VIII congreso de la UIT-CI: Un agravamiento de la crisis del capitalismo y las perspectivas de lucha del 2024

Por Prensa UIT-CI

Foto: Miguel Sorans presenta informe junto a Miguel Angel Hernández del CEI de la UIT-CI.

Reproducimos una síntesis del informe sobre la situación mundial dado por Miguel Sorans, dirigente de Izquierda Socialista y miembro del Secretariado internacional de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), en el VIII congreso de la organización.

 

En primer lugar, partimos de ratificar que estamos en la crisis más grave del capitalismo, superior a la del ´29 del siglo pasado. En primer lugar, porque es más extensa en el tiempo pues ya lleva quince años. Segundo, porque es global, no solo económica, sino también política y militar. Tercero porque desde el 2007-2008 se combina con nuevas crisis económicas coyunturales y con el agravamiento de la crisis ambiental, una pandemia mundial y las guerras de Ucrania y Palestina. Guerras que meten más leña al fuego de la crisis global del sistema capitalista-imperialista.

Se confirma que esta crisis es parte de la época de decadencia que vive el capitalismo desde la Primera Guerra Mundial (1914). Como también la realidad del período 2022-2023 ha mostrado que existe un crecimiento de la lucha de las masas en respuesta a los planes de ajustes y recortes sociales del imperialismo, las multinacionales y sus gobiernos. Desde las rebeliones populares de Sri Lanka, Perú, Irán o las huelgas obreras de Francia, Reino Unido, Latinoamérica o Estados Unidos. El punto débil de este proceso de la situación mundial es la no superación de la crisis de la dirección revolucionaria. Como lo señaló nuestro maestro León Trotsky: “la crisis de la humanidad es la crisis de la dirección revolucionaria”.

Nuevas expresiones de la crisis económica aguda

En los últimos meses se han dado nuevas expresiones de la profundidad de esta crisis mundial. Según, por ejemplo, la Organización Mundial de Comercio (OMC), el comercio mundial caerá a la mitad de lo previsto para el 2023 y será la mitad de lo que fue en el 2002. La última información del FMI establece que hay un estancamiento económico. En el 2022 hubo un crecimiento del 3,5 por ciento y en 2023 va a ser menos del 3 por ciento. Se ha puesto en evidencia la crisis de las tecnológicas, que se supone que son las ramas de punta de las últimas décadas. La telefónica finlandesa Nokia ha declarado el 20% de pérdidas para el 2023 y tiene un plan de 14.000 despidos. La sueca Ericsson también ha anunciado pérdidas por 2.800 millones de dólares. Telefónica del Estado Español y British Telephone también anunciaron pérdidas. Todas las tecnológicas europeas preparan un plan de 100.000 despidos. China no remonta su estancamiento. Han quebrado sus dos gigantes inmobiliarias. Una de ellas, Evergrande ya ha declarado tener un rojo de 340 mil millones de dólares y la financiera Zhongzhi se ha declarado insolvente en estas últimas semanas, con una deuda de 33 mil millones de dólares.

Las perspectivas para el 2024 serán hacia nuevas expresiones de la crisis y al intento de aplicar nuevos y mayores ajustes sobre la clase trabajadora mundial y los sectores populares para tratar de aumentar sus cuotas de explotación. Lo que no hará más que meter más leña al fuego a la lucha de clases.

Predomina el crecimiento de las luchas obreras y populares

Nosotros definimos que este es el factor central que impide que el capitalismo imperialista logre superar su crisis global. Las masas obstaculizan con su lucha que puedan lograr las cuotas de explotación que necesitan para superar la crisis. Estamos hablando de una tendencia global, no de que en un país no puedan lograr una recuperación coyuntural ya que, indudablemente, los ajustes pasan. Las grandes multinacionales siguen ganando plata. Pero estamos hablando del proceso global de la crisis del capitalismo.

Esta tendencia al crecimiento de las luchas se ha confirmado con solo mencionar, por ejemplo, las huelgas en los Estados Unidos, como la de las y los trabajadores del sector automotor que se ganó. Por primera vez en ochenta y ocho años, se hizo una huelga larga de “las tres grandes”: Ford, General Motors y Chrysler. Fue tal el impacto que el presidente Biden fue a un piquete para apoyar la huelga, hecho insólito en los Estados Unidos. También se gana la de los guionistas y actores de Hollywood que tuvieron 118 días de huelga. En Bangladesh, que es el segundo exportador mundial de ropa, después de China, hubo una gran huelga en la industria textil. Panamá estuvo de hecho en huelga general por una cuestión de destrucción ambiental, contra una minera multinacional canadiense. Y se logró una primera victoria ya que la Corte Suprema panameña tuvo que sacar un fallo favorable contra la continuidad del plan de la multinacional acordado con el gobierno.

Y también hay que sumar la heroica resistencia palestina contra la invasión y el ataque genocida del estado sionista y racista de Israel que ha provocado una movilización mundial de millones en solidaridad con el pueblo palestino.

El desorden mundial se acrecienta

La combinación de la crisis del capitalismo y el ascenso de las luchas es lo que alimenta lo que llamamos el “desorden mundial”. Esta expresión también la utilizan hasta voceros del imperialismo. Expresa su brutal crisis política, económica y militar.

En el 2001, George Bush hijo, luego de la caída de las Torres Gemelas, anunció, con bombos y platillos, un “nuevo orden mundial”. Y ese nuevo orden mundial empezó con la invasión en 2001 de Afganistán y años después a Irak. Más de veinte años después, es evidente que los Estados Unidos no es el mismo gendarme mundial de otras épocas. Y no solo existe un desorden mundial, sino que ya hay elementos de descontrol por parte del imperialismo. Por eso en el 2022 se dio la invasión rusa y la guerra de Ucrania, que no tenían ni idea ni previsión de que eso iba a ocurrir. Y ahora la nueva guerra en Palestina, que menos tenían previsto. Ni siquiera el Mossad, el supuesto aparato ultra “moderno y superior” de la inteligencia del estado racista de Israel, pudo prever la acción de Hamas y la resistencia palestina del 7 de octubre.

La crisis es tal que el propio Biden, en un discurso en la Casa Blanca ante la invasión de Israel a Gaza, llamó a “evitar que el caos se extienda” O sea, el jefe del imperialismo confirma que el caos político existe y llama a la burguesía mundial a “evitar” que se extienda, lo dicen ellos. Otra expresión de la crisis política mundial es el aumento del descreimiento en los viejos y nuevos partidos y dirigentes políticos burgueses, lo que deriva en un mayor desgaste de los gobiernos y de los regímenes, en especial la democracia burguesa. Surge un nuevo fenómeno mundial que es el crecimiento de la ultraderecha. Un ejemplo de ello lo tenemos en la Argentina, con la histórica derrota en las urnas del peronismo y el triunfo electoral del ultraderechista Javier Milei, que llega al gobierno.

Ya antes tuvimos a Trump o Bolsonaro en Brasil. Pero la llegada de estos fascistas a los gobiernos por el voto popular y en la democracia burguesa no es sinónimo, no significa un triunfo de un régimen fascista. Es muy importante distinguir el fascismo, que es un régimen, una dictadura contrarrevolucionaria, que liquida las libertades mínimas, democráticas, políticas y sindicales y aplasta al movimiento obrero y popular, de estos gobiernos que se produce todavía bajo la democracia burguesa. Son gobiernos patronales reaccionarios, pero, aunque los fachos de Trump, Bolsonaro o Milei quisieran liquidar a la clase trabajadora y a las luchas de las mujeres o de los movimientos populares, no lo pueden imponer, por ahora, y se tienen que adecuar a una democracia burguesa. Y esto solo se explica con el peso de las luchas de las masas.

El apoyo a la resistencia palestina, las luchas del 2024 y la pelea por lograr una nueva dirección socialista revolucionaria

El conflicto político militar de Palestina es la expresión más clara de la crisis del imperialismo, pero también es el punto central de la lucha de clase en el mundo. Estamos en medio de la pelea, una pelea muy desigual. Israel está decidido a seguir con su genocidio y su limpieza étnica, pero la pelea no terminó. El pueblo palestino resiste y combate casa a casa. Se ha anunciado una huelga en Cisjordania, la otra parte de Palestina ocupada, lo que es muy importante. Junto al movimiento solidario mundial de millones en las calles. Por eso ratificamos, en este VIII Congreso de la UIT-CI, que sigue siendo nuestra campaña central de unidad de acción internacional. Somos parte del movimiento mundial de apoyo al pueblo palestino contra el estado de apartheid de Israel.

La perspectiva para el 2024 será de continuidad de las luchas obreras y populares en el mundo contra los planes de ajuste y represión del imperialismo y sus gobiernos. Las secciones de la UIT-CI se preparan para intervenir en ellas con todas sus fuerzas. En ese proceso seguiremos luchando por nuestros objetivos estratégicos. Uno es luchar por gobiernos de las y los trabajadores que abran un cambio de fondo ante la debacle social que nos lleva el capitalismo imperialista. Esa salida de fondo pasa por reemplazar este sistema de opresión por el socialismo mundial con democracia obrera y popular. El otro objetivo central es seguir la pelea por superar la crisis de dirección revolucionaria construyendo partidos revolucionarios en cada país.

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