¿Miedo al debate?

Desde el 26 de febrero último está circulando en la red el “Llamado de Iván Barreto”, 50 años después de haber sido segada su vida en las montañas de El Charal. Se afirma allí que su ideal, como el de otros combatientes de aquella década heroica, permanece incólume en las nuevas y viejas generaciones no dispuestas a claudicar hasta llevar a término una auténtica transformación de nuestra realidad socio-económica, sin mediastintas ni discursos engañosos que paralizan la acción. Su llamado es al pueblo venezolano a asumir su papel histórico, sin creer en cantos de sirenas.

Desde el 26 de febrero último está circulando en la red el “Llamado de Iván Barreto”, 50 años después de haber sido segada su vida en las montañas de El Charal. Se afirma allí que su ideal, como el de otros combatientes de aquella década heroica, permanece incólume en las nuevas y viejas generaciones no dispuestas a claudicar hasta llevar a término una auténtica transformación de nuestra realidad socio-económica, sin mediastintas ni discursos engañosos que paralizan la acción. Su llamado es al pueblo venezolano a asumir su papel histórico, sin creer en cantos de sirenas.

Se insta en ese llamado a los actores políticos a responder con espíritu crítico, formulando observaciones y planteamientos que puedan contribuir a esclarecer el momento histórico que estamos viviendo.

Un decidor silencio ha sido la respuesta no sólo de sus compañeros de combate sobrevivientes de aquellos tiempos, sino de quienes por pacatería, oportunismo o interesados en mantener, bajo distintas denominaciones, un estado de cosas ambiguo, una situación de letargo que pretende adormecer las luchas populares bajo el señuelo de que el “Soberano” es ya dueño del poder, contribuyen a cerrar el cauce a sus luchas.

Cuatro puntos enfoca muy someramente el llamado: 1°) circunstancias desencadenantes de la lucha armada en Venezuela; 2°) posición actual de quienes llamaron a las armas; 3°) gestación del 4 de Febrero desde 1957, cuando el Partido Comunista de Venezuela (PCV) inició la estrategia de penetrar la Fuerza Armada Nacional (FAN); 4°) claudicación ante la burguesía y sus ancestrales verdugos al esperar que ésta asuma en las urnas los desafíos del presente momento histórico.
A la cola de la burguesía

La conciliación de clases del PCV, sin plantear al pueblo la necesidad de la toma del poder, es una enfermedad crónica heredada de las directrices del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en aras del Frente Único contra el nazi-fascismo, frente oportuno durante la Segunda Guerra Mundial, pero nefasto tanto en Europa como en otras partes del mundo, por el freno impuesto a las luchas de los trabajadores. Así lo reconoce nuestro amigo Jerónimo Carrera, actual Presidente del PCV, cuando afirma, al referirse al 23de Enero de 1958 en Venezuela:

“…) Al cumplirse estos primeros cincuenta años de tales sucesos, es realmente notable el interés de la joven generación por conocer más a fondo su significado histórico, y así poder extraer de ese episodio enseñanzas válidas que nos permitan evitar lo más posible errores que eventualmente puedan llevarnos a una nueva frustración de las aspiraciones populares.

“Lo principal que debemos recalcar es el carácter revolucionario de esas jornadas de enero de 1958, debido sin duda a la marcada influencia que en su gestación tuvo nuestro partido comunista (…) Lo triste es que toda esa energía revolucionaria no fue debidamente aprovechada para instaurar un gobierno de características avanzadas (…) Los comunistas venezolanos, al examinar con criterio autocrítico la política que nos trazamos aquel año tan decisivo, hemos reconocido como factor causante de tan nefasto desenlace nuestra propia falta de audacia, por un escaso dominio de la teoría del marxismo-leninismo (…) –La Razón, 20/01/2008-

Es una digna posición la de Jerónimo reconocer los desaciertos del PCV y plantear la necesidad de la autocrítica.
La historia no es un “sancocho sin sal”

Escuchar los planteamientos actuales de quienes llamaron a la lucha armada en las décadas 60 y 70 es una necesidad histórica, sin que ello implique comulgar con sus posiciones ni execrarlas.

De allí que resulte una actitud infantil u oportunista señalar que, por cuanto no se comparten las opiniones expresadas por ex guerrilleros sobre el Presidente Chávez, viene a ser “un sancocho sin sal asociarlas al reconocimiento a Iván Barreto y plantear una polémica de otra dimensión que desconecta de la heroicidad y sacrificio de su vida” (Aldemaro Barrios, red contacto venezuelared@gmail.com, en correo reenviado a Irma Barreto el 28/2/2012).

Aldemaro Barrios es coordinador del proyecto “Memorias de la Insurgencia Guerrillera”, adscrito al Centro Nacional de Historia. Nos preguntamos cómo puede coordinar Memoria alguna quien pretende ajustar los hechos históricos a sus propios puntos de vista y considera como “polémica de otra dimensión” el debate sobre la causalidad de los hechos.

¿En cuál dimensión ubicaría este coordinador el análisis de la lucha armada en Venezuela? ¿Piensa, acaso, que la conmemoración de la caída en combate de un guerrillero es un obituario, un acto de reclinatorio, ajeno al análisis de las causas y consecuencias de su acción?

Conmemorar a nuestros heroicos combatientes no puede tener otro significado que la discusión abierta, despojada de tapujos, orientada a la crítica de los errores y a trazar líneas de acción que conduzcan a la culminación de sus ideales.

Los planteamientos de este conservador de desmemorias se inscriben en la nociva y trajinada ruta de silenciar las críticas “para no hacer el juego al enemigo”. Ya conocemos esa trampa. Quien se atreve a disentir es etiquetado como contrarrevolucionario, tildado de traidor, de agente del enemigo, carente de liderazgo y cuyos argumentos “no trascienden.” Y una tupida muralla de silencios y temores va asfixiando toda protesta, toda manifestación de descontento. Quienes ejercen altas funciones o se arrogan la facultad de conservar la memoria histórica invocan la “sabiduría y paciencia del pueblo” para mantenerle pasivo, pues a su juicio “sabrá dar su golpe de biela cuando sea necesario; mientras tanto nos toca seguir ayudándolo a apropiarse del poder” (Aldemaro Barrios, ibid).

Con tales muletas y protectorados nuestro pueblo seguirá cojeando, apoyándose en la misericordiosa ayuda que le permitirá aspirar al poder “cuando sea necesario”. A fin de cuentas, ya los ministerios están a su nombre. Es ya un trecho.

Dejar entrar la luz

Si no se descorren las cortinas, los jóvenes –e incluso los mayores empeñados en ser ciegos- permanecerán en tinieblas. Que se oigan todas las voces. Que se permita a cada oyente, a cada lector, decantar el contenido de cuanto lee o escucha, sin temor a ser etiquetado.

Al comentar las declaraciones de los ex jefes guerrilleros (citados en nuestro artículo) con una vecina poco dada a lecturas y dócil oyente de cuanta engañifa transmite la pantalla chica, se sorprendió de que para entender lo ocurrido el 4 de Febrero hubiese que remontarse a los vínculos creados por el PCV desde la década del 50 en el seno de las Fuerzas Armadas. ¡Y yo que creía que era un golpe improvisado!, nos dijo, preguntándose luego: ¿Por qué no le darían las armas al pueblo?
Todo entra por las rendijas, pero es mejor descorrerlas que mantener las tinieblas.

Peor que las tinieblas…

Más negro aún que las tinieblas es el abismo donde han caído quienes hoy empuñan la daga con sus perseguidores de ayer y planifican comunes “desafíos”, compartiendo su maltrecha mesa. De ellos es el reino de los infiernos.

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