¿Juventud conciente organizada, o masa de maniobra utilizada?

La juventud venezolana esta dividida en tres, aquella que ha asumido la
posición de la derecha y que hoy no es tan torpe como hace un año, menos
infantil y desubicada, más pensante y estratega. Que se ha venido preparando incluso para sustituir a los rancios voceros de sus propias organizaciones políticas y que vienen manejando un discurso de “todo es bello” pero que empieza a subir cerros, ese discurso, que atrapa a más de un incauto, soñador, impulsivo e impetuoso joven, que además esta alienado y enajenado de conciencia de clase.

La juventud venezolana esta dividida en tres, aquella que ha asumido la
posición de la derecha y que hoy no es tan torpe como hace un año, menos
infantil y desubicada, más pensante y estratega. Que se ha venido preparando incluso para sustituir a los rancios voceros de sus propias organizaciones políticas y que vienen manejando un discurso de “todo es bello” pero que empieza a subir cerros, ese discurso, que atrapa a más de un incauto, soñador, impulsivo e impetuoso joven, que además esta alienado y enajenado de conciencia de clase.

Manipulan con el cuento de que vamos hacia la construcción de un mundo donde cabemos todos. Este discurso está muy bien elaborado y parte de hechos reales y concretos que están sucediendo en nuestro país, como el asesinato constante de jóvenes producto de la desatada delincuencia, y otros casos como el del consumo y tráfico de drogas, la falta de políticas juveniles, el caos hospitalario, entre otros.

Esta parte de las y los jóvenes venezolanos, viene tomando fuerza y
movilización en las universidades y también en las calles, cosa que para nadie es un secreto. Lo que además manejan con mucho acierto, pues tienen el espacio libre.

Del otro lado se encuentran los jóvenes de la “Revolución”, y con todo
respeto me permito entrecomillar la palabra, pues me parece que se ha
desvirtuado el término, reducido a una franela roja y una trillada consigna, un discurso lleno de lugares comunes y una repetición de eslogan que nunca cumplen. («No volverán» y ya volvieron, o nunca se han ido, Patria socialismo o muerte etc.) Estos jóvenes son igualmente impetuosos e impulsivos, soñadores y valientes, pero al igual que los de la derecha tienen un vacío ideológico muy grande, que no les permite avanzar mas allá de lo que Chávez o el PSUV les indica, que no son capaces de articular ninguna política con pertinencia estudiantil, comunitaria, u obrera sistematizada, continua, y con saldo
organizativo. Actúan en coyuntura o en contingencia. Muchos de ellos carecen de principios, y por un lado hablan del Che y por otro están participando en fiestas country, visten de marcas, aspiran a tener, y muchos poseen, los carros de la burguesía y acuden a sus centros comerciales y nocturnos. Estos son los que no hacen discusión, ni círculos de lectura, ni foros, ni congresos, ni
escriben, ni debaten, a menos que Chávez, o el PSUV, se los pida a fin de hacer un acto proselitista, por ello no importa calidad si no cantidad.

Estos, a diferencia de los de la derecha, tienen “un pasticho ideológico”, es decir están atrapados en la opción del tener y la del ser. Aunado a esto, está el hecho de que los líderes de este sector no son elegidos por las bases, y la mayoría de los
mismos pertenecen de alguna manera al gobierno (Son premiados con cargos). Se podría asegurar que la mayoría de estos dirigentes tiene cargos en el gobierno, tiene privilegios para acceder al canal del estado, y cuentan con recursos para la agitación y la movilización. Además, andan de la mano con Chávez en la mayoría de sus
actos.Así «cualquiera es líder”, sin embargo este detalle les resta
autonomía, libertad de acción, falta de credibilidad y convocatoria entre la población juvenil, además de antipatía por la arrogancia «revolucionaria» de la cual se revisten.

Al otro lado, quizás el lado más real, el más cotidiano, el más sentido, se encuentran las y los jóvenes de las comunidades, los que no tienen chance en los medios, ni en globovisión ni en VTV, ni siquiera en los comunitarios, los que anda en camionetitas de pasajeros a las que atracan a menudo, los que igual que ayer tienen que dar la pelea en las universidades y centros de estudios para que se les respeten sus derechos, incluso en las misiones, en las que para nadie
es un secreto cuesta muchísimo para que les expidan una simple constancia de estudios o simplemente sus facilitadores acudan a sus labores de enseñanza; los que sufren las inclemencias del pasaje estudiantil, el maltrato de los colectores (jóvenes también), los que cuando llegan a sus hogares se enfrentan con violencia intrafamiliar y un sin fin de desigualdades, los que son víctimas de asesinatos, carteles y mafias, (conformadas también por jóvenes) los que tienen que cerrar puertas y ventanas para proteger sus hogares del hampa desatada y vivir en medio del terror y el miedo en sus barriadas.

Los que son obreros explotados y ven como el paralelismo sindical en
complicidad con las empresas y el gobierno destruyen sus esperanzas de un mejor contrato colectivo, que además se les reprime cuando reclaman y en muchos casos se les asesinan. Los que permanecen en los portones en espera de un chance para trabajar. Los que no se ven reflejados en las políticas juveniles (Si es que estas existen verdaderamente). Los que rechazan ser usados como relleno en las marchas de uno o de otro bando, los que están desempleados y tienen hijos, los que están sub empleados y explotados, los que no tiene vivienda y no les queda más alternativa que invadir terrenos, vivir alquilado o simplemente arrimado. A
las y los jóvenes campesinos, y sobre todo a las y los jóvenes que piensan
distinto a los dos sectores anteriores.

Este sector de las y los jóvenes venezolanos se pretende invisibilizar por las instituciones, el gobierno y los grupos antes descritos, a veces los nombran los de la derecha para manipular y usarlos, también los del gobierno.

Sin embargo, y como la lucha es de clase, este último sector sigue siendo el de los desposeídos, el que en un momento determinado desatará acciones contra lo que considera injusto, el que acompañará y liderizará junto al pueblo en eventos como el 27 y 28 de Febrero del 89, con valentía, con hidalguía, pero lamentablemente sin dirección, a menos que hagamos lo necesario.

Es por ello que en este lado del pueblo, es en el que debemos afinar la
conciencia de clases, en el que debemos poner nuestro empeño de acompañar para su formación, esa que por naturaleza es de izquierda.
Este grupo es realmente la mayoría, hoy se encuentra en desventaja, pero
pudiera ser una gran fuerza que daría cambios muy significativos al concepto de patria y revolución que hasta ahora tenemos, estaríamos hablando de una fuerza de izquierda sentida y no fingida. De una fuerza conciente, mas no resentida, de una fuerza moral y ética. Para ello hace falta ponerle corazón, ganas, empeño y voluntad política, hacen falta discusión, captación, trabajo, espacios y motivación. Hace falta convicción y sentido patriótico. Hace falta reflexión de quienes sabemos que no hace falta ser chavista para ser de izquierda. Por ello planteamos: Juventud conciente organizada, o masa de maniobra utilizada.

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