Si los sueldos se mantienen bajos se prolongará la recesión

No son pocos los voceros empresariales y analistas económicos que han cuestionado la decisión de aumentar en 26,5 % el salario mínimo. Se oponen argumentando que atizará la inflación y profundizará la recesión. Temen que este aumento sea a cuenta de sus ganancias si no logran transferirlo de inmediato al precio de venta. Pero es todo lo contrario. Los bajos sueldos son los que pueden agravar la recesión. Al no haber suficiente demanda, las empresas -en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo- lo que hacen es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas. Así, castigan aún más el ingreso familiar y empeoran la situación.

No son pocos los voceros empresariales y analistas económicos que han cuestionado la decisión de aumentar en 26,5 % el salario mínimo. Se oponen argumentando que atizará la inflación y profundizará la recesión. Temen que este aumento sea a cuenta de sus ganancias si no logran transferirlo de inmediato al precio de venta. Pero es todo lo contrario. Los bajos sueldos son los que pueden agravar la recesión. Al no haber suficiente demanda, las empresas -en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo- lo que hacen es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas. Así, castigan aún más el ingreso familiar y empeoran la situación.

Los aumentos de sueldos y salarios son una fuerza motriz de la dinámica económica. Permiten recuperar el poder adquisitivo de los hogares para que compren lo que la economía produce, imprimiendo así un portentoso estímulo para reactivar la producción. Recatar el poder adquisitivo de los venezolanos es clave para fortalecer el mercado interno y recuperar la demanda agregada.

El aumento de los sueldos no causa inflación

El aumento de los sueldos no siempre provoca inflación, mientras que la inflación siempre desata presiones en defensa del salario real. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de inmediato. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando finalmente logra una compensación ya ha transferido buena parte de su ingreso a los factores que dominan los precios y la producción. El ajuste salarial es tardío y no siempre compensa la pérdida del poder adquisitivo. A pesar de los aumentos, el salario mínimo se queda por debajo y ni siquiera alcanza para comprar la canasta alimentaria.

Para superar la recesión es necesario entender que el salario no es un costo de producción más. Es la principal fuerza motriz de la demanda agregada, la cual se dinamiza a través del consumo. Los asalariados, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldo tienden a gastarlo todo. No tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los empresarios, los cuales tienen sus necesidades básicas y no básicas resueltas. Por lo tanto, cualquier aumento de los sueldos mueve la economía y ayuda a vencer la recesión. Se crean nuevos puestos de trabajo que ayudan a recuperar la demanda y a reactivar la producción. Cuando se castiga el salario se castiga la actividad económica y se provoca o agrava la recesión.

Distribución social de la renta petrolera y paz laboral

En Venezuela, la inversión social de la abundante renta petrolera a través de las misiones ha permitido compensar la distribución del ingreso desfavorable al factor trabajo que se observa en el sector privado de la economía. Pero cuando el ingreso petrolero se descalabra, quedan al descubierto los potenciales conflictos distributivos entre capital y trabajo.

En efecto, al analizar el reparto del ingreso en la economía privada vemos que la participación del factor capital se ha incrementado en desmedro de lo que recibe el factor trabajo. En 1998, a los trabajadores les tocaba el 39,7% del nuevo valor creado, superior al 36,2 % que le tocaba al capital. Diez años después, la participación de los trabajadores cayó a 32,8 % mientras que la de los capitalistas subió a 48,8%.

Estos datos son una clara demostración del capitalismo salvaje que aún predomina en Venezuela, el cual no se aprecia en toda su crudeza gracias al socialismo rentístico venezolano. Pero la rivalidad en la distribución del ingreso puede hacerse más intensa si la renta petrolera no se recupera o la economía no se reactiva en el corto plazo. De allí la importancia de ejecutar políticas salariales, conjuntamente con estrategias de responsabilidad social empresarial, orientadas a recuperar el consumo familiar y desatar las fuerzas reactivadoras de la economía nacional.

Política económica y redistribución del ingreso

La lucha por la distribución del ingreso se manifiesta en reclamos, pliegos conflictivos, contratación colectiva, marchas, paros y huelgas para lograr aumentos de sueldos y beneficios laborales.

Desde la lógica empresarial, esta pugna se expresa en presiones para la eliminación de controles de precios, exigencias para la reducción o eliminación de impuestos, flexibilización de las tasas de interés, sobrevaluación-devaluación del bolívar y otra serie de presiones sobre el manejo de las políticas públicas que influyen sobre la distribución del ingreso, cuya gama de instrumentos es amplia y tiene impactos diferentes:

– Para favorecer al factor trabajo fijación de salarios mínimos, aumentos generales de sueldos en el sector público, indexación salarial en la contratación colectiva.
– Para favorecer al factor capital liberación de precios, exenciones y exoneraciones de impuestos, subsidio a tasas de interés, tipos de cambio preferenciales.
– La política monetaria restrictiva de altas tasas de interés traslada parte del ingreso de los empresarios y personas endeudadas hacia los banqueros.
– La política tributaria y fiscal, a través de los impuestos y del gasto público, trasladan parte del ingreso de los sectores ricos hacia los sectores pobres.
– La política cambiaria a través de la devaluación transfiere parte del ingreso de los factores productivos al Estado, el cual monopoliza la venta de divisas.
– La política de liberalización de precios traslada parte del ingreso de las personas que viven de un sueldo fijo a los factores que dominan la producción y los precios.
– Los aumentos de sueldos y salarios transfieren parte de las ganancias del factor capital a favor del factor trabajo.

Para superar la recesión, es necesario entender que el salario no es un costo de producción más.

Rivalidad en distribución del ingreso puede ser más intensa si la renta petrolera no se recupera.

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