Comercio de armas no conoce de recesión

La crisis financiera mundial no ha afectado la industria armamentista; muy por el contrario, esta aumentó sus ventas en 4%.

La crisis financiera mundial no ha afectado la industria armamentista; muy por el contrario, esta aumentó sus ventas en 4%.

El gasto militar de los países pasó de 1.339 millardos de dólares en 2007, a $1.464 millardos en 2008, según cifras del Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo (Sipri, por sus siglas en inglés). Con respecto a 1999, creció 45%.

En 2008, la compra de armas representó 2,4% del producto interno bruto (PIB) global, según el Instituto.

Todas las regiones y subregiones, excepto Europa Occidental y Central, han tenido significativos aumentos.

«La industria demostró estar a prueba de recesiones y descalabros económicos. Al contrario que la del automóvil, depende del gasto de los gobiernos más que de los consumidores; por lo tanto, esta se encuentra relativamente protegida frente a la crisis financiera internacional», afirma Bates Gill, director del Sipri.

Estados Unidos no sólo lidera las compras, sino también la venta de armas, especialmente a países en vías de desarrollo, según el Servicio de Investigación del Congreso (CRS) estadounidense, que ubica a Italia en segundo lugar y luego a Rusia.

Contradictoriamente, Washington, que aboga por el control de las armas nucleares, no tiene en su agenda la regulación de las armas convencionales.

Clientes como Afganistán, Bahréin, Grecia, Jordania, Israel, Pakistán, Tailandia, Turquía, India, Irak, Egipto, Corea del Sur, Brasil, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos aseguran en el mercado estadounidense sus provisiones.

En aumento. La estadounidense Agencia de Cooperación de Defensa y Seguridad (Dsca) calcula que en 2009 la venta de armamento podría ser superior a los 40 millardos de dólares, 4 mil millones más de lo exportado durante 2008.

«Pese a que la crisis económica está vaciando las arcas públicas, el rearme y el negocio con la muerte continúa tanto a nivel internacional como nacional», afirma Inge Höger, portavoz para el tema del desarme del partido alemán La Izquierda.

La política antiterrorista, el legado del ex presidente George W.Bush, supera las fronteras de EEUU, según el Observador Global.com.

«El concepto de guerra contra el terror ha alentado a muchos Estados a mirar sus problemas bajo una óptica militar de graduación elevada», afirma Gill.

Adicionalmente, el crecimiento de China, los programas nucleares de Corea del Norte e Irán generan inquietud e impulsan al negocio.

Conflictos como los de Afganistán, Colombia, Medio Oriente, y misiones de paz, como las de Sudán y Congo, garantizan grandes ganancias a la industria armamentista.

No obstante, «el aumento del gasto militar ha contribuido a los crecientes déficits presupuestarios, por lo cual la industria podría encarar una reducción de la demanda si los gobiernos recortan el gasto militar», afirma el Sipri.

Suramérica gasta poco. El debate entre modernización y carrera armamentista está planteado en la región suramericana, cuyo gasto militar en 2008 fue de 34.100 millones de dólares, según el Sipri, y que el Centro de Estudios Nueva Mayoría ubica en 51 millardos de dólares.

Venezuela y Chile lideraron el notable ascenso de las importaciones militares en América del Sur.

«El incremento regional fue de 94% en el lustro 2004-2008 con respecto al anterior, y dependió especialmente del gasto de Chile, que desarrolló un extenso programa de modernización, y del venezolano», explica Mark Bromley, analista del Sipri para la región.

Brasil, país que vivió una etapa de gasto moderado, desembolsó en 2008 23 millardos de dólares, lo cual representa 1,5% de su PIB. Es el décimo país en el mundo con mayor gasto militar.

El analista chileno José Higuera descarta que exista una carrera armamentista.

«Los niveles de gasto en compras militares no llegan a 4% del PIB en los países que gastan más, y en total, la región gasta en esto apenas 2% de su PIB combinado», señala.

El impulso de incrementar el gasto militar está latente en la región: hay tensión por la presencia estadounidense en siete bases colombianas, afloran viejos resquemores entre Chile y Perú y se avivan las diferencias entre los presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez.

La tendencia regional se inclina por comprar armas en Europa y Rusia pese a la influencia de EEUU en la zona.

La razón de esa preferencia son los embargos que Washington impone de manera unilateral a los países que considera conflictivos y la resistencia a incorporar la transferencia tecnológica en los contratos.

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