¡La discriminación divide, la lucha une!
Por Gazete Nisan (Editorial de la prensa de IDP/UIT-CI, de Turquía, de agosto)
El coste de la destrucción y la miseria causadas por el régimen reaccionario de Erdogan ha ido aumentando día a día. La gestión de la pandemia, sacrificada desde el primer día al afán de lucro de los codiciosos empresarios, ha provocado más de 50 mil muertes según las cifras oficiales. Debido al descontrolado levantamiento de las restricciones a la pandemia a la espera de los ingresos del turismo, el número de casos de Covid 19 ha vuelto a aumentar recientemente, poniendo en peligro la reapertura de los centros educativos.
La «pandemia social» que acompaña a la pandemia de coronavirus sigue causando estragos entre la clase trabajadora y los sectores populares. Las y los trabajadores que vieron disminuidos sus salarios, otros perdieron por completo su empleo o los propietarios de pequeños comercios que no pudieron llevar su negocio como de costumbre durante meses, han tratado de sobrevivir con préstamos personales con intereses elevados. La tasa de uso de los préstamos personales, así como la tasa de las deudas de las tarjetas de crédito, aumentó un 37% en el último año, superando los 700.000 millones de liras (moneda turca). La única solución que ofrece el régimen patronal ante esta situación es incentivar más el endeudamiento individual. Peor aún, el gobierno capitalista sigue transfiriendo decenas de miles de millones de dólares del tesoro a su «banda de los cinco» (grandes grupos empresarios), mientras propone un aumento de los salarios de acuerdo con la tasa de inflación oficial durante el proceso anual de negociación colectiva que afecta a cientos de miles de trabajadores, millones de funcionarios y jubilados, a pesar de que la tasa de inflación oficial está muy por detrás de la inflación real.
El presidente Erdogan, plenamente consciente de que ha ido perdiendo su apoyo social, acelera su política de polarización y represión. Además de los ataques sistemáticos contra el HDP, la difusión de noticias sobre linchamientos contra kurdos ocurridos en varias ciudades en los últimos días revelan que el régimen está difundiendo el racismo utilizando todo tipo de métodos. A esto se suma la política de demonización de los LGBTI+, que tiene como objetivo suprimir las diferentes orientaciones sexuales y silenciar a todos los grupos de oposición.
En este contexto, el tema del día ha sido últimamente la situación de los refugiados afganos. Se organizó una campaña xenófoba y racista contra los refugiados afganos, especialmente a través de las redes sociales, cuando tuvieron que abandonar sus hogares debido a la guerra civil en Afganistán y al avance de los talibanes y comenzaron a cruzar la frontera turca en número. Esta campaña fue inmediatamente respaldada por el alcalde de Estambul, opositor socialdemócrata del CHP, un político conocido por su postura racista, a través de ciertas declaraciones que hizo. Aunque desde el CHP se alzaron algunas voces condenando sus declaraciones racistas, otros del partido optaron por respaldarlas. El propio Kılıçdaroğlu, por ejemplo, declaró que «enviarán a los sirios a sus hogares en paz» sin especificar cómo piensan hacerlo exactamente.
Así, parece que los partidos de la Alianza Nacional también buscan aumentar sus votos jugando sus cartas a la xenofobia. El origen de los problemas para nosotros, los trabajadores y los oprimidos, no son los refugiados que se ven obligados a huir de sus países debido a las guerras y los regímenes dictatoriales, sino el capitalismo y los gobiernos que lo sostienen. Aquellos que nunca se pronuncian contra las ocupaciones imperialistas, contra los regímenes dictatoriales, contra los patrones que utilizan a los inmigrantes como fuente de mano de obra barata. Ni contra la UE que convirtió a Turquía en su guardián de fronteras, o contra la política de inmigración hipócrita y pragmática del AKP de Erdogan. Prefieren alimentar la xenofobia apuntando a los refugiados en su lugar.
Todas las organizaciones de clase deberían alzar su voz contra la xenofobia, todos los sindicatos deberían desarrollar políticas para incluir a los inmigrantes que forman parte de la clase trabajadora, y el movimiento socialista debería oponerse al racismo y denunciar las hipócritas políticas de refugiados de la UE y del régimen de Erdogán.
A medida que el régimen se debilita, también se aceleran los esfuerzos tanto de la Alianza Popular como de otros partidos del establishment para dividirnos y separarnos, a los trabajadores y a los oprimidos, en función de nuestras identidades. Debemos unir nuestras luchas para anular estos esfuerzos y alcanzar nuestro sueño común de tener unas condiciones de vida acordes con la dignidad humana y un nuevo orden libre de opresión y explotación.