¡Solidaridad con la resistencia de Kobane!

Kurdas

Por: Layla Nassar y Atakan Ciftci

25/10/2014. (Foto: Combatientes kurdas en Turquía). La ciudad de Kobane, población de mayoría kurda al norte de Siria, es atacada desde hace semanas por las fuerzas reaccionarias del Estado Islámico (ISIS) con la complicidad del gobierno turco, que ha bloqueado la entrada de ayuda humanitaria, armamento y luchadores kurdos de Turquía para combatir al lado de sus hermanos sirios, expuestos a una masacre.

El objetivo del ISIS es doble. Por un lado, reventar la autonomía y las conquistas democráticas de los cantones de Rojava (Kurdistán Occidental en kurdo, el Kurdistán de Siria) y el reconocimiento de los derechos del pueblo kurdo en pleno proceso revolucionario en Siria. Por otro, continuar su brutal expansión con la conquista de Cizre que se encuentra en el extremo oriental de Siria y que tiene un campo de petróleo importante (Rimela), lo que permitiría a ISIS tener todos los campos petroleros bajo su dominio y poder cubrir sus necesidades de financiación. Durante años, el gobierno turco ha permitido el avance de los jihadistas y ha mantenido Rojava bajo bloqueo para debilitar al movimiento kurdo.

El ataque del ISIS sobre Kobane es además la antesala de su avance sobre Alepo, donde continua la resistencia heroica de los rebeldes sirios acorralados al norte por los jihadistas y al sur por las fuerzas criminales del régimen de Bashar al Assad, que no han cesado ni un solo día de bombardear los barrios con barriles de dinamita. Si el ISIS logra estos objetivos, habría capturado todas las grandes ciudades en el norte de Siria, hasta conseguir una salida al mar en Afrin, el siguiente cantón kurdo a su alcance. Este escenario le permitiría una estructura de la organización más eficiente, continuar aumentando los combatientes en sus filas y consolidar su posición atacando a la revolución siria por la retaguardia.

Nuestro deber como revolucionarios es estar incondicionalmente al lado del pueblo kurdo y de sus organizaciones contra este bárbaro avance. Esto nos lleva a denunciar también la complicidad del gobierno turco de Erdogan, que vuelve a mostrar una absoluta hipocresía. Mientras habla de continuar su “proceso de paz” con el PKK, como miembro de la OTAN Turquía mantiene a la organización kurda en la lista negra de terroristas y tiene la desfachatez de asegurar que se enfrenta a “todos los terroristas”, identificando a las organizaciones kurdas de Siria (PYD) y Turquía (PKK) con el Estado Islámico. Erdogan no esconde su hostilidad con los kurdos de Siria, que como los rebeldes sirios son los únicos que se han enfrentado militarmente al Estado Islámico. Incluso les niega el estatuto de refugiado.

Los kurdos que en Turquía se manifestaron en apoyo a Kobane pagaron su solidaridad con más de 40 muertos y las ciudades kurdas de Turquía fueron militarizadas como en la época de los años de plomo. El estado turco y el gobierno del AKP llevan a cabo una estrategia de liquidación, o al menos de control del movimiento nacional kurdo bajo el escaparate del proceso de paz. Esta misma estrategia es ahora la que se aplica en Rojava. El estado turco ha adoptado una actitud hostil hacia la experiencia de Rojava desde el principio, ya que ésta constituye un ejemplo peligroso para los kurdos en Turquía. De aquí los intentos de bloquear Rojava con el cierre de las fronteras — las que habían sido abiertas de par en par para el ISIS.

Turquía, es parte de la “coalición internacional” capitaneada por Estados Unidos, con el apoyo de las potencias europeas y las monarquías árabes que sólo se ha enfrentado militarmente al Estado Islámico cuando ha amenazado sus intereses. Durante dos años el ISIS ha masacrado a los pueblos de Siria como una quinta columna de la revolución, con el beneplácito del régimen de Al-Asad. No fue hasta su expansión a Iraq (ver declaración de la UIT-CI del 28 de agosto), cuando puso en jaque el régimen impuesto por Estados Unidos en su retirada, que se organizó esta coalición. Lejos de cualquier objetivo humanitario, la intervención imperialista en Iraq, y luego en Siria, sólo pretende estabilizar los odiados regímenes de Bagdad y Damasco. Como decíamos en agosto, sólo los pueblos de Siria e Iraq podrán desembarazarse del Estado Islámico y de estos regímenes, que han creado el caldo de cultivo para la expansión del autodenominado “califato”. Por ello condenamos esta intervención imperialista y afirmamos que no ayuda en nada a quienes en Siria y en Iraq luchan por los derechos de los pueblos y la justicia social.

Turquía se ha sumado a la coalición, pero se resiste a intervenir militarmente en Siria, en primer lugar porque no está dispuesta a hacer el trabajo sucio por tierra mientras Obama evita mandar más soldados a morir a la región. Erdogan exige un plan político para derrocar a Al-Asad, pero la realidad es que no quiere un cambio de régimen en Siria, sino que se marche la cabeza para mantener el cuerpo intacto. Cuando Obama nombró al ISIS enemigo número 1 y empezó los ataques, que son un balón de oxígeno político y militar para el régimen sirio, empezaron las presiones sobre Turquía para que antepusiera la lucha contra los jihadistas a su conflicto con los kurdos. Ankara pide a cambio que se exija la salida de Asad e imponer una “zona tampón” con sus tropas al norte de Siria, cuyo principal objetivo sería destruir la autonomía kurda. Lo dijo claramente el primer ministro turco: la zona de exclusión permitiría “seguir luchando contra las organizaciones terroristas separatistas».

La situación de Kobane ponía todas las contradicciones sobre la mesa: si la ciudad caía masacrada por el Estado Islámico frente a la mirada impasible de los tanques turcos, toda la política de la OTAN quedaba al desnudo. Pero el gobierno turco insistía en su proyecto de liquidación. La salida al desencuentro entre Erdogan y Obama se materializó el 20 de octubre, cuando Estados Unidos y Turquía dieron entrada a un aliado que siempre ha sido fiel a sus intereses: Barzani, el jefe del gobierno kurdo del norte de Iraq. La misma noche, aviones norteamericanos lanzaban 24 toneladas de armas y medicamentos entregados por Barzani a la resistencia de Kobane, mientras Turquía anunciaba que permitiría cruzar la frontera para luchar en la ciudad asediada a los pesmerga kurdos iraquíes, pero no a los voluntarios kurdos de Turquía. Durante años Barzani ha sido enemigo declarado del PKK y tampoco había prestado ninguna ayuda significativa a los kurdos sirios, cuya autonomía no reconoció hasta hace pocos días.

La heroica resistencia de Kobane muestra la capacidad de lucha del pueblo kurdo que, lamentablemente, no cuenta con una dirección para dar salida a sus aspiraciones nacionales y sociales. Los kurdos, divididos en cuatro estados por el colonialismo, han visto como sus dirigentes desde el PKK, al PYD y el PDK de Barzani, renunciaban al derecho democrático a la autodeterminación y se limitaban a reivindicar derechos culturales tratando de buscar un acomodo en cada país y replegándose en su territorio en lugar de participar en las luchas para derrocar estos regímenes odiados. Fue contra las posiciones escépticas de la dirección del PKK que muchos kurdos participaron individualmente en la lucha contra Erdogan en las movilizaciones de Gezi Park. Los kurdos sirios, replegados en sus cantones, no se involucraron en la revolución contra Al-Asad, que tampoco les reconocía.

También se enfrentan a la actitud de hostilidad de clase del gobierno de Barzani, aliado del imperialismo y el PYD acaba pidiendo ayuda contra los jihadistas a quien esté dispuesta a darla, y ahora deberá pagar el precio. Todo esto pone de manifiesto que la verdadera liberación y la libertad del pueblo kurdo no radica en proyectos aislados de democracia con ambiguo carácter de clase y/o en los juegos diplomáticos de equilibrio de poder. Se encuentra en la lucha común de los trabajadores y las masas populares de la región contra el imperialismo y las fuerzas reaccionarias de la región, y en contra de su propia burguesía.

La defensa de Kobane ha llevado también a la unidad de acción en el frente militar de las organizaciones kurdas y de los rebeldes sirios. Esto demuestra que la única salida para las masas es la unificación de la lucha de los kurdos por su liberación nacional y las masas sirias que luchan contra Asad en una revolución heroica que ha sido abandonada por la mayoría de fuerzas de la izquierda.

Los revolucionarios debemos condenar todas las intervenciones imperialistas, cuyo único objetivo es estabilizar los regímenes de opresión y liquidar la dinámica revolucionaria en Oriente Medio: la revolución popular contra Al-Assad, el levantamiento contra el gobierno sectario iraquí y la lucha de las masas populares kurdas por la liberación. Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Turquía, Arabia Saudí, Israel y sus aliados comparten con Irán y Rusia este mismo objetivo de fondo, aunque a veces parezca que están en lados opuestos de la trinchera.

Turquía debe abrir la frontera a los luchadores que quieren defender Kobane!

No a los bombardeos imperialistas: sólo los pueblos de Siria e Iraq pueden derrotar al ISIS y acabar con estos regímenes odiados!

Armas para la resistencia kurda y Siria contra Al-Asad!

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