Inflación venezolana en mayo se ubica en 2,6% y lleva interanual al 31,2%

La tasa de inflación en Venezuela se ubicó en 2,6 por ciento en mayo pasado, inferior al 5,2 por ciento del mes previo, lo que llevó el índice interanual hasta el 31,2 por ciento, informó hoy el Banco Central de Venezuela (BCV). La inflación acumulada en los primeros cinco meses del 2010 se ubicó en 14,2 por ciento, por encima del 8,9 por ciento del mismo período del año pasado, precisó hoy el BCV en un comunicado de prensa. El Gobierno venezolano calcula que la inflación se ubique en 2010 entre el «20 y el 22 por ciento».

La tasa de inflación en Venezuela se ubicó en 2,6 por ciento en mayo pasado, inferior al 5,2 por ciento del mes previo, lo que llevó el índice interanual hasta el 31,2 por ciento, informó hoy el Banco Central de Venezuela (BCV). La inflación acumulada en los primeros cinco meses del 2010 se ubicó en 14,2 por ciento, por encima del 8,9 por ciento del mismo período del año pasado, precisó hoy el BCV en un comunicado de prensa. El Gobierno venezolano calcula que la inflación se ubique en 2010 entre el «20 y el 22 por ciento».

Durante el pasado mayo, nueve de las trece categorías que integran el llamado Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) mostraron una variación de entre 0,7 y 2,3 por ciento, es decir, dentro del promedio global de 2,6 por ciento del mes, resaltó el emisor.

Los cuatro grupos con variación superior al promedio general fueron restaurantes y hoteles (+3,2%), alimentos y bebidas no alcohólicas (+3,3%), transporte (+3,5%) y bebidas alcohólicas y tabaco (+4,4%), precisó el Banco Central.

«Las variaciones correspondientes a los grupos de alimentos y bebidas no alcohólicas y transporte estuvieron influenciadas por los efectos remanentes de factores coyunturales que estuvieron presentes el mes previo, como los ajustes de precios autorizados por el Ejecutivo en una serie de rubros alimenticios y en las tarifas del transporte público terrestre», explicó el emisor.

El presidente del BCV, Nelson Merentes, adelantó esta mañana en rueda de prensa que el índice inflacionario de mayo pasado estaría muy por debajo del 5,2 por ciento de abril, cuando duplicó la tasa del mes anterior (2,4 por ciento).

El emisor señaló en mayo pasado que el salto de los precios en abril, especialmente en el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas (11,1 por ciento) respondió «al efecto estacional que determinó el encarecimiento de la mayoría de los productos agrícolas».

También se debió, explicó entonces el emisor, a «los ajustes de precios autorizados por el Ejecutivo en una serie de rubros alimenticios y en las tarifas del transporte público terrestre».

Por su parte, el Gobierno del presidente Chávez acusa al sector privado de «acaparar» alimentos básicos para generar escasez y «especular» con los precios en el marco de una supuesta «conspiración» en su contra. Irónicamente, el gobierno se ha enlodado con la aparición en puertos y almacenes estatales de más de 70 mil toneladas de alimentos acaparados durante años y ya en estado avanzado de descomposición.

El Gobierno venezolano calcula que la inflación se ubique en 2010 entre el «20 y el 22 por ciento», según ha dicho Jorge Giordiani, ministro de Economía y Planificación. Sin embargo estas cifras carecen de credibilidad.

Venezuela tuvo en 2009 una inflación del 25,1 por ciento, la más alta de América Latina, aunque menor de la registrada en 2008, que fue de 30,9. Desde hace varios años el país presenta la inflación más alta del mundo, fuera del continente africano.

A comienzos de 2010, Chávez modificó el control cambiario establecido en 2003 al introducir una doble paridad oficial de 2,6 y 4,3 bolívares/dólar, lo que significó una devaluación de un 20 y un 100 por ciento, respectivamente, frente a la antigua cotización única de 2,15 bolívares/dólar.

Analistas locales alertaron que la devaluación dispararía la inflación, algo que ha sido reiteradamente negado por el Ejecutivo venezolano, el cual alegaba que habría «revaluación» en el mercado cambiario paralelo. La realidad es que el dólar paralelo se ha disparado a alturas nunca antes vistas, demoliendo los escasos ingresos de la mayoría de los asalariados.

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