Los precios por las nubes, salarios por el suelo

Todos los días los trabajadores experimentamos en carne propia los efectos del aumento de los precios. Más allá de las estadísticas, de los datos oficiales, y de la propaganda estatal que pretende ocultar la cruda realidad, todos los venezolanos constatamos a diario que nuestros salarios valen cada vez menos. Nuestro poder adquisitivo se deteriora mientras el gobierno se ufana en decir que tenemos el salario mínimo más alto del continente. Sí, efectivamente, nos hemos convertido en un país de salario mínimo.

Según el Cendas (Centro de Documentación y Análisis Social) de la Federación Venezolana de Maestros, la cesta básica se ubicó en agosto en la bicoca de 3.966,77 bolívares fuertes. Es decir que para cubrir todas sus necesidades, una familia de 4 o 5 miembros necesita casi 4.000 bolívares de los nuevos ó 4 millones de los viejos.

Esto significa que la canasta básica aumentó 75,90 bolívares fuertes con respecto al mes de julio y un 28% por encima del costo que tenía en agosto del 2008.

Esta realidad contrasta con el hecho de que 7 millones de venezolanos devengan salario mínimo, el cual asciende hoy a 967 bolívares fuertes, es decir que una familia requiere de 4 salarios mínimos para cubrir todas sus necesidades. De hecho, el salario mínimo más alto de América Latina –según la propaganda oficial- no alcanza ni siquiera para cubrir el costo de la canasta alimenticia que se ubica hoy en 1.765,55 bolívares fuertes, lo cual la ubica también en el primer lugar del continente.