5 octubre, 2024

El 18 de marzo de 1871 comenzaba la guerra civil en Francia. A 153 años de la Comuna de París

 

Por Mercedes Petit (El Socialista, marzo 2011)

Una insurrección instauró un gobierno obrero. Duró 73 días y fue ahogado en sangre por la contrarrevolución burguesa. Pero su ejemplo y heroísmo lo transformó en uno de los grandes hitos de la larga lucha de los trabajadores contra los patrones.

El 19 de julio de 1870 comenzó la guerra entre el Segundo Imperio francés de Luis Bonaparte y el imperio alemán dirigido por el canciller Otto von Bismarck. Las pretensiones de Francia duraron muy poco. Su ejército fue derrotado el 2 de septiembre. Entonces, tomó la iniciativa la clase obrera. Se produjo una revolución en París el 4 de septiembre. Se derrumbó el Segundo Imperio y nuevamente fue proclamada la república. El pueblo en armas era la abrumadora mayoría, pero permitió la constitución por parte de la burguesía de un “gobierno de defensa nacional”. Los trabajadores estaban dispuestos a todo, mientras que sus opresores, timoratos, se iban paralizando. Finalmente, el 28 de enero de 1871, Thiers, ese “enano monstruoso”, capituló. Los trabajadores no aceptaron rendirse sin luchar. El temor franco-alemán a la clase obrera era tal, que los vencedores no se atrevieron a ocupar la ciudad. La Guardia Nacional conservó sus armas y cañones. La tarea de desarmarlos quedó en manos del gobierno francés vencido. El 18 de marzo envió tropas para tratar de quitarle su artillería a la Guardia. El intento fracasó, detonando la insurrección. El pueblo de París se movilizó como un solo hombre y comenzó la guerra contra el gobierno burgués instalado en Versalles*.

Aquellos 73 días

En el Paris revolucionario, la bandera roja substituyó a la tricolor imperial. La Guardia Nacional, que tenía algo más de 300.000 efectivos, en su mayor parte de extracción obrera, se reorganizó y confió su dirección suprema a un Comité Central elegido por todos sus efectivos, con la sola excepción de algunos remanentes (unos 300) del antiguo bonapartismo. El 26 de marzo fue elegida la Comuna por el voto universal masculino. Casi todos sus miembros eran obreros, o representantes reconocidos de ellos. La mayoría seguía a Louis August Blanqui, y la minoría a la Primera Internacional (con predominio de los proudhonistas sobre los marxistas).

El 28 fue proclamada gobierno, ya que el CC de la Guardia Nacional le traspasó el poder. Su primer decreto fue la supresión del ejército regular y sustituirlo por el pueblo armado. La policía quedó bajo la responsabilidad de la Comuna y sus integrantes eran revocables. Se dispuso una condonación de alquileres atrasados y la suspensión de venta de objetos empeñados en las casas municipales de préstamos. Los extranjeros electos fueron confirmados en sus cargos, porque “la bandera de la Comuna es la bandera de la república mundial”. En las jornadas de mayo, muchos de los dirigentes caídos en las barricadas eran polacos, alemanes o rusos, entre otros. El sueldo de un comunero no podía exceder al de un obrero calificado y eran revocables.

Se decretó la laicidad y gratuidad de la educación y separación de la Iglesia y del Estado. La religión pasó a ser un asunto privado. Hubo un decreto de toma de rehenes ante el fusilamiento de combatientes, pero no se llevó a la práctica. El 6 de abril se quemó públicamente la guillotina y el 12 fue demolida la Columna de Vendome, símbolo del imperio. Con una serie de pasos sobre el trabajo y la propiedad privada, se inició el camino de la “expropiación de los expropiadores”.

El aplastamiento

En abril de 1871, un Marx preocupado le escribía a su amigo Kugelmann. Señalando el heroísmo de los comuneros, dispuestos a “asaltar el cielo”, decía: “Si son vencidos, la culpa será, exclusivamente, de su «buen corazón».” Por “escrúpulos de conciencia” no habían emprendido de inmediato una ofensiva sobre el gobierno contrarrevolucionario de Versalles. Y agregaba, como un segundo error, que el CC de la Guardia Nacional hubiera cedido “demasiado pronto” su poder a la Comuna.

El “buen corazón” pagó pronto un alto precio. En mayo se produjo la contraofensiva de la burguesía francesa, con total apoyo de Bismarck. El 20 de mayo comenzó la entrada de las fuerzas versallescas en la ciudad insurrecta. Hubo una lucha encarnizada hasta el 27, con barricadas y pelea casa a casa en casi todos los barrios. Miles de combatientes cayeron en ella. Los fusilados posteriores fueron cerca de 20.000. En los “juicios”, otros miles fueron fusilados, presos, deportados y exiliados.

Marx, en abril de 1871, en el apogeo de la Comuna, escribió: “Sea cual fuere el desenlace inmediato esta vez, se ha conquistado un nuevo punto de partida que tiene importancia para la historia de todo el mundo.” La historia le dio la razón.

* Véase la tercera edición de La guerra civil en Francia. Con prólogo de Engels de 1891 se republicaron los manifiestos de la Primera Internacional en apoyo a la Comuna, redactados por Marx y Engels.

 

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