enfrentamiento armado con los hermanos musulmanes.

Las reacciones a la masacre de Hula, cerca de Homs, perpetrada por las fuerzas del régimen y sus milicias, y que ha provocado un centenar de víctimas, entre ellas decenas de niños, se han revelado intransigentes, condenando al régimen. Hollande, el presidente francés, ha dicho que «no excluía una intervención militar a condición de que se hiciera bajo mandato del Consejo de Seguridad». Además, Francia, así como otros países occidentales y algunos que no lo son, ha expulsado a los embajadores sirios para reforzar el aislamiento del régimen sirio.

Fabius, el ministro francés de asuntos exteriores, ha comentado tras la declaración presidencial y ha precisado que «la intervención terrestre no es contemplable debido al peligro de propagación a nivel regional, particularmente a Líbano». Estas declaraciones y las, análogas, que emanan de gobiernos occidentales, eran una preparación del terreno a la reunión de Annan con el dictador Al Assad a fin del mes de mayo y un preludio a la visita de Putin a Francia y los Estados Unidos. El primero de junio, en una conferencia común con el presidente francés, Putín ha respondido con desdén a la demanda de este último de hacer que Assad se vaya diciendo que «destituir a los dirigentes no llevaba necesariamente a la paz».

Esta serie de declaraciones se inscribe en el marco de una política de presión permanente sobre el régimen de Al Assad y cuando este último emite signos de debilitamiento interno, siendo el más importante de ellos la huelga de los comerciantes de Damasco del 28 de mayo y las que siguieron, como en Alepo. Es notorio que las burguesías comerciantes tanto damascena como alepina son la clave de bóveda social del régimen sirio. La expresión de su inquietud en cuanto a la capacidad del régimen para proteger sus intereses podría ser el comienzo de su distanciamiento de este último.

La constatación del abandono del régimen de Al Assad por la burguesía comerciante sería un índice muy importante de la descomposición de la base social del régimen de Al Assad. Sin embargo esto es concomitante con el hecho de que la camarilla en el poder se apoya cada vez más en las brigadas militares que le son fieles, particularmente sus milicias, los chabbiha, para enfrentarse a las protestas populares. Es una de las formas de degeneración de una dictadura clásica hacia una de las formas de fascismo pues «el fascismo burocratizado se acerca a las demás formas de dictadura militar y policial» /1, pero la dislocación de la dictadura ante su depresión total, la lleva a refugiarse en las peores formas de fascismo para preservar su existencia. Son signos de debilitamiento del régimen despótico.

Con la prosecución del apoyo de los gobiernos ruso, chino e iraní, los aliados del régimen asesino, las posiciones americana y europea proclamadas hasta ahora desembocarían, por su parte, en una «transición organizada» o de una forma de «solución a la yemení», a saber, la salida de Al Assad y de miembros de su régimen con el mantenimiento de las demás bases de su régimen.

Ehud Barak (el ministro de defensa del estado sionista) ha sido el más claro sobre este tema cuando describió el 16 de mayo de 2012 (AFP 17 mayo) la solución en Siria: «Solo Bachar Al Assad y los altos responsables que le rodean deben irse, y no las demás estructuras del régimen». Barak ha insistido en la necesidad de una solución «yemenita» para cambiar el régimen en Siria que permita a Bachar y su equipo abandonar el país con el «mantenimiento del partido (Baas), los servicios de información y las fuerzas armadas».

El objetivo de la iniciativa de Annan no está tan alejado de escenario deseado por los gobiernos occidentales y no pensamos que el propio gobierno de Putin impediría su realización a condición de que se realizara «sin intervención militar» y con el acuerdo de las dos partes, «gobierno y oposición».

Es lo que confirma el New York Times del 27 de mayo de 2012 en cuanto al plan preparado por el gobierno americano que intenta apartar a Bachar Al Assad de las riendas del poder de un modo similar al experimentado en Yemen, y cuyo éxito supondría el acuerdo de Rusia.

No es solo en el plano de los gobiernos de las grandes potencias o de las potencias regionales donde se desarrolla el mercadeo de la «solución yemenita» en Siria. Fuerzas de la oposición siria han aceptado esta solución y mercadean la iniciativa de Annan con vistas a esta salida. Algunas han deducido de la presencia de observadores de la Liga Árabe a finales del año pasado, y hoy de la de observadores internacionales, un preludio a la realización de una «transición organizada» que se limitaría a la salida de Al Assad y manteniendo los fundamentos del régimen, siendo la más notoria de esas fuerzas el Comité de Coordinación Nacional de las Fuerzas del Cambio Democrático. No es sin embargo la única, incluso si exige la realización de todas las cláusulas del plan Annan antes de pasar a las negociaciones con las partes del régimen que «no tienen sangre en las manos» para contemplar el período transitorio.

La pregunta que surge es inevitablemente doble: lo primero es saber si las masas insurrectas y la dinámica revolucionaria aceptarán una solución desde arriba que se limite a la salida de símbolos del antiguo régimen y al mantenimiento de sus bases teniendo en cuenta los enormes sacrificios realizados, y la segunda es si la naturaleza y la estructura del régimen dictatorial de los Al Assad soportarían una solución basada en la salida del dictador con algunos de sus coequipiers sin que ello significara el hundimiento efectivo del régimen entero.

Creemos que las dos dinámicas de la revolución siria, a saber, su radicalización política y social en profundidad, que empuja a la caída del régimen entero y a la realización de cambios políticos y sociales radicales de una parte, así como la naturaleza del régimen dictatorial cerrado y salvaje, totalmente hermético a toda reforma de otra parte, impiden toda posibilidad de realización de una solución venida de arriba, a la yemenita, evocada precedentemente. Y que toda «transición ordenada» o solución yemenita en Siria significan y requieren para su realización, bien una intervención militar extranjera, a la que la mayor parte de las grandes potencias claman su hostilidad, o bien una derrota de la revolución popular siria. En los dos casos, nuestra posición, la posición de la izquierda revolucionaria siria, se basa en el rechazo a esta solución por arriba, «yemenita», así como a la intervención militar extranjera que significarían el aplastamiento y la derrota de la revolución popular.

¡Revolución permanente hasta la caída de la opresión y la explotación!

Notas

1) León Trotsky, «¿Cómo vencer al fascismo?»

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