Ellos nos contaron qué pasó el 11-A: Hablan los testigos

Los cineastas Ángel Palacios y Lilian Blaser relatan la realidad de los hechos ocurridos durante la masacre del año 2002, los cuales no fueron transmitido legítimamente por los medios de comunicación.

Los cineastas Ángel Palacios y Lilian Blaser relatan la realidad de los hechos ocurridos durante la masacre del año 2002, los cuales no fueron transmitido legítimamente por los medios de comunicación.

Palacios se encontraba ese 11 de abril, desde horas del mediodía, grabando imágenes de la concentración de apoyo al presidente Hugo Chávez en Puente Llaguno.

“Cuando llegamos vimos lo mismo de los dos días anteriores, el 9 y 10 de abril: la gente alegre, celebrando. Ahí se había colocado una tarima con música y un micrófono libre para que las personas se expresaran en público”, refirió.

No obstante, recuerda Palacios que a los minutos empezó el nerviosismo en la gente que estaba en la concentración, “porque se empezó a escuchar que la marcha de la oposición se dirigía a donde estábamos nosotros. Y las personas se preguntaban cómo podía suceder eso si ellos estaban reunidos acá desde hace tres días”.

La alerta se despertó, relata Palacios, cuando cerca de la Esquina de Bolero empezaron a pasar personas gritando que les habían disparado.

“Y en eso pasó una persona que casi tumba la tarima: ‘quiero denunciar que la policía me disparó, la Policía Metropolitana’. Esta persona mostró un brazo y luego una pierna, donde le dieron los disparos, en la Avenida Baralt”.

Palacios cuenta que decidió acercarse hasta donde estaban disparando: “Llegué a la Esquina La Pedrera, hasta donde la gente de la oposición había llegado. No subían porque los bolivarianos estábamos en la parte norte. Ahí nos tiramos piedras, palos, botellas y nos insultamos. Yo estaba filmando eso. Estaba Jorge Recio por ahí tomando fotos. De repente, la policía sube y empieza a echar plomo. Ya le habían dado a varios compañeros, pero el primero más grave fue Tony Velazco, que le dispararon en la cabeza”.

“A Tony no se lo llevó la Policía Metropolitana, estos funcionarios lo vieron que estaba herido, lo dejaron ahí y se fueron. Los compañeros bajaron, lo recogieron y lo subieron a Miraflores. Ahí fue cuando nos preguntamos: ‘¿A qué está jugando la policía?’, porque la oposición no tenía idea de subir. Los manifestantes de la oposición, de hecho, si no les hubieran metido casquillo, se hubieran quedado en Chuao”, comenta Palacios.

En ese momento, confiesa Palacios, sentía una mezcla de miedo con rabia “porque lo que estaba pasando no era una acción normal de una manifestación, lo que estaba pasando era que estaban disparando unos tipos escondidos con armas de precisión. Me acuerdo que a Rudy Urbano Duque, que estaba frente al portón del estacionamiento de la Cancillería, le pegaron un tiro y quedó un sólo hueco de bala en el portón, es decir, que a él le apuntaron de lejos y ahí mismo le dieron”.

Al igual que al señor Erasmo Sánchez, quien estaba en la baranda de Puente Llaguno ese día en la tarde, y que fue alcanzado por un proyectil en el ojo, un disparo directo a la cabeza.

Los funcionarios policiales no pretendían dispersar a nadie, dijo Palacios, por el contrario, “ellos lo que estaban buscando era crear los muertos. Paraban los disparos en un momento y luego empezaban otra vez a disparar. La gente decía: ‘Ya pasó’, pero otra vez volvía el o los francotiradores, en combinación con la policía de civil, los uniformados y los tiradores encubiertos que estaban dentro de la Ballena y en las esquinas del lado este de la Avenida Baralt”.

“Escuché los tiros, vi los tiros, grabé a un francotirador, y bueno, vi gente morir ahí”, señala Palacios.

La documentalista Lilian Blaser recuerda que alrededor de las 2:30 de la tarde de ese 11 de abril se encontraba a la altura de la Esquina La Pedrera con su cámara de video.

“Cuando llegué ahí, justo después de la sede de la Asamblea Nacional, se oía mucho ruido. Yo no sé nada de balas ni quiero saber, no sabía si eran bombas lacrimógenas, si eran tiros, me imagino que era todo mezclado”, manifestó.

En ese lugar Blaser dijo que vio parte de la marcha “que para mí no era exactamente lo más representativo de la gente de la oposición que vi concentrarse en la mañana en Chuao, sino que era una fuerza más bien de choque”.

“Yo sentí que esa no era gente de Altamira. Estaban bastante agresivos, tirando piedras. Tengo tomas donde están rompiendo asfalto para agarrar piedras, subían y bajaban por la Avenida Baralt. La Policía Metropolitana subía y bajaba también con estos manifestantes”, acotó.

La concentración de simpatizantes del gobierno del presidente Hugo Chávez se encontraba al norte de la Avenida Baralt, cercana a Puente Llaguno.

Blaser grabó a varias personas cayendo: “vi a un ciudadano impactado de bala en la cabeza, que después se supo que era un funcionario de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip), Tony Velazco, botando sangre por la boca. Fue realmente terrible”. Y luego al fotógrafo Jorge Tortoza, a quien grabó caer cuando le pegaron el tiro en la cabeza en la Esquina La Pedrera.

Cuenta que cuando las personas que se encontraban junto a ella en la Esquina La Pedrera vieron disparar desde el edificio La Nacional echaron a correr hacia el Parlamento. “Recuerdo que me caí, y dos personas de la marcha de la oposición me ayudaron hasta que me pude parar, luego me acerqué a la Plaza Bolívar, donde había una trifulca y se me daño la cámara”.

“Llamé a una prima para buscar otra cámara, porque estar en una situación que se veía de bastante peligro y sin la cámara era como absurdo. Si me voy a arriesgar me arriesgo para hacer tomas, no para estar mirando”, dijo Blaser, pero al regresar al centro de la ciudad ya había pasado lo ocurrido.

El periodista de la radio Fe y Alegría Reinaldo Linares cuenta que ese 11 de abril en la mañana le tocó reportear la parte inicial de la marcha de la oposición, que estaba prevista a las 8:00am en Chuao. “Pero una vez que arranca la marcha, en la radio me dan la instrucción de seguirla unos minutos y luego trasladarme la Asamblea Nacional, que es mi fuente habitual. Era jueves y había sesión como todos los jueves en la mañana”.

Comenta que en el palacio legislativo se celebró la sesión de manera normal, “aunque todos los parlamentarios estaban pendientes de lo que pasaba en la calle a través de los medios de comunicación. Igualmente nosotros (los periodistas de la fuente) acá”.

Cuenta Linares que, pasadas las dos de la tarde, se puso de acuerdo con los demás periodistas de la fuente para cubrir lo que ocurría en la avenida Baralt: “Si vemos mucho peligro nos replegamos y volvemos al Palacio (de Miraflores). Eso lo hicimos varias veces, íbamos, nos acercábamos a la Baralt, observábamos y luego, cuando empezaban los disparos regresábamos, el problema era que uno no sabía de donde venían los disparos”.

Linares nunca vio a los francotirados, pero cuando empezaban a disparar no sabía de dónde venían las balas, “eso te da una idea de que eran personas que estaban disparando de manera planificada, bien ubicadas y apostadas, y personas profesionales en esta materia. La persona que le disparó al reportero gráfico Jorge Tortoza, por la manera de cómo lo hizo, la distancia y dónde le entró, da a entender que eran profesionales”, comenta.

“Ese fue un día bastante terrible, nunca los venezolanos, y sobre todo los que viven en Caracas habían sido sometidos en una situación de verdad tan extrema”, reflexionó el periodista de Fe y Alegría.

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