Compramos más gasolina

Una nota de prensa de un diario capitalino señala que, según el informe de febrero de la Opep, nuestro país es el principal comprador de gasolina de EEUU. La noticia dice que nuestra demanda se incrementó el año pasado en 44,1 por ciento con respecto a 2010 y que esas compras han compensado el debilitamiento de la demanda interna en el mercado estadounidense.

Una nota de prensa de un diario capitalino señala que, según el informe de febrero de la Opep, nuestro país es el principal comprador de gasolina de EEUU. La noticia dice que nuestra demanda se incrementó el año pasado en 44,1 por ciento con respecto a 2010 y que esas compras han compensado el debilitamiento de la demanda interna en el mercado estadounidense.

Dicho de otra forma, no sólo le vendemos a EEUU cerca de un millón de barriles diarios de crudo, sino que luego le compramos, mucho más caro pues se trata de un refinado, 28 mil 700 barriles diarios de gasolina, ayudándolos a compensar una menor venta del combustible por limitaciones de su demanda interna.

No importa entonces que digamos lo que nos venga en gana contra el imperialismo norteamericano, si le garantizamos el petróleo que requieren para mantenerse funcionando y ahora, además, les compramos la gasolina que no pueden vender por debilidades de sus mercados. Pero hay más que tejer en este caso particular, pues revela que nuestra producción de gasolina se ha rezagado mucho respecto a nuestro consumo interno, lo que indica que nuestras refinerías en el país son cada vez más ineficaces para atender el crecimiento de la demanda interna del combustible, obligando a adquirirlo en el exterior a precios internacionales, para luego venderlo internamente a precios mucho más bajos.

Hemos venido señalando desde hace décadas, la necesidad de dejar de ser un país rentista, que vive de vender, a muy buenos precios, una materia prima de demanda inelástica en el mercado internacional, para pasar a transformar dicha materia en productos petroquímicos y químicos orgánicos que nos darían una ganancia tres veces mayor y significarían arrancar un proceso de industrialización precisamente en el sector donde tenemos mayores ventajas competitivas y donde deberíamos acentuar nuestros esfuerzos iniciales. Pero ahora resulta que, no sólo no terminamos de arrancar un proceso que nos llevaría a despegar del subdesarrollo, sino que ni siquiera estamos haciendo crecer la refinación de gasolina, para la cual disponemos desde hace muchas décadas de complejos refinadores gigantescos.

¿Qué estamos haciendo? Parecería que Pdvsa de nuevo trabaja contra el país, como en la época de Giusti.

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