«El cierre de las líneas en Alcasa y Venalum es producto de la ineficiencia del gobierno», afirma Edgar Caldera

Caracas, 30 de diciembre de 2009. El pasado 28 de diciembre el gobierno, junto a los sindicalistas rojos, rojitos y la Asamblea Nacional, hicieron caer por inocentes a los trabajadores del aluminio y a todo el pueblo venezolano. Con el argumento de la crisis eléctrica y la necesidad que impondría reducir energía, fueron cerradas las líneas 1 y 2 de Alcasa, otras dos líneas en Venalum, además de 3 de cuatro hornos de Sidor.

Caracas, 30 de diciembre de 2009. El pasado 28 de diciembre el gobierno, junto a los sindicalistas rojos, rojitos y la Asamblea Nacional, hicieron caer por inocentes a los trabajadores del aluminio y a todo el pueblo venezolano. Con el argumento de la crisis eléctrica y la necesidad que impondría reducir energía, fueron cerradas las líneas 1 y 2 de Alcasa, otras dos líneas en Venalum, además de 3 de cuatro hornos de Sidor.

Según un artículo de Carmen Carrillo publicado hoy en el diario El Mundo Economía & Negocios, el cierre de estas cuatro líneas en las dos principales reductoras de aluminio del país, se traducirán en el hecho de que Alcasa dejará de producir unas 90 mil toneladas de aluminio primario y en Venalum un poco más de 100.000.

Las dos emblemáticas empresas, integrantes del emporio industrial establecido desde la década de los sesenta en Ciudad Guayana, conurbación de las ciudades de San Félix y Puerto Ordaz, reciben así un duro golpe que se suma a la crisis que vienen arrastrando desde hace años, y que en el 2009 se ha mostrado en todo su dramatismo.

«Con el cierre de las líneas de Alcasa y Venalum se ponen en evidencia dos ineficiencias del gobierno, por una parte la del plan de electricidad, y por otra, la de la desinversión en las líneas de producción del sector alumnio. El país está pagando por esta doble ineficiencia», afirmó Edgar Caldera, directivo sindical de Alcasa e integrante de la Corriente Clasista, Unitaria, Revolucionaria y Autónoma (CCURA).

Caldera comenta que hasta el año 2006 Alcasa venía produciendo unas 195 mil toneladas anuales de aluminio primario, cifra que se ha venido reduciendo desde entonces, al punto de que este año la producción debe estar por el orden de 110 a 120 mil toneladas, a pesar de que la capacidad instalada de producción es de 210 mil toneladas. Y con el cierre de las líneas la producción caería aproximadamente a la mitad, es decir, unas 90 mil toneladas.

“Para nadie es un secreto ya, la grave crisis que las empresas del aluminio han venido atravesando durante el presente año, incluso, el propio presidente Chávez se vio obligado a reconocerlo públicamente. Por ejemplo, el deterioro de Alcasa es extremo. Antes las líneas eran limpias, no había alúmina flotando en el aire como si fuera nieve, ni aluminio derretido en el piso. Hace dos décadas los sistemas de aspiración de gases funcionaban, con lo cual la empresa no era «la máquina de enfermos ocupacionales» como se le conoce ahora”.

Según cálculos realizados por los propios trabajadores de Alcasa, en 10 años la compañía ha producido 900 millones de dólares. Caldera afirma que con esa cantidad de dinero se podía haber repotenciado las líneas», dice Caldera. De allí que pensamos que con el cierre de las 4 líneas en las dos empresas se estaría asestando un duro golpe a la ya debilitada industria del aluminio en el país”, afirmó el directivo sindical.

“El gobierno utiliza el trapo rojo de la crisis eléctrica y la sequía, para ocultar la verdad, ya que el cierre de las 4 líneas en Alcasa y Venalum es consecuencia directa de su incapacidad, de la falta de previsión y de inversión en el sector aluminio a lo largo de la última década”.

El mismo Caldera afirma, que más allá del hecho de que el gobierno ha dicho que garantiza la estabilidad laboral, así como el pago de salarios, “al reducir tan drásticamente la producción, la preocupación que tenemos todos los trabajadores de Alcasa y Venalum, es que el gobierno en la práctica, no va a tener dinero para pagar la nómina.”

Según el directivo sindical de Alcasa, y de acuerdo a lo afirmado por el gobierno, el costo de una tonelada de aluminio en la actualidad es de 5000 dólares, y la mitad, es decir, 2500 dólares, se iba en pagar salarios. “Pero esto es falso, ya que si el precio de la tonelada de aluminio cayó a 1400 dólares, ¿cómo se explica que se continuaron pagando los sueldos? El gobierno simplemente miente. Ahora con la reducción de la producción, esto lo pueden utilizar como argumento para no aumentar salarios, ni cumplir con los compromisos contractuales”, aseguró Caldera.

Por otra parte, ya hay trabajadores que están siendo afectados por el cierre de las líneas de Alcasa y Venalum, y se trata de los cooperativistas que se quedarán sin trabajo.

Caldera argumenta que lo que se está preparando a breve plazo, es el cierre definitivo de Alcasa, ya que las líneas y celdas que se cierran en las dos empresas, equivalen a la capacidad total de dicha empresa.

El gobierno ha prometido que invertirá 150 millones de dólares en las dos reductoras de aluminio, mientras que los sindicalistas rojos, rojitos aseguran que no se trata de un cierre, si no de una “reconversión” de las empresas. Sin embargo, estos recursos son una aguja en el pajar de la severa crisis y retraso tecnológico que padecen Alcasa y Venalum.

“Para recuperar la capacidad de producción perdida, Alcasa requiere 500 millones de dólares, mientras que Venalum necesita una cantidad similar, y todo el sector aluminio requeriría una inversión de 1.500 millones de dólares. Lo que el gobierno promete no alcanzará para absolutamente nada, mucho menos para reconvertir unas empresas que están en el suelo. Es una irresponsabilidad de estos seudo- dirigentes sindicales, arrodillados al patrón-gobierno, hacer esta afirmación”, agregó Caldera.

Por otra parte, resulta un contrasentido que se cierren líneas de producción en Alcasa y Venalum en momentos en que el precio del metal se ha incrementado en los mercados internacionales. Por ejemplo, ayer en el mercado de Londres, el precio de la tonelada de aluminio para entrega inmediata estaba en 2.225 dólares, y en Shangai, la tonelada para entrega en abril del próximo año estaba a $2.489 dólares, muy lejos de los 1.200 dólares que llegó a estar en marzo pasado.

Para finalizar, el directivo sindical planteó que “el gran problema es que los trabajadores del aluminio no conocemos las cifras reales de la situación financiera de las industrias, ya que los libros contables siguen en manos de una cúpula burocrática, incapaz e ineficiente, que con el argumento del supuesto socialismo, está llevando al sector aluminio al desastre. De allí que sólo con la gestión directa y democrática de los técnicos, profesionales, empleados y trabajadores, y con una fuerte inversión controlada por los trabajadores del aluminio, se podrán recuperar las empresas y todo este sector de gran importancia para el país”.

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