EEUU: cientos de indigentes viven en túneles bajo los casinos de Las Vegas
Debajo de los fastuosos casinos, lejos de las marquesinas, hay otra Las Vegas, un mundo subterráneo oscuro, frío y húmedo, desconocido para quienes viven, trabajan o juegan en la superficie. Unas 300 personas, la mayoría drogadictos, viven en un sistema subterráneo de túneles construidos para hacer frente a las tormentas de arena del desierto.
Debajo de los fastuosos casinos, lejos de las marquesinas, hay otra Las Vegas, un mundo subterráneo oscuro, frío y húmedo, desconocido para quienes viven, trabajan o juegan en la superficie. Unas 300 personas, la mayoría drogadictos, viven en un sistema subterráneo de túneles construidos para hacer frente a las tormentas de arena del desierto.
Es un mundo marginal, en el que sus ocupantes portan armas caseras y al que la policía no entra a menos que la llamen.
Es un sitio lúgubre, en el que uno se tropieza con cosas inexplicables. El eco de los pasos cambia cuando uno pisa agua o patea sin querer botellas de cerveza a medida que avanza en punta de pie entre gente durmiendo a pleno día. Hay un olor fétido que surge de la basura, del agua estancada y de ropa mojada.
Los albergues subterráneos pueden consistir en un rincón con un par de mantas gastadas o en verdaderos apartamentos, con camas dobles, platos y cubiertos, y algunos alimentos.
Uno de ellos, al oeste del corredor de los principales casinos conocido como Las Vegas Strip, tiene las paredes repletas de pornografía. Son collages de páginas de revistas con mujeres desnudas, a las que se les añadieron diálogos.
«Se sorprendería de ver las cosas que pasan aquí. Cuesta describirlo», comentó Rick «Iron» Cobble, de 45 años y quien duerme en un túnel de un metro y medio de alto (cinco pies) en el extremo sur del Strip, no muy lejos del cartel que dice «Bienvenido a la fabulosa Las Vegas».
Cobble, quien padece una fuerte adicción, dijo que sus únicas pertenencias son unas mantas y alguna ropa.
«En estos momentos simplemente trato de sobrevivir», manifestó.
Hay más de 800 kilómetros (500 millas) de cañerías, cuencas y canales, indicó Betty Hollister, de la agencia de control de inundaciones del Condado de Clark, que construyó el sistema.
La red cuenta con unos 320 kilómetros (200 millas) de alcantarillados subterráneos, con tuberías que van desde poco más de medio metro (dos pies) hasta espacios de cemento reforzado de cuatro metros de alto por siete de ancho (12 por 20 pies), que forman los canales, señaló Hollister.
Eric, quien pidió que no se usase su apellido, dijo que la gente termina en los túneles por una cantidad de razones. El es adicto a las metanfetaminas y la marihuana.
Eric aseguró que se puede vivir en los corredores oscuros si uno no es claustrofóbico, no le tiene miedo a las cucarachas ni a las arañas y puede tolerar los malos olores, que empeoran cuando llueve y todo se moja.
La lluvia es peligrosa.
«Si no estás preparado, te lleva», afirmó Cobble. «No son gotitas».
«He visto el agua llegar hasta el techo. Uno puede perder la vida aquí cuando llueve», añadió.
Para fortuna de estos indigentes, en el 2009 casi no llovió.