“Intentan denostar y falsificar la figura de Trotsky porque sus ideas siguen teniendo mucha vigencia”
Por Raúl Camargo (Viento Sur)
Entrevista a Esteban Volkov, nieto de León Trotsky
5 de junio de 2019. Ciudad de México es un lugar para citarte con la historia. La cuna de la civilización “mexica” es un crisol de culturas y testimonio de acontecimientos únicos en la historia del siglo XX. El irregular paisaje de casas, fruto de la devastación provocada por sucesivos terremotos, alberga una inmensa ciudad con sus arrabales donde viven 20 millones de personas. El DF fue el refugio de algunos de los escritores, pintores y poetas más grandes del siglo pasado. Un lugar de acogida para miles de republicanos que huyeron del fascismo tras la guerra civil española. Y también el único país del “planeta sin visado” que tuvo el coraje de aceptar la solicitud de asilo de Leon Trotsky. Aquella “medianoche del siglo”, en palabras de Victor Serge, que fueron los años 30 y 40, reunieron en la Ciudad de México a Frida Kahlo, Diego Rivera, Malcolm Lowry, Andre Breton, Tina Modotti, Trotsky… El Presidente Lázaro Cárdenas hizo de aquella época y aquel lugar un singular punto de encuentro de algunas de las mejores cabezas del momento. Y de entre todas ellas, destacó Trotsky, uno de los últimos gigantes del siglo XX, asesinado por orden de Stalin en su propia casa del barrio de Coyoacán. En ese mismo lugar, nos encontramos hace unas semanas con Esteban Volkov, “Sieva”, el nieto de Trotsky, hijo de Zina Bronstein y Platon Volkov. A sus 94 años, es una de las últimas personas vivas que convivió con Trotsky y que sufrió los últimos años de su trágico destino y el de su familia. Esteban conserva una lucidez envidiable a pesar de su avanzada edad. Este encuentro no hubiera sido posible sin las amables gestiones de José Luis Hernández Ayala y Danny Laird, a quienes agradezco de todo corazón que me permitieran concertar esta entrevista con la que tanto disfruté.
Pregunta: Hace unas semanas promoviste un Manifiesto internacional contra las falsedades que contiene la serie de Netflix sobre la vida de tu abuelo. ¿Por qué crees que 80 años después de su asesinato se sigue intentando manchar la imagen de Trotsky, en este caso por parte del Gobierno ruso de Vladimir Putin, propietario del canal que la ha producido y emitido?
Esteban Volkov ( EV): El Trotsky que sale en esa serie es un bodrio, usando una palabra mexicana es una “marihuanada”. Alexsander Kott y Konstantin Statsky ( directores de la serie) han mostrado a un personaje que está a millones de años luz de quién fue mi abuelo. Para nada era un personaje tan anodino y mediocre como el que pintan ahí. Yo lo recuerdo como un revolucionario dedicado enteramente a la lucha por el socialismo. Era atento, cordial, siempre dispuesto a enseñar a los jóvenes camaradas la ideología marxista; creaba un ambiente muy cálido y acogedor a su alrededor. Tenía un gran sentido del humor. No hay duda de que el hecho de que traten de denostar a León Trotsky es una muestra de que sus ideas todavía tienen mucha vigencia y por ese motivo falsean la historia. Es bien sabido que una de las maneras de dominar a las masas explotadas es destruir y asesinar a sus dirigentes y desprestigiar las armas ideológicas, como es el marxismo. El marxismo ha sido enterrado no sé cuántas veces por los ideólogos burgueses, pero cada vez resurge y sale de la tumba con más vida. La demostración de lo que ocurre con esta serie es que las ideas de Trotsky todavía pesan mucho. Estos dos directores, Kott y Statsky, filmaron de una forma burda y absurda el asesinato de mi abuelo. Pocos eventos hay como el asesinato que han sido perfectamente establecidos e investigados por el Gobierno mexicano de la época. A los pocos días del asesinato se llevó a cabo una reconstrucción del crimen en el jardín de esta casa donde el renombrado detective Jesús Vázquez, uno de los jefes de la policía secreta, hizo el papel de Trotsky sentado en una silla y Mercader/Jackson personalmente le demuestra con un periódico enrollado cómo le pegó desde atrás en la cabeza. Realmente no me explico cómo Netflix puede prestarse a este tipo de “fake history”. Lo curioso es que tras del asesinato una de las mayores obsesiones de Dzhugashvili (Stalin) fue presentar el asesinato como una lucha cuerpo a cuerpo entre Trotsky y un partidario suyo descorazonado, decepcionado con su líder. En esa época, el embajador ruso en México, Konstantin Umansky tuvo el encargo, la “misión imposible”, de hacer que el gobierno mexicano, mediante el pago de sobornos, aceptara la versión de Stalin de que el asesinato había sido en un pleito. Obviamente, Konstantin Umansky no logró cumplir con los deseos de Stalin porque el gobierno mexicano para nada aceptó ser corrompido e imponer esa versión. Lo curioso es que Umansky fue destituido de su cargo de Embajador en México y enviado a una embajada de segundo orden en Centroamérica, a Costa Rica, donde nunca llegó porque el 25 de enero de 1945, el avión militar que lo llevaba desde la Ciudad de México extrañamente explotó, muriendo el pobre Umansky con toda su familia y colaboradores.
Pero resulta que estos dos directores, Kott y Statsky, campeones invictos de la falsificación histórica, reviven esa versión que Stalin quiso imponer y presentan el asesinato como una situación de lucha entre Trotsky y su asesino y además le agregan unas cuantas cosas absurdas más. Lo que nos preguntamos todos es como una empresa como Netflix se presta a divulgar esta historia totalmente falsificada. Hoy en día estamos en una era de “fake news” y ahora también tenemos la “fake history”, que es lo más común ya para imponer candidatos. Este es el gran mérito de estos dos directores, que se convierten en invictos de la falsificación histórica.
Pero no todo ha sido para mal. Esta serie nos ha traído muchos visitantes a la Casa-Museo León Trotsky (risas).
P: La figura de Trotsky ha sido objeto de mucha controversia histórica y de múltiples interpretaciones. Ha sido una figura que condensaba en sí mismo muchas cualidades que hicieron que se lo llegara a calificar como uno de los “gigantes” del siglo XX. Fue un político revolucionario mayúsculo, un escritor excepcional, un gran periodista, erudito y experto en arte y cultura y que además fue uno de los principales dirigentes políticos de la Revolución Rusa y organizador del Ejército Rojo que luego sufrió el mito del “Ángel Caído”, pues tras llegar a la cima sufrió la persecución, el destierro y finalmente el asesinato. ¿Cuál crees que fue la cualidad más destacada de tu abuelo para que, 80 años después de su asesinato, siga siendo un icono y una referencia política en el seno de la izquierda mundial?
EV: Lo que más llamaba la atención de Trotsky era su certeza y su confianza absoluta en el futuro socialista del género humano. No hay duda de que es uno de los grandes teóricos marxistas. Fue el que mejor analizó y estudió el régimen burocrático ilegítimo dirigido por Jose Stalin. Hoy todos nos tenemos que avocar a ver la analogía y la dinámica de todas las revoluciones. Tras el avance y el triunfo viene la resaca y el retroceso. En la Revolución Francesa esto fue el “Termidor”. Y en la Revolución Rusa esto fue mucho más sangriento y devastador. Ya en la resaca, Trotsky quedó fuera de la jugada. Muchas veces me preguntan, ¿qué hubiera pasado si en lugar de Stalin se hubiera quedado Trotsky con el poder? Es una pregunta que el mismo Trotsky en una ocasión contestó: “yo con el ejército atrás podría haber tomado el poder en unas horas. Pero entonces habría traicionado la Revolución igual que Stalin. Solo que en lugar de una dictadura burocrática se hubiera establecido una dictadura militar-burocrática”.
Sabemos también que Trotsky consideró su última etapa como la más importante de su vida. Cuando ya en el exilio trató de crear una nueva vanguardia revolucionaria con la fundación de la IV Internacional, tras la debacle y la destrucción de la II y la III Internacional. Pero muy pronto sufrió el primer atentado, el 24 de mayo de 1940, donde salió vivo milagrosamente, gracias a Natalia Sedova, que rápidamente lo tiró debajo de la cama y lo arrinconó protegiéndolo con su propio cuerpo en la esquina más oscura de la habitación. Pero Trotsky sabía perfectamente que solo le habían dado una pequeña tregua y que en un plazo breve vendría otro atentado. La pregunta era ¿por dónde? ¿cómo? llegaría su ajusticiamiento. Y tan así fue que cuando se produjo el atentado final, él estaba parado en el quicio de la puerta que daba al comedor desde su despacho y ,con la cara ensangrentada y los dientes rotos, se acercó a Natalia señalando al asesino, que había sido inmovilizado por uno de los guardias, y le dijo “Jackson”, indicando que por ahí vino lo que esperábamos.
Se criticó mucho a los jóvenes camaradas por no tener las suficientes precauciones y quizás podrían haber alargado un poco la vida del abuelo siendo más vigilantes. Pero invariablemente el Estado Ruso y la GPU con Stalin detrás hubieran terminado por asesinar al abuelo. Y lo que apresuró su asesinato indiscutiblemente fue que en ese momento se puso a escribir la biografía de Stalin. A solicitud de una editorial americana y dada la precariedad y las carencias en las que vivía la familia no se podía despreciar esos pagos de derechos. Pero él no tenía gran interés en escribir esa biografía ya que su mayor interés era acabar con la de Lenin, de la que había terminado ya la referente a su etapa de juventud. No hay duda de que la redacción de la biografía de Stalin apresuró su asesinato. Uno de los guardias, que había entrado uno meses antes del 24 de mayo, Robert Sheldon Harte, continuamente le preguntaba a la secretaria de mi abuelo que cómo iba la biografía, para transmitir inmediatamente la información al Kremlin.
P: El movimiento político que se reivindica del “trotskismo” se encuentra bastante dividido. No es ninguna novedad y seguro que los difíciles orígenes de la IV Internacional han influido en esta situación, ya que la IV fue creada en un momento de reflujo de la ola revolucionaria y fue doblemente perseguida tanto por los países capitalistas como por el estalinismo. Hay corrientes que se reivindican de esta tradición que han alcanzado bastante relevancia en países europeos y en América Latina. ¿Crees que sigue siendo un objetivo imprescindible, como pensaba tu abuelo, la construcción de una Internacional revolucionaria con alcance de masas?
EV: Según decía el trotskista norteamericano Joe Hansen, una de las últimas frases de León Trotsky fue “estoy seguro del triunfo de la IV Internacional”. Esa tarea está todavía pendiente por supuesto… Y sí, para tener cierta influencia y peso hoy hay que participar en los movimientos que están en lucha y no encerrarse en un despacho y hacer muy brillantes análisis marxistas, como hacen muchos grupos, que con eso ya se sienten reconfortados. La participación en la lucha real es muy importante.
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