¡¡Al ladrón, al ladrón!!

El Presidente Chávez, gracias al apoyo invaluable del ex gobernador de Anzoátegui David de Lima y del diputado que hoy regresa al chavismo, William Ojeda, ha logrado abrirnos los ojos y las entendederas a los venezolanos al descubrir que el candidato Henrique Capriles y sus consortes de la MUD tienen una agenda económica oculta, que será aplicada ni bien ganen las elecciones el 7 de octubre. Develamiento equiparable al de la rueda para el mundo antiguo. Muchas gracias señor Presidente, muchas gracias David, muchas gracias William. Sólo que esta revelación se me parece a la famosa treta: ¡¡Al ladrón, al ladrón!!

El Presidente Chávez, gracias al apoyo invaluable del ex gobernador de Anzoátegui David de Lima y del diputado que hoy regresa al chavismo, William Ojeda, ha logrado abrirnos los ojos y las entendederas a los venezolanos al descubrir que el candidato Henrique Capriles y sus consortes de la MUD tienen una agenda económica oculta, que será aplicada ni bien ganen las elecciones el 7 de octubre. Develamiento equiparable al de la rueda para el mundo antiguo. Muchas gracias señor Presidente, muchas gracias David, muchas gracias William. Sólo que esta revelación se me parece a la famosa treta: ¡¡Al ladrón, al ladrón!!

Permitámonos una digresión. Con la caída de los burócratas que controlaban el “socialismo real” en el Este europeo, las grandes potencias mundiales perdieron un gran aliado, que no sólo ayudaba a sofocar rebeliones, sino que también les ayudaba a mitigar los efectos de las crisis cíclicas de la economía. Recordemos que buena parte de la plusvalía que le era arrancada a millones de trabajadores de la URSS y de los países de la cortina de hierro -gracias al papel de los burócratas y de su incompetencia-, iban a parar a las arcas de las grandes multinacionales y de los bancos centrales de los países de las economías más desarrolladas. De allí que la caída de los hijos de Stalin diera apertura a una época caracterizada por una sin igual fragilidad política de los de arriba y de crisis económicas más recurrentes, más profundas, en la que no acaba de cerrarse una para gestarse la próxima. Mundo desquiciado éste al que nos ha llevado el modelo económico occidental.

Ensoberbecidos, bailando en la cubierta del Titanic, los teóricos de la política gritaron exaltados: ¡fin dela historia! Los economistas, más cautos y sabedores de los problemas que se avecinaban, prefirieron bautizar el nuevo período, con el rimbombante nombre de «Neoliberalismo», que además de impreciso en términos teóricos, tenía la intención de encubrir con un halo positivista y desarrollista, lo que no era más que el esfuerzo desesperado de los acaudalados del mundo en cobrarse directamente del bolsillo de los trabajadores y de las naciones más atrasadas, la factura de la crisis económica. Por eso, quienes hemos padecido en carne propia esta sangría, preferimos darle a esta etapa el nombre que verdaderamente se corresponde: ¡¡capitalismo salvaje!!

Volviendo al tema que nos ocupa, el Presidente Chávez, luego del excelso descubrimiento de las reales intenciones de Capriles y su banda, ha invitado a la clase media, a los ricachones, a que se unan a su candidatura, porque él les garantiza la estabilidad política del país y sus ganancias. Exactamente. Así es. El Presidente Chávez en lo que va corrido de gestión gubernamental ha demostrado su eficiencia cuando se trata de garantizar que funcione la maquinaria de la explotación capitalista. Eficiencia que alcanza calificaciones superiores al enfrentar momentos de crisis. En ese sentido, nadie más “neoliberal” ni más capitalista salvaje que el Presiente Chávez.

En el 2008 al avizorarse en el horizonte los primeros nubarrones de la crisis económica devaluó la moneda en un 100%. Incrementó el IVA en un 33%. La inflación, con un promedio de 28% durante los últimos cuatro años licuó los salarios Los sueldos de los trabajadores y empleados de la administración pública se estancaron y la mayoría de las categorías del tabulador fueron arropadas por el salario mínimo. Los contratos fueron congelados en las empresas básicas y las cementeras de propiedad estatal, mientras que en la industria petrolera se impusieron los peores aumentos salariales de toda la historia y se arrebataron valiosas reivindicaciones, todo ello direccionado a abaratar la mano de obra de los petroleros para beneplácito de las multinacionales.

Debemos agregar también que el neoliberalismo no sólo ha sido la marca distintiva del chavismo en épocas de crisis. Las cifras revelan que los salarios se desvalorizaron en un 27% entre 1999 y 2011. El endeudamiento del Estado se trepó a 145 mil millones de dólares pagado intereses de usura del 11%. La participación de los salarios en la riqueza nacional decayó, pasando de 36,6% a 32,8%, mientras que las remuneraciones al capital aumentaron, pasando de 43,3% a 48,8 entre 1997 al 2007. Y las multinacionales gozan una bola comprándonos a valor futuro, lo que nos ha condenado como nación a subsidiarles al menos durante los próximos diez años, los precios de los productos de la industria del acero, el aluminio, el hierro y del petróleo.

Así las cosas, el paquetazo neoliberal no llegará el 8 de octubre de la mano de la MUD. No. Las políticas neoliberales o de capitalismo salvaje ya hacen parte del paisaje económico venezolano desde hace años. A lo sumo, en caso de ser Capriles el ganador de la contienda electoral del 7 de octubre, se reasegura que dichas medidas tendrán continuidad.

Desde la vereda opuesta, Orlando Chirino y su gente del Partido Socialismo y Libertad, son los únicos que hacen una apuesta diferente. Promueven un aumento automático general de sueldos del 100%. Se comprometen a ejecutar una auditoría a la deuda externa porque están convencidos que dichos créditos ya han sido pagados sobradamente.

Y lo que es más importante, afirman que serán los propios trabajadores quienes desde el ejercicio del poder recuperarán el control absoluto de la industria petrolera, obligándose a utilizar la totalidad de la renta en la ejecución de un Plan Económico de Emergencia que supere el atraso que el país padece en obras de infraestructura, servicios públicos y vivienda; que recupere las empresas básicas, que genere empleo de calidad y que destrabe de inmediato la negociación de contratos colectivos de trabajo.

En definitiva, la propuesta económica de Chirino es la única receta anti-neoliberal que hoy se ofrece en el país. Corre a comprarla, no dejes que se agote.

PD.

Para que no nos engañen los de la treta de ¡Al ladrón, al ladrón! aquí les va esta pintura cantada de Joaquín Sabina, extractada de su trabajo «El hombre del traje gris»:

Parece
que no eres más aquel carterista
de guante blanco y alma de artista…
los buenos tiempos no han de volver,
me han dicho
que con la artrosis de los nudillos
se te resiste más de un bolsillo,
que ya ni cumples con la mujer,
me han dicho
que cada bolso es una odisea,
que una señora en una pelea
te ha puesto un ojo a la virulé.
Tú que tenías la más exclusiva clientela,
en cada golpe dejabas tu sello de autor;
mientras a salvo reías y contabas las pelas
alguien pasaba gritando “¡al ladrón, al ladrón!”.
¡Si no fuera por los pocos
que, haciéndose los locos, apuntalan tu dignidad…!
fingiendo que no se enteran
te dejan que les guindes la cartera, para cenar.

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