No al fundamentalismo religioso para atacar los derechos de las mujeres en Afganistán, Venezuela y cualquier lugar del mundo

Por Mujeres en Lucha

El pasado 16 de agosto, el movimiento islamista talibán logró tomar Kabul,capital de Afganistán, como consecuencia de la retirada de las fuerzas militares de ocupación del gobierno de EEUU, que había pactado su retiro, en febrero de 2020, en un acuerdo firmado en Qatar, con esa organización política ultrareaccionaria. Después de 20 años de la intervención militar, EEUU, sufre una derrota política, al ser incapaz de estabilizar a los gobiernos títeres afganos surgidos de su ocupación, y tener que realizar la entrega del poder estatal, a los talibán.

Ahora, con el control militar en todo el país, se proponen establecer un Estado teocrático bajo su interpretación ultrareaccionaria del Islam y la ley sharia, que denominarían el Emirato Islámico de Afganistán. Con el uso instrumental de una religión, impondrían un retroceso en las libertades y derechos de las mujeres afganas, que reforzaría la opresión y la desigualdad propia de las relaciones sociales patriarcales, con la prohibición del trabajo fuera de la casa, participación política, salida de sus casas sin tutelaje masculino, educación escolar y universitaria, mostrar parte de su cuerpo o usar maquillaje, hablar o reír en público, participación en actividades deportivas, entre otras.

La respuesta de mujeres afganas ante el control sobre sus vidas, trabajos y cuerpos ha sido la organización y protesta, con manifestaciones y marchas en rechazo a la pérdida de sus libertades y derechos, se enfrentan con una valentía admirable a la presencia armada de milicianos del talibán, que vigilan las calles y están encargados de imponer el nuevo orden ultrareaccionario.

En ese sentido, el movimiento feminista mundial, ha expresado toda su solidaridad y apoyo a las mujeres afganas, exigiendo el respecto a sus libertades y derechos, mientras difunde sus acciones de protesta y establece redes para visibilizar la persecución en contra de activistas afganas.

Cuando buena parte del mundo rechaza contundentemente la situación que se vive hoy en Afganistán en general y en contra de las mujeres afganas en particular, la ultraderecha y derecha aprovechan para atacar al movimiento feminista mundial, mientras mantienen un sólido apoyo a movimientos religiosos fundamentalistas evangélicos y católicos, quienes desarrollan en cada uno de sus países, una política patriarcal ultrareaccionaria en contra de las mujeres, que niega el carácter político de la violencia de género, cuestiona la educación sexual y reproductiva, desestima la discriminación laboral por razones de género, rechaza la legalización del aborto, minimiza e incluso justifica los abusos sexuales, se opone al reconocimiento del trabajo reproductivo, ridiculiza la repartición igualitaria del trabajo de cuidado y el abandono paterno de sus hijos e hijas.

Desde Mujeres en Lucha, organización de feministas militantes del Partido Socialismo y Libertad y activistas independientes, queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a las mujeres afganas en lucha, que se encuentran resistiendo el recorte de sus libertades y derechos.

En Venezuela, también sufrimos los ataques del fundamentalismo religioso, más sutil que el del talibán pero tan castrante y dañino como este, que se expresa cuando sectores ultrareaccionarios de evangélicos y católicos, con representación e importante incidencia en la toma de decisiones tanto en el gobierno de Maduro como en la oposición, atacan a las organizaciones feministas venezolanas que luchan por derechos la educación sexual y reproductiva, anticonceptivos, el respeto a la sexodiversidad, el matrimonio igualitario, la justicia en los femicidios, el fin de las violencias en contra de la mujeres, y la legalización del aborto. Por ello, como feministas venezolanas, rechazamos que se use cualquier religión para prohibir a las mujeres su control autónomo sobre sus vidas, trabajos y cuerpos.

Además, rechazamos de manera absoluta la violencia que desata el talibán contra las mujeres afganas, y la pérdida de vidas y cualquier acto de violencia en contra de quienes exigen se respeten sus derechos y libertades. Nos solidarizamos porque también somos victimas de quienes solapadamente imponen su poder a través de dogmatismos como el religioso e impiden que las mujeres tengamos libertades sobre nuestros cuerpos y decisiones.

Exiguimos que en estos difíciles momentos que se viven en Afganistán los organismos internacionales y los líderes mundiales se pronuncien de manera contundente y apoyen con una solución a una situación de la que muchos de ellos son los principales responsables.

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