El «Socialismo del Siglo XXI» fue un fraude

Chávez

Por: Miguel Sorants (UIT-CI)

La evidente debacle del proyecto chavista en Venezuela replantea el debate sobre qué pasó con el llamado “socialismo” que anunciara en su momento Hugo Chávez. La derecha lo aprovecha para volver a la campaña: “otro fracaso del socialismo”. Los que siguen defendiendo al chavismo, le echan la culpa a Maduro. ¿Qué pasó realmente?

En el acto del Primero de Mayo del 2005, Hugo Chávez anunció el “tránsito hacia el Socialismo del Siglo XXI”. Desde entonces y hasta su fallecimiento en 2013, los discursos de Chávez cuestionando al capitalismo y anunciando el socialismo, causaron un gran impacto en los pueblos y los luchadores de Latinoamérica y del mundo. Creció así la creencia de que en Venezuela el chavismo avanzaba hacia un cambio de fondo y socialista. Desde un primer momento, nuestra corriente socialista internacionalista que en Venezuela cuenta entre sus miembros a dirigentes obreros clasistas como Orlando Chirino y José Bodas, señalamos que no había en realidad ni medidas ni un proyecto socialista.

Este debate nunca fue fácil ya que muchos compañeros siguieron impactados por los discursos de Chávez, sus fotos con Fidel Castro y sus apariciones televisivas con frases como “exprópiese”. Pero detrás de esos discursos se escondía otra realidad que es la que ahora se pone en evidencia con la brutal crisis económica y social que sufre el pueblo venezolano.

¿Maduro no honra el legado de Chávez?

Ante la evidencia del fracaso del gobierno chavista de Maduro y el Psuv, muchos sectores de la izquierda siguen defendiendo el proyecto chavista argumentando que el problema fue la prematura muerte de Chávez. Y que la culpa la tiene Maduro y su gobierno, el cual con su corrupción y “burocratismo” no darían continuidad al “legado del comandante Chávez”. Hay corrientes como Marea Socialista, ligada al MES en Brasil y al MST en Argentina que, por ejemplo, asumen esa postura. Un sector de esta corriente, encabezado por Stalin Pérez Borges, llamó en las elecciones para la Asamblea Nacional del 6D pasado a votar “críticamente” por los candidatos del Psuv con la consigna de “Frente a la corrupción, el burocratismo y la ineficiencia, golpe de timón!”.

Pero lamentablemente esta es una versión equivocada del chavismo sin Chávez, que reitera el error de seguir apoyando un proyecto político que nunca tuvo el objetivo de construir el socialismo.

El problema no es que en vida de Chávez el proyecto avanzaba al socialismo y ahora se corta por culpa de la “corrupción” e “ineficiencia” de Maduro y sus ministros. No. Maduro heredó un proyecto que no era socialista y que ya estaba en plena crisis. En vida de Chávez ya había desabastecimiento, corrupción, el salario no alcanzaba, había huelgas y se criminalizaba la protesta. Entonces la izquierda chavista argumentaba que no era culpa de Chávez sino de los ministros que lo ”rodeaban” y de la “burocracia” del Psuv y solicitaban un “golpe de timón”. La catástrofe social actual es la consecuencia del modelo capitalista que implementó Chávez.

Por eso es prioritario para la vanguardia mundial extraer todas las conclusiones del fracaso del chavismo.

Chávez nunca dio pasos al socialismo

Queremos ser categóricos. El llamado “Socialismo del Siglo XXI” de Hugo Chávez, fue un fraude monumental. Desde un primer momento el proyecto no buscaba cambiar la base de la economía capitalista de Venezuela.

El propio Chávez lo definió desde un primer momento: “Aquí están los grandes rasgos de la Constitución Bolivariana, del modelo económico social, la economía humanista, la economía igualitaria. No, no estamos planificando eliminar la propiedad privada, el planteamiento comunista. Hasta allí no llegamos, no” (del discurso de Chávez en la presentación de los “Diez puntos para el Salto Adelante del Nuevo Mapa Estratégico”, en el Fuerte Tiuna, diciembre 2004).

Chávez mantuvo el capitalismo pactando con las multinacionales, el sector financiero, con viejos sectores patronales como el Grupo Cisneros, entre otros, y con la “boliburguesía” que creció de sus negociados.

Venezuela es uno de los grandes países petroleros del mundo. El 96% de las divisas que entran al país son generadas por el petróleo. Muchos se preguntan: ¿Cómo puede ser que en un país petrolero haya desabastecimiento y pobreza? Qué pasó con los miles de millones de dólares que entraron al país? Las superganancias de un petróleo a más de 100 dólares el barril, durante años, se fueron al bolsillo de las multinacionales y a los negociados de la “boliburguesía”, no en beneficio del pueblo trabajador y del país.

Chávez no avanzó en nacionalizar el petróleo. Por el contrario, se asoció a las multinacionales petroleras. Esta es la realidad. Impulsó empresas mixtas, asociadas con PDVSA con multinacionales como Chevron, Total, Repsol, Lukoil o Mitsusbishi.

Contra lo que dice la propaganda “socialista” del gobierno, la participación del sector privado en el PBI creció. Por ejemplo, entre 1999 y 2009, del 65 al 70%, mientras la llamada “economía social” (cooperativas y otras) aportaba solo un 1%. Las expropiaciones del chavismo no pasaron de ser compras forzadas pagadas a precio de mercado. Al servicio de sus negociados y desconociendo los derechos de sus trabajadores. No hubo reforma agraria. El uno por ciento de las propiedades agrarias concentra el 40% de la superficie agrícola.

Nunca se nacionalizó la banca y el comercio exterior. El sector financiero entre 2002 y 2012 triplicó su participación en el PBI. En el período 2013/2014 hubo una transferencia de capitales hacia el exterior (fuga de capitales) de 295.341 millones de dólares pese al supuesto control de cambio (datos de la cuenta “Posición de la Inversión Internacional”: activos privados). En 2012, entre las primeras empresas del país, cinco eran bancos y aseguradoras y cuatro eran transnacionales: Movistar, Procter and Gamble, General Motors y Coca Cola (datos Ultimas Noticias, 25/10/12). En Venezuela hay otras multinacionales como Nestlé, Chrysler o Ford.

No hay socialismo, ni siquiera antiimperialismo, pactando con las multinacionales, los terratenientes y los banqueros.

Tampoco lo hay persiguiendo a los que luchan, desconociendo los contratos colectivos o limitando el derecho de huelga como lo ocurrido en Sidor, Ferrominera, Mitsubishi y en múltiples casos, bajo el mismo gobierno de Chávez.

No es la primera vez que fracasan las “medias tintas”

El balance del desastre en que termina el proyecto chavista es clave para la vanguardia mundial. Porque vuelve a fracasar un proyecto de “medias tintas”, un supuesto camino intermedio para terminar con la explotación del pueblo trabajador. La falsa teoría de que se puede “redistribuir la riqueza” pactando y conviviendo con la burguesía y las multinacionales.

Por eso desde un primer momento nuestra corriente socialista señaló que no había caminos intermedios en Venezuela. O se profundizaba el proceso revolucionario, en el camino de la revolución socialista al estilo de Cuba de los 60 o se iba a un nuevo fracaso como ya había pasado con el caso Nicaragua luego de la revolución de 1979.

En Nicaragua el gobierno del Frente Sandinista compartió el poder con sectores patronales como Violeta Chamorro y no avanzó a medidas socialistas de expropiación de la burguesía, ni se hizo una reforma agraria y mantuvo la estructura capitalista con el cuento de una “economía mixta”. Siguiendo los consejos de Fidel y Raúl Castro. Los resultados están a la vista. Casi 40 años después Nicaragua es unos de los países más pobres del hemisferio después de Haití, y con un gobierno capitalista encabezado por el ex comandante Daniel Ortega que sigue “hablando” de socialismo. La Cuba de los años 60 mostró que no había otro camino que romper con el imperialismo y la gran burguesía para progresar. En 1961, en vida del Che, se declaró el “socialismo” y se expropió a la mayor parte de los grandes burgueses cubanos y a las empresas yanquis, se dejó de pagar la deuda externa y se hizo una profunda reforma agraria. A partir de entonces el pueblo cubano progresó pese al bloqueo y pese a los manejos burocráticos y la ausencia de libertades.

Justamente, el abandono del proyecto socialista por parte de la dirección cubana, luego del pacto con la burocracia de la ex URSS, a fines de los 60 y comienzos de los 70, hizo fracasar todos los procesos revolucionarios. Entre ellos el de Nicaragua. Y fue la antesala de la actual restauración capitalista en Cuba, y de la pérdida creciente de las conquistas sociales de los inicios de la revolución.

Por eso el fracaso del chavismo en Venezuela es el fracaso de la unidad de Chávez con la dirección castrista cubana. Esta unidad no tuvo nada de progresivo ni de revolucionario. Es la nueva versión, reciclada, del viejo reformismo, de la falsa teoría estalinista de la “revolución por etapas”. La teoría utópica y reaccionaria de la conciliación de clases, según la cual se podía avanzar a un futuro socialista gobernando toda “una primera etapa” con un sector “progresivo” de la burguesía. Con esta política reformista se traicionaron importantes revoluciones en el mundo.

Es la misma política que aplicó Syriza en Grecia. Con la cual su dirigente el “izquierdista” Alexis Tsipras traicionó a los trabajadores y a la juventud. Aplicando un ajuste dictado por la “Troika” (FMI, Banco Central Europeo y la UE ).

La lucha por un verdadero socialismo sigue vigente

La debacle del chavismo vuelve a crear la confusión de si el socialismo volvió a fracasar o es inviable. Más cuando millones de votantes del chavismo se pasaron al voto a la reaccionaria MUD. Lo primero que hay que decir es que el responsable de que se fortalezca esta variante de derecha y proyanqui es el chavismo. El fracaso contundente de su proyecto político contribuye a sumar más confusión en la conciencia de millones sobre el verdadero proyecto del socialismo. Como ha sucedido en la ex URSS o en China, otra vez se ha ensuciado al socialismo.

La lucha por un gobierno de trabajadores y un verdadero socialismo siguen vigente en Venezuela y en el mundo. Sabemos que no es fácil pero es la única alternativa para terminar con la explotación capitalista e imperialista. No hay otra salida.

En Venezuela esa lucha pasa por las propuestas que desde hace años levanta el Partido Socialismo y Libertad (PSL).

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