¿Una silla azul para el pueblo palestino?

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) presentó a la Organización Naciones Unidas (ONU) una propuesta para que Palestina sea reconocida como Estado independiente, “con las fronteras de 1967”, e ingresar a la organización internacional. Estados Unidos ya anunció que utilizará su poder de veto en el Consejo de Seguridad para impedir este reconocimiento, aunque Palestina tiene el apoyo de la mayoría de los países del mundo, incluso de varios europeos. ¿Sería ese reconocimiento la solución para el conflicto?

La Autoridad Nacional Palestina (ANP) presentó a la Organización Naciones Unidas (ONU) una propuesta para que Palestina sea reconocida como Estado independiente, “con las fronteras de 1967”, e ingresar a la organización internacional. Estados Unidos ya anunció que utilizará su poder de veto en el Consejo de Seguridad para impedir este reconocimiento, aunque Palestina tiene el apoyo de la mayoría de los países del mundo, incluso de varios europeos. ¿Sería ese reconocimiento la solución para el conflicto?

El reclamo a la ONU expone nuevamente a la luz pública mundial la cuestión de la justa causa palestina, su lucha de más de seis décadas contra la ocupación sionista de su país.
Como símbolo de su demanda la ANP llevó una silla azul, que antes recorrió varios países, a la sede de la ONU, para que se siente su representante. En realidad, lo que habría que hacer, en caso de que la ONU fuese una institución justa y no dependiente del imperialismo, sería retirar la silla de Israel, un “Estado” invasor y genocida, basado en la usurpación del territorio nacional palestino, que se burló de las propias resoluciones de la ONU.

El cuento de los “dos Estados”

En 1948 la ONU resolvió la creación de dos Estados en la tradicional Palestina, hasta entonces colonia inglesa y donde se había producido la invasión sionista. A Israel, fundado en base a inmigrantes judíos europeos, le concedió el 52% del territorio, despojando a su pueblo palestino autóctono, dejándole solo el 48%. A pesar de esa arbitraria expropiación, el sionismo desconoció la resolución, expulsó violentamente a la gran mayoría de los palestinos, se robó sus viviendas y tierras, y se apropió del 80% del territorio, haciendo desaparecer al recién creado Estado Palestino. Posteriormente, en 1967, Israel ocupó el 20% restante (Gaza y Cisjordania). Desde 1948, millones de palestinos viven como refugiados desparramados en Medio Oriente y en muchos otros países.

La función del nuevo Estado de Israel, inventado en 1948, fue y es hacer de portaaviones del imperialismo, especialmente de Estados Unidos, para dominar a los pueblos árabes. Por eso el reclamo histórico de los palestinos es el derecho al retorno y que le devuelvan su país. Esto lo expresaron con la consigna “Por una Palestina laica, democrática y no racista en todo su territorio histórico”, es decir, la destrucción del Estado racista y colonial de Israel, inventado por el imperialismo (así como se destruyó al Estado racista blanco de Sudáfrica) y creación de un único Estado igualitario, con mayoría palestina (en base al retorno de los exiliados).

Lamentablemente la conducción palestina, ya con Yasser Arafat (fallecido en el 2004) abandonó este programa histórico para aceptar nuevamente la supuesta “solución” de los dos Estados (ya fracasada en 1948), establecida en el pacto de Oslo de 1992. Por ese pacto se formó la Administración Nacional Palestina (ANP) para administrar Gaza y Cisjordania (el 20% de la Palestina histórica), pero sin ejército y con autorización a los israelíes de entrar y salir cuando quisieran.

La realidad

A 19 años de la firma del pacto de Oslo no hay ningún avance hacia un verdadero Estado Palestino. Israel metió a 400.000 colonos sionistas dentro de Gaza y Cisjordania, despojando a los palestinos de las mejores tierras, el agua (muy escasa en la región), dividió a Cisjordania en pequeños territorios aislados entre sí, separados por carreteras, guardias militares israelíes y un enorme muro de 700 kilómetros que serpentea dentro de Cisjordania. Además de periódicos ataques armados con aviones y tanques contra poblaciones casi desarmadas. Esto hundió a 3 millones y medio de palestinos en una situación económica catastrófica, divididos y encerrados en decenas de pequeñísimos territorios, como mendigos de la ayuda internacional.
El reconocimiento como Estado de la ONU, de darse, sería un triunfo parcial de los palestinos, pero con la trampa de aceptar la ANP las fronteras de 1967 (es decir acepta a Israel como “dueña” del 80% de la Palestina histórica) y sin el compromiso de retirar sus colonos de Cisjordania.

Los palestinos no están solos

La revolución árabe abrió una nueva situación: derribó a las dictaduras de Egipto, Túnez y Libia (todos eran aliados de Israel) y comienza a sacar del aislamiento a los palestinos. Egipto tuvo que reabrir su frontera con Cisjordania y las masas tomaron la embajada israelí y echaron al embajador sionista. Turquía, antes aliado de Israel, ahora rompió relaciones, también por presión de su pueblo. Y en el propio Israel hay un movimiento masivo de indignados con sus capitalistas.

Apoyamos el reclamo de los pueblos árabes por ruptura y boicot a Israel, en solidaridad con la lucha del pueblo palestino, contra el Estado sionista y sus ataques genocidas reiterados, por la liberación de todos los presos palestinos y el fin de la ocupación, devolución de sus tierras y casas, derecho al retorno a su tierra, en la perspectiva de la lucha de fondo por un único Estado Palestino laico y democrático.

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