Un apoyo plagado de falsedades

La principal figura pública del Partido Obrero (PO) de Argentina, Jorge Altamira, ha anunciado su apoyo a la candidatura presidencial de Orlando Chirino en Venezuela. Saludamos este paso mientras la mayor parte de la izquierda reproduce el mito de que en Venezuela hay un gobierno socialista y antiimperialista. Aunque, lamentablemente, dicho apoyo queda empañado, ya que el artículo de Altamira “Vamos con Chirino” (Prensa Obrera Nro.238, 6/9) está plagado de falsedades en perjuicio del propio Chirino.

La principal figura pública del Partido Obrero (PO) de Argentina, Jorge Altamira, ha anunciado su apoyo a la candidatura presidencial de Orlando Chirino en Venezuela. Saludamos este paso mientras la mayor parte de la izquierda reproduce el mito de que en Venezuela hay un gobierno socialista y antiimperialista. Aunque, lamentablemente, dicho apoyo queda empañado, ya que el artículo de Altamira “Vamos con Chirino” (Prensa Obrera Nro.238, 6/9) está plagado de falsedades en perjuicio del propio Chirino.

Es muy positivo que PO se pronuncie a favor de la candidatura de Chirino, tal y como lo han hecho organizaciones y dirigentes de quince países. Quizás, por una mezcla de mezquindad e ignorancia sobre la política venezolana, el escrito de Altamira tergiversa las posiciones políticas de Chirino y de nuestra corriente revolucionaria, al encuadrarlas dentro de aquella izquierda que “ha ido a la rastra del chavismo por casi una década” e incluso al presentarnos como“hasta hace poco, simpatizantes más o menos fanáticos del chavismo, al cual veían hasta como una encarnación posible de la revolución proletaria”.

La verdad es que Chirino nunca reivindicó a Chávez como revolucionario ni se subordinó políticamente a su gobierno o a sus partidos. Ya en 2005, Chirino planteaba que “el proyecto del presidente Chávez se sigue cimentando en esa ilusión de que es posible desarrollar un proyecto nacionalista burgués […] Allí radica nuestra diferencia estratégica con lo que hasta ahora viene planteando Chávez. La única clase social que está dispuesta a ir hasta el final, justamente, es la clase obrera” (Libro Chirino Responde, páginas 65 y 67).

En el movimiento obrero y el terreno de las luchas sociales, Chirino nunca dejó de enfrentar al gobierno, más allá de haber sido un protagonista de primer orden en la lucha contra el golpismo en los años 2002-2003. Chirino fundó y encabezó la corriente política-sindical C-cura (Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma), que se convirtió en el principal antagonista del proyecto chavista en el terreno sindical.

El nacimiento de la Unión Nacional de Trabajadores (Unete) no ocurrió por obra del “aliento del gobierno”, como dice Altamira, sino como la concreción de una enorme rebelión de las bases obreras contra la dirección golpista de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Las mismas bases que en septiembre de 2002 rechazaron la tentativa gubernamental de crear una nueva central. En la Unete los agentes sindicales del gobierno fueron derrotados en 2006 cuando el congreso de la naciente central aprobó las tesis promovidas por C-cura, que incluían el carácter autónomo de la central. Por eso el congreso no pudo culminar, fue interrumpido por la agresión física de los chavistas. C-cura encabezó dos huelgas generales regionales en Aragua y la lucha de Sanitarios Maracay, en la que más de 600 trabajadores desarrollaron durante nueve meses la producción autogestionaria en una fábrica de piezas de baño ocupada. Ante la imposibilidad del gobierno de doblegar a la dirección obrera más combativa del país, el 27 de noviembre de 2008, un sicario asesinó a Richard Gallardo, presidente de la Unete-Aragua, militante obrero morenista de larga trayectoria, y a otros dos dirigentes de C-cura, Luis Hernández y Carlos Requena. Gallardo y Hernández habían sido candidatos, cuatro días antes de su asesinato, en las elecciones regionales en la tarjeta de la Unidad Socialista de Izquierda (USI), como entonces se llamaba nuestro partido, enfrentándose al Psuv. Chirino fue despedido ilegalmente de Pdvsa en 2007 por haberse opuesto a la reforma constitucional de Chávez, pero a pesar de ello la lista de C-cura obtuvo casi el 30% de los votos en las elecciones sindicales petroleras, llevando a José Bodas a la Secretaría General de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros (Futpv).

La verdadera historia no se compagina con el relato de Altamira sobre una izquierda que apenas ahora intenta, “en los márgenes del campo electoral”, enfrentar al gobierno de Chávez.

Insólitamente, Altamira acusa a Chirino de acompañar al PPT en una posición “gorila” en las elecciones parlamentarias de 2010. En el marco de un acuerdo electoral con el PPT, la USI, que no tenía legalidad electoral nacional, participó en las elecciones parlamentarias con su propio programa, el mismo que PO valora hoy como “de independencia de clase”. Después de dichas elecciones, en las que el PPT participó sin alinearse con la derecha ni con el chavismo, ese partido se dividió: un sector regresó al chavismo y otro se alineó con la derecha. La acusación de que nos alineamos con un sector “gorila” es una calumnia chavista copiada al calco.

Otros exabruptos históricos presentes en el artículo de marras incluyen confundir la no renovación de la concesión a un canal de televisión en 2007 con una expropiación de sus capitales, decir que hubo “controles obreros independientes” en empresas nacionalizadas o que el Fadess (Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato) ha llamado “al derrocamiento del chavismo”. Como agrupamiento de diversas corrientes sindicales, el Fadess no ha llamado a votar por ninguno de los candidatos presidenciales, ni mucho menos a un “derrocamiento”.

En definitiva, hechos como haber logrado la postulación de una candidatura presidencial, superando todas las trabas a nuestra legalización como partido nacional, y nuestra ubicación en el movimiento obrero, confirman un balance positivo de la política independiente que hemos desarrollado estos años, sin aislarnos en un árido sectarismo ni claudicar al chavismo. La candidatura de Chirino no es meramente por “un voto testimonial”, como considera Altamira. Forma parte del principal esfuerzo que se realiza hoy en Venezuela por construir una alternativa política desde los trabajadores, la juventud y las comunidades, para plantear una salida socialista a la crisis.

*Candidato a diputado del Consejo Legislativo del Estado Mérida por el Partido Socialismo y Libertad (PSL)

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