Trabajadores de Rialca piden limosna para comer*

Valencia, febrero 10.- Casi 15 millones de bolívares (de los viejos) que había logrado ahorrar durante once años de trabajo en Rualca, ya se le acabaron a Iván García.

Valencia, febrero 10.- Casi 15 millones de bolívares (de los viejos) que había logrado ahorrar durante once años de trabajo en Rualca, ya se le acabaron a Iván García. Hace más de 20 meses que la empresa se declaró en quiebra y no tiene ingresos fijos, como el resto de sus 299 compañeros, quienes se mantienen en la empresa, esperando un pronunciamiento definitivo del Gobierno Nacional, para la reactivación de las operaciones.

García, quien era operador de equipos, recordó que con los ingresos devengados en Rualca cubría sus gastos y le quedaba para ahorrar. Pero llegó al fondo y ahora tiene entre sus deudas mil 700 bolívares fuertes a la tarjeta de crédito.

-Ya me la cortaron -dijo-. Son casi dos años sin producir, sin resolver.

Dejó de divertirse, de salir con su familia, de ir a la playa un fin de semana. «A veces mi hijo me dice: ‘¿por qué no vamos al cine, papá?'».

Tiene tres hijos, de 13, 10 y 6 años, respectivamente, y le da gracias a Dios porque ninguno se le ha enfermado. Es que no sabe de dónde sacaría dinero para la atención.

Ahora García pide limosna en la calle para comprar comida, lo básico. Cuatro o cinco compañeros lo acompañan con cajas de cartón en las manos y se aguantan los regaños de la gente: «¡Sigan votando por su comandante!». En algunos casos los ofenden. «Nos alcanza para llevar el mercado a la casa, son como 60 bolívares fuertes a la semana», dijo Willian Mendoza, que pertenece al grupo de los «limosneros».

«Limosneros»

Trabajadores de otras empresas los ayudan. Cada semana hacen una colecta y les entregan el dinero los viernes.

Así como Mendoza y García son parte de los «limosneros», hay otros grupos: unos tienen carro y trabajan con taxi, otros son contratados por día para limpieza de maleza, otros matando tigres.

«Lo hacemos para no abandonar la lucha, de lo contrario nos hubiésemos ido todos. En nuestras casas hay necesidades y esto -la limosna- no las cubre», comentó García. «Mi esposa me dice que deje esto, que busque otro trabajo, otra manera, que la estamos pasando mal».

-Si no buscas otro trabajo te vas a tener que ir, lo amenaza.

«Pero yo le digo que tengo que seguir en la lucha, porque no le podemos dar el gusto a esos empresarios capitalistas, explotadores, que siempre han querido maltratar a los obreros y siguen vulnerando nuestros derechos a diestra y siniestra», afirmó.

Situación de Rualca

Los trabajadores aseguran que Rualca sigue exportando rines de aluminio, que se fabrican en otra empresa llamada Marial y que es usada de fachada. No se explican cómo el Ministerio de Industrias Básicas (Mibam) les permite esa actividad y le vende la materia prima.

Rualca colocaba la casi totalidad de su producción al mercado internacional. Las ruedas eran terminadas y empacadas para enviarlas a Estados Unidos, desde donde se despachaban a sus clientes, incluyendo empresas instaladas en Venezuela. Los principales eran General Motors, Ford y Chrysler. La mayoría de las acciones (77%) estaba en manos privadas: 41% Alcoa, Corporación Rincar 23% y General Motors 13%. La Corporación Venezolana de Guayana (CVG) tenía el 23% restante.

La quiebra

El 26 de junio de 2007 fue declarada en quiebra. Según economistas, el control de cambio y el incremento de la inflación local afectó la competitividad de los productos fabricados por Rualca, ya que fueron haciéndose más costosos en comparación con los de otras marcas. Los trabajadores, liderados por el sindicato, tomaron la empresa como protesta, pues denunciaron presiones para renunciar y que los dueños comenzaron a desvalijarla.

Un mes después los obreros hicieron contacto directo con el presidente Chávez, quien les ofreció ayuda. El 24 de agosto de 2007, fue publicado en la Gaceta Oficial número 38.756 la Resolución 5.420 del Ministerio del Trabajo en la que es constituida una junta administrativa especial temporal en Rualca, «con facultades de administración en contabilidad separada, destinada a la compra, almacenamiento, procesamiento industrial y comercialización del producto terminado, a los fines de garantizar la preservación de los puestos de trabajo, el pago de salarios y beneficios laborales, así como cualquier otro pasivo legalmente contraído por la empresa con los trabajadores». La medida no logró su objetivo de evitar «daños» irreparables a los trabajadores y su familia.

Utilidad Pública

En 2008, el proceso siguió: el 24 de abril la Asamblea Nacional declaró de utilidad pública a Rualca (Gaceta Oficial número 38.917); el 9 de junio salió a la luz el decreto de expropiación de la empresa (Gaceta Oficial número 38.948); y el 11 de septiembre Chávez «reinauguró» las operaciones. Allí quedó todo: cinco meses después nada de lo que el mandatario dijo se ha cumplido y los trabajadores siguen sin cobrar los pasivos laborales, sin reincorporarse a la fabricación de rines y sin cogestión.

Los dueños intentaron con éxito un recurso de retardo de la medida de expropiación y después el Mibam impugnó un avalúo por considerarlo abultado. Hoy está en discusión si en Rualca hubo sustitución de patrono o no, para continuar el proceso.

Con una expropiación sin cuajar, Rialca (nombre con el que renació Rualca) no existe jurídicamente. Además, mientras no se han cancelado las deudas a los acreedores, siendo los principales los trabajadores, el proceso tampoco seguirá adelante.

«En manos de Chávez»

En las dos ocasiones que ha venido Chávez a Valencia este año, una representación de los trabajadores de Rialca ha ido al sitio. Cuando el mandatario estuvo en la plaza de Toros, el 27 de enero, al ver una pancarta de ellos, les hizo una seña, indicando que está pendiente. En Campo de Carabobo, el 17 del mismo mes, entregaron una misiva a todas las autoridades que pudieron y a un asistente del Presidente.

Los trabajadores dejan en manos de Chávez que Rialca sea o no una empresa socialista bajo el sistema de cogestión. Aseguran que es él quien tiene la última palabra, y la aceptarán. El punto en el que no ceden es en el pago de sus prestaciones, utilidades y salarios caídos, pues es un derecho que nadie les puede negar. Sin embargo, en el Ministerio del Trabajo no han sido diligentes para hacer los cálculos respectivos ni en el Ministerio de Industrias Básicas y Mineras ha obligado al patrono a cancelarlas o, por lo menos, comprometerse a hacerlo. Hay casos en los que el ente expropiante cancela las deudas a los trabajadores y luego descuenta el dinero del pago a los dueños. No saben cuál es la razón por la que ese paso no se ha cumplido en Rualca.

-No tenemos a alguien que conozca de las leyes y nos defienda, dijo García.

Algunos trabajadores dudan que la empresa pueda ser recuperada, pero no lo dicen libremente. Su teoría es reforzada por la indolencia con que los tratan en los ministerios.

«Estamos cansados, agotados. Tenemos muchos tiempo en esta situación», dijo García.

«Chávez Rialca sigue parada»

Pancartas escritas con tinta roja dan mensajes directos al presidente Chávez y exigen al ministro Sanz cumplir las decisiones del mandatario nacional: «Chávez Rialca sigue parada». La fachada de la planta luce abandonada, todavía tiene pegadas las letras de metal que dicen «Ruedas de Aluminio, C.A. (Rualca)» encima de la puerta. La basura y el monte se están adueñando poco a poco de los espacios.

«Nosotros limpiábamos todo antes, mientras estábamos aquí, pero vimos que no vale la pena», explicó Iván García, quien ha surgido como una especie de líder del grupo.

Cuando la jornada de dominó se termina y no queda otra que regresar a su hogar, las preguntas son las mismas de siempre, con respuesta iguales a las de siempre:

-¿Qué dijeron hoy?

-Nada

¿Qué dicen del pago?

-Nada

A veces la respuesta se resume a un movimiento negativo de cabeza o a una mirada. Después la realidad choca sin avisar:

-Hay que comprar una bombona porque se acabó el gas.

-No hay leche para los niños.

-Llamaron del banco por lo de la tarjeta de crédito.

«Y con qué paga uno todo eso», es una respuesta colectiva. Los que estaban destinados a ser socios en la empresa, ahora son mendigos.

Huir del desespero

Los trabajadores de Rialca juegan dominó para sortear las presiones en su hogar y huir del desespero de no cobrar un salario fijo desde hace más de 20 meses.

En lugar de organizarse en cada departamento para los procesos de fabricación de rines de aluminio, se agrupan en «cruces» de dos personas para la partida que se inicia a las 8:00 de la mañana. Generalmente son más de 10, entonces deciden que ganará quien llegue primero a las 50 pintas, así la rotación es más ágil y recibir un «zapato» es más probable.

Entre bromas subidas de tono y de color, no dejan morir el humor para hacer llevadera la procesión. No cobran su sueldo desde el 26 de junio de 2007, y la empresa no les ha pagado ni liquidación ni prestaciones. Acusan al patrono de su situación.

La mayoría tiene más de 40 años, una edad no recomendada para buscar trabajo. Pero, ha surgido otro inconveniente: son rechazados en un nuevo empleo fijo, porque en el examen médico les descubren hernias discales; los casos son más de 70.

Tienen que atender dos frentes en una guerra sin aliados: sus hogares y la empresa. No quieren abandonar la lucha y sólo creen en Chávez, pues la confianza en el Gobierno y sus funcionarios ha sido desdibujada por las burlas y vejaciones recibidas en ministerio y entes del Estado. Pero como padres de familia tienen una responsabilidad sobre sus hombros. Esposa, hijos, una casa, deudas, los requieren en cada momento, sin obtener respuesta.

*Artículo publicado el 11 de febrero en el diario El Carabobeño

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *